Image: Ernesto Caballero

Image: Ernesto Caballero

El Cultural

Ernesto Caballero

“Los clásicos permiten hacer apasionantes rutas turísticas”

14 junio, 2007 02:00

Ernesto Caballero, por Gusi Bejer

El autor y director Ernesto Caballero pasa ahora a la tragedia clásica con Morir pensando matar. El estreno de la obra de Rojas Zorrilla, fruto de la colaboración entre la Compañía Siglo de Oro y la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, será el 19 de junio en Alcalá de Henares. Para la temporada próxima, Caballero prepara un nuevo espectáculo para el CDN.

Pregunta: Tiene en cartel Sainetes, con la Compañía Nacional de Teatro Clásico y también ha repuesto su obra más famosa, Auto. Parece como si el texto que le dio a conocer como dramaturgo le hubiera anticipado el éxito de Sainetes. ¿Cuestión de suerte, está en racha, conjunción astral...?
Respuesta: Pues no sé, procuro colaborar con lo inevitable tanto en las duras como en las maduras.

P: Ha sido hasta ahora más conocido como autor que como director, ¿podríamos decir que el pasado año ha sido el de su reconocimiento como director de escena tras el éxito de Sainetes?
R: Me considero escritor de teatro, esto es, el que escribe en el teatro y para el teatro. Y el teatro no se conforma con que le escriban sólo palabras; reclama gesto, presencia, situación, atmósfera, cuerpo… Talía es una amante muy exigente.

P: Repite clásico con Morir pensando matar, de Rojas Zorrilla ¿Qué ventaja tiene dirigir teatro clásico frente al teatro contemporáneo?
R: Los clásicos permiten hacer apasionantes rutas turísticas por nuestro pasado y esto te obliga a hacer un esfuerzo para entender un lenguaje distinto al habitual. Por otra parte, también te exigen que la naturalidad que deben desplegar los actores sea exclusivamente artística.

P: Cuando uno monta la obra que otro ha escrito ¿es bueno que surjan lazos de afinidad con el autor o considera que una lectura seria de la obra es suficiente para no equivocarse?
R: Es imprescindible que existan lazos de afinidad con la obra. Aunque también, de una enriquecedora discrepancia hacia un texto del que disentimos pero que, sin embargo, nos atrae perturbadoramente, puede resultar una interesante experiencia escénica.

P: ¿Y qué comparte con Rojas Zorrilla?
R: En esta tragedia Rojas manifiesta un regusto por el claroscuro, por esa borrachera de incertidumbre tan propia de nuestro barroco y, a la vez, tan de nuestros días. Pero también aparece un Rojas shakesperiano, furia, vehemencia, pasiones extremas, descenso a los abismos más primarios donde habitan todos nuestros demonios interiores.

P: Lo singular de este montaje es que supone prácticamente el estreno de la Compañía Siglo de Oro, donde colaboran la Comunidad de Madrid y la Fundación Resad. ¿Es una compañía estable? ¿Cómo se organiza?
R: Es una compañía que nace con la voluntad de ser un centro de producción, exhibición, estudio y reflexión teatral de nuestros clásicos en un lugar, Madrid, donde hace apenas cuatro siglos tuvo lugar uno de los momentos de más esplendor teatral que ha conocido la humanidad. Esta iniciativa la ha impulsado la Real Escuela Superior de Arte Dramático con el apoyo decidido de la Comunidad de Madrid. Una apuesta encomiable y necesaria en la que ha sido y debe volver a ser una de las principales capitales del teatro europeo.

P: Con esta ya son tres las formaciones de teatro clásico que va a haber en Madrid (si contamos las dos de la CNTC). ¿Cree que hay espacio para tantas compañías de este género?
R: Por supuesto, lo mismo que hay espacio para más de dos equipos de fútbol, para más de dos teatros de musicales, para más de dos diarios de tirada nacional, o para más de dos revistas de información cultural.

P: ¿No cree que una pieza como Sainetes, con tanto éxito, debería quedar en la Compañía ahora que precisamente se organiza como una compañía de repertorio?
R: La CNTC, encabezada por su director, Eduardo Vasco, está realizando una labor muy acertada. Lo que decida al respecto será lo más conveniente.

P: Son varios los dramaturgos que dejan sus trabajos "alimenticios" para dedicarse de lleno a la escritura o a la dirección teatral. ¿La industria teatral madrileña permite ya que un autor pueda vivir de lo que escribe? ¿Por qué dejó la RESAD?
R: La enseñanza nunca ha sido para mí un trabajo alimenticio, más bien al contrario, cuando pude detectar que tantos años de docente me podían empujar hacia una cómoda rutina funcionarial pedí la excedencia. Lo hice sin tener nada en perspectiva aunque, poco tiempo después, me salió trabajo.

P: Le esperan nuevos proyectos en el CDN para la próxima temporada. Auto llegará al teatro Lara de Madrid y nuevamente dirigirá Presas, de Ignacio del Moral. Montajes para los tres circuitos: el público, el privado y el alternativo. ¿En cuál se siente más cómodo? ¿Siente que la responsabilidad es la misma independientemente del circuito?
R: Mi comodidad depende del grupo de personas con el que tengo que trabajar, no de los circuitos. En cuanto a la responsabilidad como creador es absolutamente la misma en cualquier espacio al que acuda la gente.