Ricardo Cavada
Sin título, 2004
A la par que una exposición en el Museo del Mercado del Este de Santander, Ricardo Cavada (1954) presenta en Madrid obras fechadas principalmente en los tres últimos años. Se trata de un numeroso conjunto de acrílicos sobre lienzo que, ya a primera vista, incluso para el profano en la trayectoria del cántabro, desprenden cierto aire a resumen, a plato probado y comprobado, a cierre de verja, eso sí, recién pintada. Cavada reúne sus hallazgos y dudas y se detiene a mirar cómo ha progresado su pintura, entre el análisis de la forma y el color y cierto impresionismo, entre el control y la expresión, entre el minimalismo y la sensualidad. Siempre en pos de una máxima: la reducción, la poda, el borrado de anécdotas, la búsqueda de un camino esencial aunque no sea exclusivamente suyo. Los temas y apuntes geométricos, la abstracción, la fundamental preocupación por el color y sus posibilidades tomadas como bandas o capas horizontales o verticales que se superponen, alían, suman o contradicen; la presencia de formas esquemáticas y sólo descifrables como línea pero siempre emisoras de una señal que permite pensar en la vida exterior al cuadro: todo ello va brotando por momentos en el medio centenar de obras aquí reunidas. Dos preocupaciones fundamentales se deducen de ellas. La primera, pero no por ello principal, sería la pintura en sí: como territorio, mapa y límite; o como tierra, sembrado y fruto. La otra, la vibración en lo visual, lo óptico, lo lumínico. La luz como galería hacia el interior. Queda claro que dentro del huerto abierto y reposado de que dispone, Cavada puede caminar aún mucho trecho sin abrir la verja y que las obras más reducidas, concentradas y maltratadas en su lucimiento y vistosidad expresan y traspasan más.