Álvaro Pombo
"Yo escribo igual para Herralde que para Planeta"
31 octubre, 2009 01:00Álvaro Pombo, en su casa. Foto: A.O
Acaba de publicar su última novela, La previa muerte del lugarteniente Aloof
Álvaro Pombo (Santander, 1939) parece en su casa un arponero de Melville varado en Madrid. Algunos detalles abonan esta impresión: el porte robusto, el jersey azul marino, el gorro de lana y su barba blanca. También predisponen a pensar así los muchos cuadros y maquetas de barcos que adornan las paredes y las estanterías del salón, estás últimas atestadas de libros. En este camarote capitalino dicta sus novelas desde 1985, incluida La previa muerte del lugarteniente Aloof, la última de todas, que acaba de publicar Anagrama, y en la que el autor santanderino juega a ser un narrador de aventuras. Aunque quizá sea más propio decir metaventuras.
Pregunta.- Cuando rumiaba esta historia, ¿qué le determinó a escribirla así, desdoblada en dos planos, el del manuscrito con las malaventuras de Aloof y el de los comentarios críticos del narratólogo?
Respuesta.- Tenía ganas de escribir una novela de aventuras. Aunque la verdad es que no creo demasiado en ellas: las novelas sin un componente reflexivo no terminan de funcionar. El problema actual de las aventuras es la hiperrepresentación. Tenemos demasiadas imágenes en nuestra cabeza, por culpa de las cámaras de fotos, internet y la televisión. Ningún lugar ni situación nos resulta del todo extraña o ajena. Así, la aventura pierde su aura de misterio. Incluí la voz de este narratólogo para compensar el relato de las andanzas de Aloof, y también por pura diversión.
P.- "Ni yo ni nadie tenemos esencia, todos somos voluntades", llega a decir el narratólogo. Usted comparte la sentencia, ¿no?
R.- Sí. Es que cuando nacemos apenas somos nada: una dotación genética y una genealogía heredada de nuestros padres, poco más. Nos vamos dando el ser a lo largo de nuestra vida. Somos obra de nosotros mismos. Pero también veo cada vez más claro que todos estamos en manos del destino. Es una mezcla de la voluntad y el destino lo que marca nuestras vidas.
P.- ¿Y su voluntad hacia dónde se dirige? ¿Tiene identificado su rumbo?
R.- Cada vez siento más cerca la muerte. Mi voluntad se dirige a lo que siempre se ha dirigido: la escritura. Quiero seguir escribiendo. Y también me gustaría montar de nuevo en bicicleta cuando termine mi tratamiento con ozono en la rodilla, y vivir una última historia de amor. Pero esto último no va a ser posible...
P.- El narratólogo se considera el "lector perfecto" de Aloof. ¿Cómo sería el lector perfecto de su obra?
R.- El lector perfecto es tan ideal como el libro perfecto: no existe. Sería alguien que bucee en mis libros y se divierta con ellos, y que luego pudiera dialogar un rato conmigo. Pero esto es muy difícil. Hay demasiados libros y vivimos tiempos demasiado acelerados. Creo que mi lector perfecto es la persona a la que dicto mis novelas. Con él discuto, me cabreo, improviso...
P.- Y a los que digan ahora "por fin vuelve el Pombo auténtico, tras su excursión planetaria", ¿qué les contestaría?
R.- Eso se dice porque la gente no lee las cosas. Habla de oídas. La fortuna de Matilda Turpín y Virginia y el interior del mundo son a cuál más complicada, dos libros muy elaborados. Es probable que Planeta hubiera preferido algo más asequible, pero yo no he interrumpido nada. Yo escribo igual para Herralde que para Planeta.