Image: Aitana Sánchez Gijón

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El Cultural

Aitana Sánchez Gijón

“Detesto la etiqueta de que soy una actriz fría y distante”

2 diciembre, 2004 01:00

Aitana Sánchez -Gijón, por Gusi Bejer

Paseó por las nubes de Hollywood antes que ‘Pe’ y ha sido embajadora oficial de nuestro cine al mando de la Academia. Aitana Sánchez-Gijón (Roma, 1968), ahijada de Rafael Alberti, sigue proponiéndose retos en su profesión, como demuestra en El maquinista, un thriller de Brad Anderson en el que vuelve a interpretar en inglés. El filme se presenta ahora en el Festival de Sitges y llegará a las salas el 3 de diciembre.

Pregunta: Al recordar su papel en La puta y la ballena, todavía me dan escalofríos. ¿Le pasa a usted lo mismo?
Respuesta: Desde luego. Es el personaje que más ha dado vueltas a mis tripas y a mi alma. Fue una experiencia catártica.
P: Si necesitaba un personaje menos atormentado después de aquello, ¿cree que lo ha encontrado con la Marie de El maquinista?
R: Sí, porque dentro de que la película es muy tormentosa, ella es un bálsamo. Pertenece al mundo de los deseos y la fantasía.
P: ¿Qué es lo que más le atrajo del papel?
R: Que representa el contrapunto onírico a la desesperación del protagonista. Ella es una figura placentera, acogedora y comprensiva.
P: ¿Como usted?
R: Por supuesto (risas).
P: ¿Cómo definiría El maquinista?
R: Un thriller psicológico con toques de Dostoievski y de una estética muy inquietante.
P: Christian Bale, su compañero de reparto, ha perdido 30 kilos y se ha quedado en los huesos para interpretar su papel. ¿Haría usted algo así?
R: No, nunca haría algo que fuera contra mi salud. Aunque él estaba controlado por nutricionistas, su personalidad cambió totalmente en cuanto empezó a comer. Sólo habíamos cruzado cuatro palabras, y de repente se volvió dicharachero.
P: Esta vez ha trabajado en inglés. Español, inglés, italiano, francés... ¿en qué idioma se siente más cómoda?
R: El castellano, que es mi lengua. Aunque una vez que supero la cuestión técnica, el idioma me ayuda a comprender el personaje.
P: Producciones como El maquinista siguen la filosofía: si no puedes vencer al enemigo, únete a él. ¿Le parece la solución más inteligente?
R: Creo que es una modalidad de producción muy válida. Si no podemos vencer al cine norteamericano, habrá que hacer que nos respeten, y trabajar con ellos es una forma.
P: En sus últimas películas ha trabajado para un director italiano, otro argentino y otro americano. ¿Los españoles no le llaman?
R: También me han llegado cosas de aquí, sólo que las que he hecho me han parecido las más interesantes. Espero que no se olviden de mí en España.
P: ¿Qué ha perdido la Academia sin Aitana?
R: Absolutamente nada. Ha ganado a dos mujeres maravillosas que son Marisa y Mercedes.
P: ¿Y qué ha ganado Aitana sin la Academia?
R: Tranquilidad, tiempo.
P: Si no fuera actriz, ¿a qué se dedicaría?
R: No me imagino haciendo otra cosa. Esto es tan vocacional que no lo sé.
P: ¿Qué es los más difícil de su trabajo?
R: Conjugar todo lo caótico y desordenado que tenemos las actrices con una vida familiar y ordenada. Eso es muy difícil.
P: Creí que iba a decir las entrevistas.
R: No, eso es lo más pesado. Pero no se dé por aludido. Esta está siendo divertida.
P: Si le dan la oportunidad de escoger un director para su próximo papel...
R: Me gustaría repetir con Luis Puenzo y Bigas Luna. Y también me encantaría trabajar con Icíar Bollaín, Fernando León, Achero Mañas o Alejandro Amenábar.
P: ¿Hasta dónde llegaría por el papel de su vida?
R: Hasta hacer todas las audiciones necesarias para convencer al director de que el personaje está hecho para mí.
P: ¿Está todavía por llegar?
R: He tenido varios papeles de mi vida. Tanto en teatro como en cine. Pero siempre piensas que el de aquí y ahora es el más importante.
P: Después de la frustrada experiencia con la serie Los 80, ¿volverá algún día a la televisión?
R: La serie se veía, pero al perder audiencia decidieron parar antes de que fuera a peor. En enero volveremos a grabar más capítulos que se emitirán a partir de primavera.
P: ¿En verdad es necesario el revival ochentero?
R: Creo que es algo que ha surgido espontáneamente. Aunque la estética era espantosa, con la distancia ahora podemos comprender la importancia política y social de aquellos años.
P: De todas las etiquetas que le han colocado, ¿cuál le gusta más?
R: Que soy una actriz respetada y valorada.
P: ¿Y cuál detesta?
R: Que soy fría y distante. No es verdad. Si doy esa impresión, es sólo como forma de defensa.
P: ¿Contra qué?
R: Bueno, en esta profesión siempre estamos muy expuestos.
P: ¿Tiene alguna deuda pendiente con el teatro?
R: Siempre. Es el lugar donde mido mi cobardía y donde tengo que acabar volviendo.
P: ¿Y con Hollywood?
R: Ninguna. Me hizo un regalo fantástico, pero no le pido más.
P: ¿Qué es lo más hermoso que le han dicho de su trabajo?
R: Que he emocionado.
P: ¿Y cuál es la útima película que le ha emocionado a usted?
R: Mar adentro.
P: ¿Qué le resulta más difícil frente a una pantalla: llorar o desnudarse?
R: Antes me parecía más fácil desnudarme que llorar. Pero ahora se han invertido los términos. Deben ser cosas de la edad.