Image: José Luis de Vilallonga

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El Cultural

José Luis de Vilallonga

“Mi epitafio será: Me he muerto antes de aburrirme”

11 abril, 2001 02:00

Elegante, irónico y sentimental, José Luis de Vilallonga (Madrid, 1920) tiene 60 años de su vida escritos en más de 400 libretas, de las que ha destilado la segunda parte de sus memorias, Otros mundos, otra vida (Plaza & Janés), marcadas por la pasión, el escándalo y la verdad. Al menos, su verdad.

Pregunta: ¿Escribe sus Memorias porque ya lo ha vivido todo?
Respuesta: Siento que siempre queda algo por hacer, aunque es fascinante ver cómo los recuerdos han ido saliendo a la superficie casi milagrosamente. Lo he pasado muy bien pero también muy mal.
P: ¿No cree que decir la verdad es un privilegio de clase?
R: No, es un privilegio totalmente personal. La verdad molesta mucho, te consideran un provocador, un cínico. La gente rehúye de la verdad, pero si yo me propongo escribir mis memorias tengo que contar mi verdad, si no haría novela.
P: ¿Es un eterno ganador que rememora sus mejores momentos?
R: Más que ganador, me he empe-rrado en conseguir ciertas cosas a fuerza de trabajo y rigor. Cada día me parece más difícil escribir sencillo, escribir confuso es muy fácil.
P: ¿Es un noble actor, un escritor con tablas...?
R: Olvídate de lo de noble, no forma parte de mi manera de ser, yo no elegí el lugar donde nací, más bien me ha perjudicado. Noble es una palabra ridícula que se asocia a vividor, buscavidas...
P: Son frecuentes los cambios de ideología en su vida. ¿Cómo se las arregla para no dar la impresión de "chaquetero"?
R: Por ideología me fui de España, pero gracias a Franco y el exilio pude vivir en Francia donde no me preguntaron si era de izquierdas o de derechas. Yo soy filosóficamente de izquierdas, llevo dos elecciones sin votar pero en las próximas lo haré al PSOE.
P: Uno de sus libros de memorias se titula La nostalgia es un error y usted regresó de su exilio francés "porque uno tiene nostalgia de las cosas más tontas".
R: Es un error ya que es falso que todo tiempo pasado fue mejor. Yo la sentí por cuestiones mínimas: me preocupó mucho cuando me dijeron que en unos años dejarían de traer angulas a Francia, con lo que a mí me gusta comerlas... Te acuerdas de olores, voces... pero 30 años después aquella España se parecía poco a la de mi niñez.
P: ¿Cómo se ve España desde París? ¿Sigue creyendo que somos "horteras" e "incivilizados"?
R: España es el último país de Europa donde existe calidad de vida, donde existe la sobremesa. Hay tiempo para la calma, la tertulia, eso en Francia no saben lo que quiere decir. En España vamos a peor en los modales, la vulgaridad, la zafiedad de Gran Hermano, eso no se da en otros sitios.
P: ¿La clase alta en España es, en general, inculta?
R: La de ahora no sé, la aristocracia que yo dejé era una clase poderosa política y financieramente, pero sólo sabían hablar de cacerías y razas de perros y si comentabas un libro se consideraba una pedantería.
P: ¿Ha logrado desembarazarse de aquella "Conspiración republicana"?
R: No me he liberado de nada, yo tenía una fuente segura y denuncié que había una serie de personas que pretendían atacar muy duramente al PSOE, a Felipe González, a la monarquía. La prueba de que algo había fue la furia con la que contestaron.
P: ¿Cree que en España existe hoy una inquebrantable fidelidad a la monarquía?
R: Más bien un juancarlismo, funciona porque es un señor bastante excepcional. Yo soy un monárquico endogámico. La monarquía es un concepto anacrónico. En un futuro no sé que puede ocurrir, España es un lugar peligroso, un país que puede pegar bandazos. Me tranquiliza más una monarquía.
P: A Sabino Fernández Campo no le gustó la idea de su libro El Rey...
R: Antes de que el Rey aceptara, Sabino me dijo que estaba en contra, consideraba que podía ser una bomba de relojería. Yo en su lugar también lo hubiera estado, era su deber. Pero, cuando el Rey se comprometió, Sabino se puso a mi disposición para ayudarme.
P: La supuesta novia del Príncipe, Eva Sannum, lee El principito, ¿Debemos preocuparnos?
R: Los matrimonios de sangre real han pasado a la historia, lo único que me preocupa es que no esté preparada ya que es un oficio muy duro, hay que estar educado para él, me da miedo. Es complicado, qué sabe una noruega de España.
P: Usted ha dicho "El sexo es una minucia. Se suda mucho"...
R: Cuando lo has hecho mucho te cansa, como jugar al tute. Es casi una liberación, qué bien, me he liberado del sexo por el que he hecho tantas tonterías y gastado tanto dinero. Eso es una gozada.
P: Tiene fama de mujeriego, vividor, escandaloso... Desmitifíquese.
R: No me avergöenza decir que las mujeres me gustan mucho, mucho. En España vividor en un concepto despectivo, en Francia es alguien que sabe vivir bien y a mi me gusta, pero cuesta dinero y mucho trabajo. Decir la verdad es escandaloso.
P: ¿Está de acuerdo en que la máxima libertad se da en las clases más altas y las más bajas?
R: La libertad depende más de la personalidad, de principios como el de no comer en el pesebre oficial. Para mí es no tener que decir lo que no pienso de nada ni nadie, que me ha costado mucho, pero cuando me miro al espejo al afeitarme no siento vergöenza.
P: Ha dicho "en el futuro veo un mundo muy triste". ¿Ha dejado de tener esperanza en el Hombre?
R: Nunca he tenido grandes esperanzas en el hombre, sí en las personas. Orson Welles decía que en el mundo sólo cuentan 5 ó 6 mil personas, el resto son figurantes. En algunas cosas en hombre ha ido a mejor, pero en cuestión de espíritu y sensibilidad a peor.
P: ¿Cree todavía en la amistad?
R: En las pocas cosas en las que todavía creo, pero en toda una vida al final sólo hay máximo dos o tres amigos en los que confiar.
P: Si quiere hacer reír a Dios, cuéntele sus planes. ¿Usted ha tenido alguno es su vida?
R: No creo en Dios, pero en la vida he tenido muchos planes y me subido en trenes en marcha sin saber a dónde iban.
P: ¿Ha hecho ya las paces con el pasado?
R: No me he peleado nunca con el pasado, sigo con ganas.
P: Usted ha huido del aburrimiento.
R: Mi epitafio será "Me he muerto antes de aburrirme". Siempre he tenido ganas de aprender. Si un día te despiertas sin curiosidad ya se puede apagar la mecha, ese día has empezado a morir.