Image: Helena Béjar

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El Cultural

Helena Béjar

“El porvenir de la identidad de España es muy, muy incierto”

3 abril, 2008 02:00

Helena Béjar. Foto: Sergio Enríquez

Se ve que a la socióloga Helena Béjar (Madrid) le van los retos. Y que no le teme a las palabras ni a los temas, por polémicos que sean. Por eso, tras elaborar durante años una "sociología de la intimidad" que culminó en El mal samaritano (2001), lanza ahora La dejación de España (Katz), sobre los desafíos que los nacionalismos, moderados y soberanistas, nos plantean aquí y ahora. Y no desborda optimismo.

Máster en filosofía por la Brunel-West London University y doctora en Sociología en la Complutense de Madrid, donde enseña actualmente, Helena Béjar fue profesora visitante en la New School for Social Research de Nueva York, en la Universidad Berkeley y en la de Dartmouth, lo que le permite asegurar que el "antiamericanismo está quedándose en algo propio de la izquierda fosilizada", mientras se observa "una cierta admiración por países capaces de haber mantenido una conciencia nacional potente. Pero eso se ve en otros países: en Italia, por ejemplo, abundan las banderas en las calles, algo que se ha eliminado aquí para no ofender a los espíritus críticos con España".

-De todas formas, ¿es España un referente emocional para los españoles, o el sentimiento nacional ha sido devorado por los nacionalismos?
-ésa es precisamente la pregunta a la que el libro que he escrito quiere responder. Para contestar en pocas palabras, lo que se observa es que, después de 30 años de la constitución del Estado de las autonomías, la conciencia nacional española tiene que competir duramente con las de las llamadas nacionalidades históricas, la catalana, la vasca y la gallega, que sí han sabido construir identidades nacionales seguras y orgullosas. Y también con las identidades nacionales de nuevo cuño, como la andaluza o la aragonesa, construcciones artificiales de las élites nacionalistas sin raigambre alguna.

-¿A qué se debe el declive de la conciencia nacional española?
-Principalmente al abandono de la izquierda y del centro izquierda que representa el PSOE (que ha gobernado muchos años en España), de los símbolos que contribuyen a la buena salud de dicha conciencia. Por ejemplo, la izquierda no quiere saber nada de la bandera española, que identifica con la extrema derecha, una circunstancia inaudita en el resto de Europa. Ese vacío se trató de paliar muy tímidamente al final de la campaña electoral cuando el gobierno emitió una serie de anuncios institucionales que acababan con la firma de "gobierno de España". Un intento tardío, oportunista e insuficiente. Este abandono de la bandera como enseña de la nación, ese desinterés que llamo en el libro "dejación" viene de los 70 y continúa hoy.

-¿Por qué, a pesar de la exaltación nacionalista, la población no acude en masa precisamente a refrendar los estatutos de autonomía?
-Los bajos índices de participación tanto en el referendum catalán como andaluz reflejan que la ciudadanía estaba cansada, para decirlo suavemente, tanto de la propaganda nacionalista como del ataque del PP al Estatuto catalán. Después de meses de batalla ideológica, la gente dio de lado a la identidad nacional, que es más un invento de las élites políticas e ideológicas de los partidos nacionalistas, que viven de ello, que una creencia acendrada en la gente.

-¿Qué caracterizaría al discurso del nacionalismo español?
-Bueno, una admisión del patriotismo, una palabra que se ha convertido en anatema en nuestro país, de un patriotismo que no tiene por qué ser asociado con el franquismo sino con un orgullo de pertenencia a una tradición común. Una tradición que se concreta en una historia y una lengua. Lo que he analizado es que incluso en el discurso del nacionalismo español hay titubeos (¿se habla de español o de castellano?) fruto de la educación desnacionalizadora que tenemos desde que la educación se transfirió a las autonomías.

-¿Qué diferencias son las más notables entre los discursos nacionalistas moderados y soberanistas?
-Bueno, yo no analicé el discurso del nacionalismo catalán extremo, que es el de Esquerra, que precisamente ha caído en picado en las elecciones generales gracias al transvase de esos votantes a un voto útil al PSOE frente al temor de "que vuelve la Derecha". Hay que distinguir entre el nacionalismo de CiU y el federalismo asimétrico que pide -al menos de momento- el PSE. No hay que juntarlo todo. Es por decirlo así un nacionalismo, el catalán, más integrador, más incluyente, frente al nacionalismo vasco soberanista que quiere que todos los ciudadanos se asimilen a la "cultura" y a la lengua vascas. Sin hablar de la petición clara de independencia por parte del nacionalismo vasco, tanto del PNV como de ANV.

-¿Y qué se puede hacer cuando la búsqueda de la legitimidad en la historia implica falsificaciones, mixtificaciones y enfrentamientos?
-Toda historia supone construir mitos e inventar la tradición. El nacionalismo español insistió en Viriato, el Cid y los héroes de 1808. Los nacionalismos periféricos enfatizan sus héroes y leyendas. Y así todo nacionalismo que quiera asentarse en las conciencias, en la sensibilidad, en las pasiones: tanto da si hay que inventarse que Andalucía fue "Al-Andalus" como definir en el estatuto andaluz que el flamenco es un área que compete al gobierno andaluz, y por tanto se enajena en parte de la identidad común española.

-¿Qué sería del nacionalismo sin el victimismo?
-Poco. El nacionalismo necesita ser víctima de la opresión de un estado, de una nación o de una lengua enemiga. La lógica de la identidad es sobre todo sentimental, de ahí que las identidades (pero no sólo nacionales sino de género, de inclinación sexual, de religión) siempre estén dispuestas a sentirse ofendidas. El supuesto aplastamiento del franquismo de las lenguas vernáculas ha dado mucho juego: la izquierda asumió eso y se añadió encantada a esa historia victimizada de las naciones sin Estado y, por su parte, la derecha no ha hecho un necesario ejercicio de condena de esa Mala Historia que constituyó el franquismo. La derecha española hace el juego sin querer a los nacionalismos victimistas cuando se niega a que sean quitadas las estatuas de Franco y en general a la Ley de la Memoria Histórica, por otra parte tan tímida.

¿Nacionalismo sin victimismo?
-¿Y los agravios que denuncian nacionalismos de nuevo cuño como el castellano o el extremeño no sustituyen ese victimismo?
-Yo no hablaría de nacionalismo extremeño ni de castellano si no es de manera irónica. Lo que se está constituyendo, con la llamada profundización del Estado de las Autonomías, es un mapa de desigualdades sociales en virtud de la territorialidad. Un profesor gana mucho más en el País Vasco que en Madrid, es más facil morir con dolor en Madrid -lo cual dice de la mala gestión de una de las comunidades más ricas de España-, lo cual debería hacer odiar el nacionalismo a toda la ciudadanía. Mis entrevistados de izquierdas se dan cuenta de que la desigualdad social tiene ahora una base territorial y no saben a quién pedir cuentas porque se sienten desprotegidos por un centro izquierda que ha perdido de vista la desigualdad territorial.

-Las urnas ¿han confirmado el acierto de la estrategia socialista de pactos con el nacionalismo?
-Bueno, puede que electoralmente haya sido positiva para los socialistas, pero no está tan claro por qué ha votado la gente al PSOE en Cataluña y en el País Vasco. ¿Es como premio a la política territorial socialista o ha sido un voto contra el PP, es decir, para evitar que ganara lo que se percibe por muchos ciudadanos como una derecha autoritaria? El techo que tiene el PP en Cataluña, donde ha ido eliminando a sus mejores bazas, como Vidal Quadras y luego Piqué habla de un voto contra más que de un voto a favor.

"Pasear más los símbolos"
-¿Qué deberían hacer, en cualquier caso, tanto el PSOE como el PP para transmitir una idea consistente de España, para el ciudadano y también frente a Europa?
-En el caso del PSOE "pasear más los símbolos" como dice alguien en el libro, concretamente la bandera, porque ya hemos visto el éxito obtenido cuando se ha tratado de poner letra al himno nacional; insistir en lo del "gobierno de España" pero durante años, medidas para renacionalizar España. Pero una vez transferida la educación, clave para crear conciencia nacional, la batalla está perdida. De ahí que Rajoy dijera que hay que retomar la educación para construir un acervo común. Pero no hay que olvidar que las encuestas dicen que la mayoría de la gente se siente tan española como de su comunidad. Respecto a Europa, recordemos que España es uno de los países que arroja unos índices de menor patriotismo, así que aunque no haya que desesperar el porvenir en relación a la identidad de España es muy, muy incierto.