Lucía Etxebarria: "He recibido más ataques que nadie. Y he sobrevivido, aquí estoy"
Lucía Etxebarria, por Gusi Bejer
Pregunta: Hace dos sábados invitó a sus amigos a un mojito para celebrar que podía pagar la hipoteca. ¿100 millones no dan para más? Respuesta: Quite la mitad, que se va a Hacienda, y un pico gordo que se va a abogados y verá que no da para otra cosa que para la casa. Y ni siquiera llega. Sobre todo si hay que mantener una casa y una familia. P: Vayamos con el libro: ¿es autobiográfico? R: La única parte autobiográfica es el sentimiento de amor de la madre para la hija. El resto es una mezcla de ensayo y cuento moral. P: Como repite a menudo en la novela, ¿lo que no te mata, te hace más fuerte? R: Absolutamente. P: ¿En qué momento (como escritora) se aferró más a este lema? R: No me ha quedado más remedio que repetírmelo cada día desde que publiqué el primer libro. No me quiero hacer la víctima porque no lo soy, y porque precisamente la tesis de la novela es que el que se sitúa en el papel de la víctima tiene perdida de antemano la lucha frente a su victimario, pero puedo decir casi con seguridad que he sido la autora de este país que más críticas y ataques ha recibido en menos tiempo. Y he sobrevivido, aquí estoy. P: En la novela da voz a cuatro generaciones de mujeres sin suerte por culpa de la guerra, los prejuicios... ¿su hija y Amanda, la de la protagonista, podrán vivir sin miedo? R: Ojalá pudiera afirmar con seguridad que mi hija iba a vivir sin miedo toda la vida, pero no está en mi mano proporcionárselo, porque sólo soy su madre y no una diosa. Y desde luego creo que si Bush gana las elecciones sí que vamos a saber todos lo que es vivir con miedo, porque se va a declarar un conflicto internacional más grave del que ya tenemos montado (que ya es decir). P: Su trayectoria es muy distinta a la de Eva, que guarda varias novelas en el cajón y salta a la fama por un escándalo: ¿qué le recomendaría para que triunfase con una novela? R: Eva podría tener quizá una segunda novela que no sé si escribiré, porque empecé un borrador y no me acabó de convencer. Pero en esa segunda novela Eva ya asumía que nunca sería una buena escritora y sí una buena periodista. Y Eva no será nunca escritora porque, como dice en la novela, nunca escribía desde la verdad, porque ni siquiera se conocía a sí misma. P: Sí, pero, en general, ¿qué consejo suele dar? R: Yo a la gente siempre le recomiendo que piense en escribir, no en publicar. La obsesión por publicar esconde un afán de reconocimiento que responde a su vez a un trauma o a una baja autoestima. Escribir debe responder a una motivación más profunda, a una necesidad de explicarse el mundo a uno mismo y de paso, a los otros. P: ¿De qué parte del negocio editorial le prevendría? R: El negocio no es lo más temible, porque al menos no miente. Me parece más peligroso cierto sector del ambiente cultural que defiende la pureza en público y que en privado practica el amiguismo, el nepotismo y demás corruptelas, y encima se permite criticar como “impuros” a los que no pertenecen a su medio. Pero eso sucede en cualquier grupo endogámico, llámese corrillos literarios o grupos de boy scouts. P: ¿Qué libro recomienda como terapia a una mujer que se identifique con Eva? R: Le recomendaría que leyese a Proust, aunque no sé si eso serviría de terapia. Creo que la mejor terapia es una que se menciona en el libro: plantarse frente al espejo y decirse a una misma “te quiero y te mereces lo mejor”. P: ¿Y si esa lectora siempre escogiese como pareja a maltratadores? R: Entonces le diría que leyese El acoso moral, de Marie France Hirigoyen. P: Hablando de acoso, ¿este siglo será menos violento? R: Vuelvo a repetir que si gana Bush puede que el siglo XXI sea tremendamente violento. Este verano estuve en Estados Unidos y el clima que se vive allí es aterrador, de un racismo y de una xenofobia sin limites. Había policía por todas partes y en el aeropuerto cachearon a mi hija que aún no había cumplido el año, y le pasaron el detector de metales. Se ha convertido en un estado totalitario bajo la falsa apariencia de una democracia. P: Si llegase a rodarse una película sobre la novela, ¿quién le gustaría que la dirigiese y protagonizase? R: Yo veo a Emma Suárez como una Eva excelente, pero tendría que engordar. Y puestos a pedir, que la dirigieran Almodóvar, Amenábar o Fernando León. Total, de ilusión también se vive. P: La semana que viene comienzan las presentaciones del libro: ¿las espera con ansiedad, resignación? R: Voy a hacer presentaciones y firmas porque el contrato lo exige, pero bolos no porque tengo una hija pequeña y no la quiero dejar sola, así que voy a intentar restringir todo ese ruido histérico a lo imprescindible. Las presentaciones no me gustan porque soy muy tímida, pero con el tiempo he aprendido a controlarme un poco y al menos ya no tartamudeo al hablar, que ya es un logro.