Unas horas después de ganarle a Stefanos Tsitsipas el título en el Masters 1000 de Canadá, Rafael Nadal anunció su renuncia a jugar en el torneo de Cincinnati, que arrancó este domingo y donde el número uno debería haber debutado el próximo miércoles contra el ganador del partido entre Milos Raonic y Dusan Lajovic. Así, el campeón de 17 grandes evitó forzar y movió ficha de forma inteligente para llegar al Abierto de los Estados Unidos (desde el 27 de agosto) tras combinar unos días de descanso con entrenamientos de calidad que le permitan asaltar con garantías la defensa del trofeo en Nueva York.
“Siento mucho anunciar que no jugaré en Cincinnati este año”, dijo el español en un comunicado emitido por la organización del torneo el domingo por la noche. “La única razón es cuidar mi cuerpo y tratar de mantenerme tan sano como estoy ahora”, prosiguió el tenista. “Estoy muy agradecido a Andre Silva, director del torneo, porque después de hablar con él por teléfono entendió la situación”, siguió el balear. “También estoy triste por los increíbles seguidores que tengo en Cincinnati. Siempre me han dado un gran apoyo y lamento no estar con ellos este año, pero seguro que nos veremos en 2019”.
A los 32 años, Nadal tomó una decisión lógica descartando Cincinnati tras una semana llena de buenas noticias en Toronto. Además de marcharse de Canadá con el título bajo el brazo, el español consolidó su posición en lo más alto de la clasificación (10220 puntos), abrió brecha con Roger Federer (ahora tiene una ventaja de 3740 puntos sobre el suizo, su principal perseguidor en el ranking) y por decimocuarta temporada consecutiva se aseguró estar en la Copa de Maestros de Londres, que reúne a los ocho mejores tenistas del año en la última cita de la temporada.
“Estoy tratando de hacer las cosas de la mejor manera posible”, explicó Nadal minutos antes de comunicar su decisión. “El tenis es un deporte muy exigente físicamente. No puedo olvidar que soy mayor cada año. Y si quiero seguir jugando durante mucho tiempo necesito ahorrar energía y elegir los lugares correctos para jugar”, prosiguió el tenista. “Si los resultados son positivos, tienes mejores oportunidades para elegir; si no lo son, tienes menos porque debes seguir jugando. Pero si las cosas van bien estoy abierto para hacer el calendario pensando en jugar el mayor tiempo posible”.
El mallorquín, que ha ganado 40 de los 43 partidos disputados en 2018 (cinco títulos, más que nadie), llegó junto a su equipo a una conclusión natural antes de viajar a Canadá. Si las cosas salían bien en Toronto, y después de una preparación contrarreloj para la gira estadounidense de pista rápida, la opción de bajarse de Cincinnati ganaría mucha fuerza. En consecuencia, la conquista de su Masters 1000 número 33 en Canadá le abrió de par en par las puertas para hacer algo impensable tiempo atrás: no competir en un torneo importante pensando en esquivar cualquier contratiempo físico y optando así por guardar energías antes de la última cita grande del calendario.
Llegar bien al Abierto de los Estados Unidos es una razón suficiente para no arriesgar ni un poquito antes.