Luis Gordillo.

El pintor sevillano inaugura hoy con un diálogo con Nimfa Bisbe la muestra 'La mirada del artista', que ha comisariado seleccionando los fondos de la colección de La Caixa

Marta Caballero
Luis Gordillo se ha metido a comisario. Dice que el asunto le supone una trabajera muy complicada, y que requiere gran concentración, pero también asegura que "tiene su rollo". El artista sevillano, premio Velázquez de Pintura, que ya comisarió su propia obra en la antológica que le dedicó el Reina Sofía, se enfrenta ahora a la obra ajena, la de la amplia colección de arte contemporáneo de La Caixa, que le ha invitado a participar en el ciclo La mirada del artista. El visitante podrá elegir su propio recorrido a través de 20 salas que se abren en distintas direcciones dentro del CaixaForum de Barcelona. En cada una de ellas, Gordillo desafía al público, a las obras y a sus creadores.

PREGUNTA.- Es usted el artista invitado del ciclo La mirada del artista ¿Qué aporta su ojo a esta reunión de piezas?
RESPUESTA.- Quizá sorpresa y quizá ironía.

P.- ¿Qué criterio ha seguido para realizar su selección?
R.- El de dejarme sorprender. He estado siempre muy abierto a todo y no he tenido una idea preconcebida, es algo parecido a cómo hago mi pintura: una apertura máxima, la admisión de materiales de todo tipo y luego una primera elaboración. Esa es mi postura en la vida, no soy una persona con una idea a priori y que estructure todo lo demás en torno a ella.

P.- Se ha adentrado durante un año en estos fondos, ¿Qué piezas le han sorprendido más?
R.- En general conocía la colección y he visto exposiciones en diferentes espacios. También había recibido catálogos, libros, etcétera. En ese sentido, pocas obras no conocía, sólo las últimas adquisiciones, que se habían expuesto recientemente en Madrid. Hay una instalación de Mona Hatoum de objetos que se mueven mínimamente que me ha atraído mucho, porque ha hecho una cosa muy elemental, de objetos de los más normales, tirando a pobres, pero a los que la circunstancia del movimiento los convierte en algo mágico y con mucha poesía. También hay dos piezas de Thomas Scheibitz que están dentro de mi gusto actual.

P.- Usted comisarió su propia retrospectiva en el Reina Sofía ¿Es muy distinto enfrentarse como comisario a la obra propia que a la ajena?
R.- Con mi obra tengo permiso para matar, con ella hago que lo que quiero, siempre dentro de que lo que tengo que traspasar al público, pero puedes manejar todo tipo de juegos. Con la de los demás, cuando pasas esa barrera, te entra un poco de miedo de que los autores o sus herederos se cabreen. Hay que tener en cuenta todo. Es un trabajo muy duro, porque yo me lo tomo muy a fondo y se tarda mucho tiempo en sacar una conclusión. Luego tienes que colocarlas en el espacio adecuadamente, y debes procurar que los espacios se relacionen bien entre sí. Es un trabajo de artista y de arquitecto, pero puedo decir que tiene su rollo, porque profundizas en las obras, en otras desprofundizas.

P.- ¿Se le ha quedado alguna pieza fuera?
R.- Muchas, porque es una colección enorme, posiblemente de las mejores de Europa, y meterla ahí dentro no es nada fácil, tienes que trabajar con muchas variables y además con obras de amigos, de gente que quieres pero no caben.

P.- ¿Qué es lo próximo que veremos de Gordillo?
R.- Ahora estoy con varias exposiciones. En primavera estaré en Luis Adelantado en Valencia y en Marlborough en Madrid, y luego en Oporto. Ahora tengo una antológica en Fuendetodos sobre mi obra digital.

P.- Usted es uno de los pintores que más ha desarrollado esta nueva forma de pintura. ¿Le parece que va cobrando aceptación en España?
R.- Yo hace años que trabajo digitalmente de una forma paralela a la normal. No he profundizado en el nivel de aceptación del campo, lo que sí sé es que ahora todo el mundo trabaja de esta manera. Hay pintores muy pintores a los que ves con el cuadrito pero que previamente hacen sus trabajos en el ordenador. Y es que el ordenador está ya con todos y en todo, se ha metido hasta en las cenas.

P.- La crisis en el mundo del arte. ¿Es apocalíptico con el tema?
R.- Lo soy. El mundo de las galerías está sufriendo bastante ahora, están muy desanimados. En cuanto a los recortes, no sé decirle, porque manejo las informaciones del periódico y no sé más. En fin, en este mundo ha habido otras crisis más fuertes y entonces nos apretamos el cinturón y salimos adelante. Yo desde luego no creo en eso que dicen de que el arte es una inversión segura. Al menos a mi estudio no llegan personas queriendo librarse de la crisis invirtiendo en arte.

P.- Pero usted sí vende, y mucho, y muy caro.
R.- Yo soy un privilegiado absoluto, pero en mi profesión se está pasando mal. Hay unos pocos que vivimos bien, el resto son unos proletarios sufrientes.

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