Tras caer en los cuartos del Abierto de Australia contra Hyeon Chung (4-6, 6-7 y 3-6), poniendo fin a su exitosa aventura en el primer grande del año, Tennys Sandgren se sentó en la sala prensa del torneo, sacó su teléfono móvil y empezó a leer un comunicado que había preparado antes de que el moderador abriese el turno de preguntas.
“Tratáis de etiquetar a las personas para ordenar el mundo en función de las ideas preconcebidas que ya tenéis asumidas”, se arrancó el estadounidense, cargando directamente contra la prensa. “Os deshacéis de cualquier individualidad como forma de demonizar a los colectivos. Por culpa de un puñado de seguidores, y de algunos ‘me gusta’ en Twitter, mi destino ha sido sellado en vuestras mentes”, prosiguió. “Con el objetivo de escribir historias arriesgadas y de hacer una cobertura sensacionalistas, me habéis marcado como el hombre que desesperadamente queréis que sea. Preferís continuar con vuestras máquinas de propaganda en lugar de buscar información desde otra variedad de ángulos y perspectivas, y no estáis dispuestos a aprender, cambiar y crecer”, criticó Sandgren.
“Deshumanizáis con bolígrafo y papel y ponéis a los vecinos en contra de sus vecinos”, atacó de nuevo. “Al hacerlo, en realidad vais directos al infierno que deseáis evitar, al infierno que todos deseamos evitar. Creo firmemente que se debe otorgar el mayor valor a la virtud de cada individuo, independientemente de su sexo, raza, religión u orientación sexual. Mi trabajo es continuar en este viaje con el objetivo de ser lo mejor que pueda y encarnar el amor que Cristo tiene para mí, porque respondo ante él y solo ante él”.
¿Qué pasó para que el estadounidense redactase ese meditado discurso y se lo soltase a los periodistas en la cara tras caer eliminado en el torneo?
Sandgren llegó al Abierto de Australia sin haber ganado un partido de Grand Slam en su carrera y de repente se metió en los cuartos de final, dejando por el camino a Stan Wawrinka (segunda ronda) y Dominic Thiem (octavos de final). El estadounidense, un desconocido para casi todos, incluidos muchos de los periodistas especializados, irrumpió de golpe en un escenario del máximo prestigio y la mayoría recurrió a bucear en su cuenta de twitter para buscar información que permitiese darle forma al perfil de una de las sensaciones del comienzo del nuevo curso.
Lo que encontraron en esa red social, sin embargo, fue toda una sorpresa. Al margen de los seguidores y tuits marcados como favoritos por el estadounidense, muchos relacionados con personas de la extrema derecha, sus publicaciones y discusiones con otros usuarios dejaron a la luz una postura cercana a esos ultraconservadores, habituales defensores de la supremacía blanca y muy críticos con los homosexuales.
Rápidamente, la mayoría los periódicos estadounidenses se lanzaron a criticar al jugador, que lógicamente no pudo aislarse de la tormenta mediática en la que se encontró atrapado, y que cometió un error de principiante.
Sandgren, que tras llegar a cuartos de final ascenderá 42 posiciones en la clasificación (del número 97 al 55), tomó una decisión reveladora en mitad del torneo: borrar todos sus tuits, incluyendo algunos que contenían referencias políticas con el objetivo de tener un comienzo más limpio en su carrera profesional, como explicó cuando le preguntaron. Esa fue una maniobra que hizo saltar las alarmas marcando al tenista a fuego: a la vez que despegó en el circuito, ganando en el Abierto de Australia más partidos (cuatro) que en el resto de sus años como profesional (dos), y fabricándose una buena posición en la clasificación de cara al resto de la temporada, el estadounidense tuvo que dar explicaciones por un tema que le explotó en las manos.
Noticias relacionadas
- Nadal se enfrenta a una lesión en el psoas-ilíaco
- Nadal: “Me sentía con la capacidad de luchar para ganar”
- Nadal se rompe en Australia
- ¿Quién es Hyeon Chung?
- En los cuartos de Australia, un test de nivel para Nadal
- Nadal, a cuartos de Australia por cabezonería
- Privilegiados en Melbourne
- La nueva vida de Carreño
- Diego Schwartzman: “No es fácil jugar teniendo 20 centímetros menos”
- Nadal vuela en Australia