Image: Ricardo Doménech

Image: Ricardo Doménech

El Cultural

Ricardo Doménech

“De Lorca se ha escrito mucho, pero muchas tonterías”

1 mayo, 2008 02:00

Ricardo Doménech, por Gusi Bejer

Escritor y ensayista, Ricardo Doménech es también uno de los estudiosos fundamentales del teatro español del siglo XX, además de haber iniciado el rescate de la dramaturgia del exilio español. Profesor en la Real Escuela Superior de Arte Dramático (Resad) de Madrid, donde es muy querido, se jubila este curso y lo hace publicando García Lorca y la tragedia española.

Pregunta: ¿Se jubila o le jubilan?
Respuesta: Me jubilan, me jubilan. Tengo 70 años y me gustaría seguir. Los estudiantes lo han pedido e incluso el director de la Resad, Ignacio Amestoy, ha hecho gestiones para ello, pero es imposible porque la burocracia académica nos trata de un modo cuartelero y radical, sin posibilidad de individualizar. Tal vez esto cambie con las reformas europeas.

P: ¿Cuánto tiempo ha dedicado a la docencia?
R: Yo di clases en el Teatro Estudio de Madrid y luego entré en la Resad en 1969, pero entonces la situación era complicada para los profesores rojillos. Me echaron de la Resad de una forma educada: sin renovarme el contrato.

P: Y volvió más tarde.
R: Sí, en la Resad ha habido dos personas fundamentales para mi. La primera fue Hermann Bonnín, que la dirigió con ganas de reformarla. él me llamó y fui jefe de estudios. Luego nombraron a Rafael Pérez Sierra, que también se planteó su renovación. Cuando él se fue en 1977 me nombraron director, cargo que repetí en 1987.

P: ¿Qué ha aprendido en estos 40 años de docencia?
R: Uno de los aspectos más atractivos de la docencia es el contacto con la juventud. Con el paso del tiempo ves la evolución de las ideas, de las actitudes, del lenguaje, de la mentalidad y de los gustos. Un profesor tiene en sus alumnos un verdadero observatorio de la sociedad y percibe cómo cambia de una manera más clara. Eres un espectador de la transformación humana y donde más se nota es en el lenguaje.

P: No es fácil encontrar en la universidad investigadores que disfruten con la enseñanza.
R: Me gusta la docencia, pero el eje de mi trabajo es la escritura. Yo me considero ante todo escritor, de relatos y de ensayos. Pero ¡ojo! cuando escribo ensayos no hago ese tipo de libros que tanto se estilan ahora que parecen informes bancarios. Se olvida que el ensayo es un género literario.

P: Su obra se ha centrado en los tres grandes dramaturgos españoles: Valle, Lorca y Buero, y también en los autores del exilio ¿Ha dicho ya todo lo que tenía que decir?
R: Con la publicación de García Lorca y la tragedia española doy por finalizado mi trabajo sobre Lorca. Voy a revisar el libro que escribí sobre El teatro de Buero Vallejo y me queda Valle, pues quiero sintetizar todos mis escritos y ensayos en una sola obra. Pero tengo pendiente seguir con el teatro del exilio.

P: ¿Por cuál de los tres grandes autores siente mayor simpatía?
R: No tengo preferencias, la verdad es que los tres me fascinan.

P: Supongo que Buero es especial, ya que tuvo oportunidad de conocerlo.
R: Creo que Buero es la persona que más ha influido en mi como escritor, aunque yo no he escrito teatro. Como hombre de letras, como académico y como ejemplo de intelectual que tiene conciencia de su papel en la sociedad, Buero ha sido definitivo en mi carrera. También lo fue Luis Martín Santos, que fue como un hermano mayor.

P: También Valle y Lorca se conocieron en su época y, sin embargo, no se entendieron muy bien.
R: Lorca llegó a calificar a Valle de "detestable. Como poeta y como prosista". Pero yo creo que fue una reacción a unas declaraciones laudatorias que Valle hizo de Mussolini y de la Italia fascista. Esto es anecdótico. Lo importante es que hay una relación entre ambos: Valle es el maestro de Lorca y Lorca, el discípulo aventajado, muy influenciado por el teatro simbolista de aquél. Buero plantea su teatro en otra onda, muy cercano a Unamuno. Y los tres, que son la cima del teatro español del siglo XX, se caracterizan por la búsqueda de un teatro trágico.

P: ¿Por qué fue tan importante la Yerma que dirigió Victor García con Nuria Espert en 1971?
R: Sí, fue clave, ese espectáculo modificó la idea escénica de Lorca. Se le venía montando desde 1961 de una forma tan equivocada que hasta los críticos de la izquierda indentificaban a Lorca con un teatro anticuado y costumbrista, de patios andaluces. Tenían una visión muy negativa del autor. En este sentido, el montaje de Nuria Espert fue determinante para acabar con esa idea. También lo fue el discurso de ingreso de Buero en la Academia. Porque de Lorca se ha escrito mucho, pero muchas tonterías.

P: Tantos años dedicado al teatro, ¿cuál cree que sería la función de éste, si es que cree que tiene alguna?
R: Ahora que la televisión es el gran espectáculo, me sorprende que muchos digan que los jóvenes no leen nada pero, ¿y los adultos? ¿qué leen los adultos? No podemos hacer descansar solo en el sistema educativo este problema. Y en este contexto contemplo el teatro como un espacio en el que los jóvenes pueden proyectarse con mayor libertad. El teatro siempre puede devolvernos la comprensión de la realidad. Necesitamos "catarsis", descubrir quiénes somos, y el teatro es un aprendizaje espiritual. Sí, me gusta creer que el teatro es la conciencia de la sociedad.