La enajenación de Alcaraz en Cincinnati: pierde los papeles, rompe su raqueta y sucumbe ante Monfils
El tenista murciano, desquiciado ante el francés, mostró su lado más visceral y mostró una imagen hasta el momento nunca ofrecida por él. Se despide del torneo en segunda ronda.
16 agosto, 2024 21:25Carlos Alcaraz se hundió en Cincinnati. Ahogado por la lluvia, que obligó a suspender su partido ante Monfils cuando enfilaba la victoria (6-4, 6-6 y 3-1), y desquiciado por la desconexión más exacerbada que se le recuerda en toda su carrera. Nunca se le vio así. Tan superado por la situación. Monfils levantó la primera manga ganada por Carlos y selló su billete a la siguiente ronda. Alcaraz hace las maletas antes de tiempo.
De estar a cuatro puntos de los octavos de final, a enfilar el aeropuerto. El partido de Alcaraz mutó desde una exigencia tranquila hasta el desborde mental y técnico que desembocó en una imagen nunca ofrecida por el murciano. Monfils consolidó la rotura de servicio en el último y definitivo set y Carlos explotó.
Su reacción, mientras el francés acudía a su banquillo, fue visceral. Golpeó hasta en cuatro ocasiones su raqueta contra la pista dura de Cincinnati para terminar deshaciéndose de ella de manera descortés. Arrojándola por detrás de su banquillo. La tormenta climatológica dio paso a la interna de Alcaraz, que alcanzó su cénit en un torneo que todavía no ha añadido a su palmarés.
😡 El enfado de Alcaraz.#LaPistaDelTenis pic.twitter.com/9etXAYVZf9
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Alcaraz, al que le interesaba cerrar el tie break por la vía rápida para descansar antes del partido de octavos -programado dos horas más tarde-, fue sorprendido por un Monfils reaccionario. El francés es experto en enredar partidos y cambiar ritmos y esa bomba de relojería le explotó en la cara al murciano, que se sintió frágil cuando dejó de mandar sobre la pista.
Y desquiciado en el momento que se dio cuenta de que Monfils ya había levantado una torre inconquistable. Frustrado, rompió su raqueta y se llevó el correspondiente warning del juez de silla. Era el punto álgido de la guerra interior que no pudo amansar en lo que restaba de partido.
"¡Parece que no quiero ganar el partido!", exclamó cuando malogró otra bola de break en el sexto juego ante un Monfils que pescó el pez gordo en río revuelto. "¡Dale la mano entonces!", le contestó su entrenador, Juan Carlos Ferrero, que animó a Carlos para que creyese en la remontada, ya que hasta ese momento había gozado de bolas de break en todos los servicios del francés.
Finalmente no pudo calmar su tormenta y cedió en la manga definitiva. Alcaraz se marcha de Cincinnati antes de tiempo y de manera descortés. Dejando una imagen que estuvo a punto de suceder en los Juegos Olímpicos, ante Djokovic. En París se contuvo, pero Cincinnati sacó su visceralidad.