Rafa Nadal se sinceró consigo mismo en Roma. El dolor le venció, ese dolor en el pie izquierdo que no le deja en paz desde hace años y va a más. Lo sintió cuando mejor estaba desde su regreso a las pistas, arrollando a Denis Shapovalov en el primer set. Pero las molestias le doblegaron y perdió (1-6, 7-5 y 6-2).
Su discurso tras el partido fue tan crudo como real: "No estoy lesionado, soy un jugador que vive con una lesión", dijo. En un acto de sinceridad, confesó cómo se siente: "Llegará un día en el que mi cabeza me diga basta. Yo juego para ser feliz, pero claro, el dolor te quita la felicidad. Mi problema es que muchos días vivo con demasiado dolor. Disfruto de lo que hago, pero me da muchos días de infelicidad".
Ahora le tocará parar y ver qué puede hacer para estar en Roland Garros. El 'grande' de París arranca en nueve días. La lucha será dura: "Tienes que moverte bien para competir al máximo nivel y no puedo hacerlo del todo. Solo queda luchar, tengo que volver y ahora estoy triste, es un torneo que me gusta mucho y estar fuera es algo que no me gusta. Pero hay que valorarlo todo en lo positivo, hay que aceptarlo y seguir adelante".
Su sufrimiento ante Shapovalov
Nadal se despidió con esta dura sensación de Roma, la ciudad en la que ha reinado diez veces. Mermado físicamente y con una cojera evidente desde el tramo final del segundo set, se enfrentó a un gran Shapovalov, como ya hiciera el año pasado, pero esta vez la balanza se decantó hacia el lado del canadiense.
Se pudo prever la tragedia en la segunda manga. Nadal no podía ocultar en la pista el dolor que estaba sufriendo en su pie izquierdo, el que no le dejaba caminar bien siquiera. Aún así, lo peleó hasta el final.
Nadal sufre osteocondritis del escafoides o síndrome de Müller-Weiss. Lleva años viviendo con dolor, dentro y fuera de las pistas, y los antiinflamatorios se han convertido en un complemento más de su alimentación. Es una enfermedad que, con los años, se ha vuelto más dolorosa para él y no hay forma de que pueda curarse.
"Mi día a día es complicado. Lo intento, pero es difícil para mí. Muchos días no puedo entrenar bien, hoy en la mitad del segundo set me ha aparecido", decía este jueves en Roma. Alargar su carrera se ha vuelto una pesadilla y en algún momento dirá basta.
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