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El Cultural

Jesús Campos

“Don Juan no está para reformas, hay que demolerlo”

30 octubre, 2008 01:00

Jesús Campos, por Gusi Bejer

Coincidiendo con la tradición de representar el Tenorio en fecha de Difuntos, se estrenan varias versiones. Jesús Campos llega hoy al Teatro Circo de Albacete con d.juan@simetrico.es, iconoclasta adaptación inspirada en el mito. Tamzin Townsend dirige mañana en Las Palmas el tradicional montaje que recorre el barrio antiguo. Y Fran Perea protagoniza en el Bellas Artes de Madrid el de Tirso, a partir del 12 de noviembre.

Pregunta: Dice que su versión es un Don Juan simétrico ¿qué es eso?
Respuesta: A la luz del siglo XXI, cuando se tiende a la simetría de los géneros en todas las facetas de la actividad humana, parece lógico que al burlador de Sevilla le salga al paso una burladora.
P: ¿Por qué es imposible actualizar a Don Juan como dice?
R: No está ya para reformas, había que demolerlo y reescribirlo de nueva planta, y eso es lo que he hecho. Sexo, violencia, religión y muerte siguen siendo los fundamentos del drama, pero el discurso no sólo es distinto, sino que es inverso. Por aportar un dato, mi Don Juan se arrepiente de haber sido cristiano, y es por lo que se salva. Inés, una mujer nueva, de la que sólo conservo el nombre y su condición de novicia huida, lo llevará con ella al Reino de los Juegos.
P: Que no haya donjuanes hoy ¿podría relacionarse con la pérdida de la virilidad masculina y el uso de la Viagra?
R: Quiere decir que nos hemos civilizado. También hoy existen hombres que asesinan y que violan, sólo que están mal vistos. La exaltación de un señorito follador y pendenciero que acaba condenado o arrepentido se corresponde con el discurso del cristianismo integrista, que nada tiene que ver con la España actual, por más que aún queden rescoldos de las hogueras de la Inquisición.
P: ¿Y qué contesta a aquéllos que dicen que las mujeres de hoy dan miedo, que han descolocado al hombre en su rol habitual?
R: A mí las mujeres que me retraen son las incautas de antaño. Una mujer activa, inteligente y rompedora es más bien un estímulo, y quien no lo sienta así, que se vaya a vivir a las vitrinas de un museo arqueológico.
P: Intuyo que a usted Don Juan le cae muy mal.
R: Todos, en cierta medida, hemos participado del donjuanismo -es el modelo heredado- lo que no significa que tengamos que aceptarlo sin más. Y en eso estamos, en cambiar el modelo. Pero no, caerme mal, no. Pobre hombre, pertenece a una época oscura, de la que también es víctima, y conforme se va haciendo la luz, es más evidente su deformidad.
P: Y ¿a qué atribuye el éxito que ha tenido en la literatura y el teatro?
R: Pues a que es un desahogo de reprimidos. La de fantasías eróticas que habrán disfrutado tanto los que envidiaban al burlador como las que deseaban ser burladas. Pero, sobre todo, porque sexo y muerte son materiales dramáticos de primer orden.
P: Su versión es una mezcla de sexo, violencia, religión y muerte. Hay hackers, sectas .... Explíquese.
R: Cierto. La represión es la causa que provoca la transgresión, y con las iglesias oficiales en plena operación de lavado de fachada, me pareció más clarificador situar la acción en una nueva secta, los "Hacker de Cristo", de la que Inés es novicia huida. También Juan es un informático que infecta vídeos porno con virus apostólicos. La violencia aquí se ejerce en Internet. Y hay más, claro está, aunque algo habrá que dejar oculto para desvelarlo en la representación.
P: De tan actualizado a su Don Juan no lo van a reconocer ni los autores que le precedieron.
R: Ni falta que hace, aunque hay datos más que suficientes que lo vinculan con el mito. Esta es una comedia con vida propia que se nutre de nuestra tradición escénica. No de todos -fueron más de trescientos los donjuanes-, pero sí tomo algo de los fundamentales, y a todos les hago algún que otro guiño.
P: ¿Qué guiños y a qué autores?
R: Al de Tirso, que crea el mito a partir de dos tradiciones orales, la del burlador y la del desafío a los muertos; al Zamora, con cuyo Convidado de Piedra se consolida su representación anual; e incluso al de Zorrilla, el más conservador y acomodaticio, el más comestible. También al de Molière y al de Mozart.
P: ¿Salvaría alguno de ellos?
R: El que más me interesa es el de Max Frisch. Teatralmente, me resulta más próximo. Y, en homenaje a su Don Juan o el amor a la geometría, inicio la obra con el glugluteo de los pavos reales en un jardín romántico.
P: Resumiendo, su don Juan es apocado y su Doña Inés una mujer de armas tomar ¿no?
R: Son dos burladores. él, desconcertado por la nueva situación, también algo cansado por el peso de la historia. Ella, emergente: ingenua, tal vez, un poco ácrata, pero con objetivos. Y es así, desde estas posiciones convergentes, como se genera una historia de amor distinta.
P: Cambiando de tema, preside la Asociación de Autores de Teatro ¿Por qué hoy tienen tan escasa presencia los autores de teatro en la sociedad y en la cultura?
R: Eso fue en el pasado. Cada vez son más los autores que dirigen sus textos y eso es imparable. También va cambiando la mentalidad de quienes hasta hace muy poco negaban nuestra existencia.