Ocurrió el 27 de mayo de 2005. Con 17 años, Rafael Nadal y Richard Gasquet se citaron en la tercera ronda de Roland Garros en un partido que el torneo bautizó como la final del mañana y que despertó una atención desmedida porque enfrentó a los dos jugadores destinados a dominar el circuito durante la próxima era, dos de los que deberían repartirse los títulos más importantes del mundo y formar una rivalidad llena de aristas, con mil alternativas.
Este sábado 2 de junio, cuando 13 temporadas más tarde Nadal y Gasquet vuelvan a saltar a la Philippe Chatrier para pelear por el pase a los octavos de Roland Garros, algo estará muy claro: el español, que domina 15-0 el cara a cara con su contrario, ha conseguido que esa rivalidad no exista porque la ha devorado ganando todos los encuentros contra el francés, construyendo un palmarés infinitamente distinto al de Gasquet y proclamándose como uno de los mejores tenistas de todos los tiempos.
“La comparación no duró mucho, eso fue cuando teníamos 13 o 14 años, pero luego con 18 se acabó”, reconoció el tenista francés, que no le gana un set a Nadal desde hace casi 10 años, en el Masters 1000 de Canadá. “Es un gran problema que te comparen con Rafa, pero al menos puedo decir que fui comparado con él alguna vez. Luego vi que esa comparación iba a ser difícil de mantener, y efectivamente fue difícil”, insistió el francés. “Jugamos aquí en 2005 y mucha gente estaba esperando este partido. Cuando terminamos, estaba con mi padre y le dije que él iba a ganar el torneo, y que podría ganar muchos grandes porque fue increíble”, añadió. “No pensaba que ganaría 10 veces, pero sabía que ganaría cinco o seis”, se despidió el número 32.
“Aquel partido fue especial”, recordó Nadal sobre el cruce de 2005, que conquistó perdiendo solo nueve juegos. “Veníamos de jugar un encuentro muy duro en Montecarlo y los dos representábamos a la nueva generación del tenis. Los dos habíamos crecido juntos destacando en las categorías inferiores y él era un poquito mejor que yo”, reconoció el español. “También era la futura estrella francesa y el partido se llenó de revuelo por esas circunstancias, pero por suerte cayó de mi lado”.
A los 13 años, cuando eran dos niños, Nadal y Gasquet se enfrentaron en los cuartos de final del prestigioso torneo de Les Petits As en Tarbes y el francés ganó 6-7, 6-3 y 6-4, adelantándose al español en esa carrera de promesas. Ya como profesionales, en el circuito ATP, el balear empezó a abrir una brecha que a día de hoy es insalvable (15-0), y que Gasquet intentará reducir un poquito este sábado, sin olvidarse de una frase que lleva su firma y que refleja a la perfección lo que supone el número uno del mundo.
“Gracias a Dios solo hay un Nadal porque en caso contrario sería muy complicado jugar en el circuito”.