El Cultural

Cada día, un jaleo

14 enero, 2010 01:00
1. No he cometado las nominaciones a los Goya. Se murió Rohmer cuando iba a hacerlo. Recomiendo a los lectores que lo recuerden de la mejor manera posible, viendo sus películas. En España tenemos la suerte de que la inmensa mayoría de su obra ha sido editada en DVD. Pero estábamos con los Goya. Está claro que Celda 211, con sus dieciséis nominaciones, va a ser la gran triunfadora. Y eso que no es mi preferida. De hecho, me gustan más las otras tres candidatas: El secreto de sus ojos, El baile de la Victoria y Ágora, por este orden.

Pero entiendo que gane Celda 211 y me parecerá una decisión correcta. Los Goya, como los Oscar, no premian a la "mejor" película, así en abstracto, sino a la mejor película comercial. Son unos galardones que están pensados para que la gente vaya al cine y su misión es doble: encumbrar lo bueno pero también lo popular. Y Celda 211, a pesar de algunos problemas argumentales que a mí me parecen importantes, es una película con nervio y músculo, cualidades de las que el cine español no ha andado precisamente sobrado en los últimos años.

En otras categorías también hay ganadores claros. Por ejemplo, seguro que Luis Tosar se lleva el premio como actor principal y Monzón por su dirección de la misma Celda. En actriz, el mejor trabajo es el de Penélope Cruz en Los abrazos rotos, pero ganará, ya lo verán, Lola Dueñas por su brillante interpretación, eso sí, en Yo, también. Dueñas está convirtiéndose por momentos en nuestra Gena Rowlands, una actriz con "grávitas", garra y misterio que pide a gritos un Casavettes que la mime.

Y salta a la vista que se alzará victorioso Campanella con El secreto de sus ojos como mejor producción latinoamericana y eso que Gigante, de Adrián Biniez, también es fantástica. Sospecho que Amenábar y Mateo Gil por Ágora volverán con "cabezudo" a casa por su guión original. Complicada e interesante está la sección de dirección novel: tanto Pagafantas como Yo, también, Tres días con la familia o La vergöenza son debuts poderosos. Apuesto por Planell y su vergöenza.Es la típica película que gusta en los Goya, "seria" sin resultar plúmbea, con un tema de actualidad y un premio a cuestas en el Festival de Málaga (presidido este último año por el actual director de la Academia, álex de la Iglesia).

2. Almodóvar lleva años enfadado con la Academia y por mucho que Álex de la Iglesia (again) se empeñe me temo que será difícil arreglar el desaguisado. Y será difícil porque es literalmente absurdo que Los abrazos rotos, que tanto los BAFTA británicos como los Globos de Oro consideran una de las cinco mejores películas mundiales en España no la consideremos ni una de las cuatro mejores nacionales. Me cayeron muchos chuzos cuando defendí a muerte Los abrazos rotos y la reacción española en contra fue tan contundente que llegué a pensar que tendría secuelas fuera. Pero no.

El mundo sigue amando a Pedro por mucho que en su país se le desprecie, lo cual indica que sigue habiendo vida inteligente en este mundo aunque para ello haya que cruzar la frontera. Si pasaron de Almodóvar después de leer según qué críticas ahí está en DVD para quien quiera verla. Es una película poderosa, reflexiva, extraña y brutal que da que pensar y tiene mil compartimentos en su interior. Cada vez parece más claro que hay dos Almodóvar. Uno, el populachero y simpático, el de los pedos y las pueblerinas salerosas que gusta tanto dentro como fuera (véase Volver). Otro, el enigmático y oscuro, el complicado y retorcido que sólo gusta fuera. Una pena por los de dentro. Ellos se lo pierden.

3. Los Coen. Es bastante ridículo que si Almodóvar realiza una película almodovariana hasta la médula, muy deudora de su propio universo como Los abrazos rotos, todo el mundo se eche las manos a la cabeza. Y si los Coen hacen lo mismo con una película como Un tipo serio, que además es claramente inferior a la del manchego, la gente se quede pasmada y tan desconcertada que, ante la disyuntiva, se ponga a echarle flores no vaya a ser que los tomen por tontos. Sin ser mala, que no lo es, Un tipo serio es una producción fallida. Tiene un arranque impecable, algunos gags graciosos (el personaje del amante de la mujer es genial) y, faltaría más, está bien rodada. Pero jamás logré entender por qué ese "tipo serio" sufría tanto cuando más bien me parecía que su expresión delataba una rotunda indiferencia.

4. Los catalanes, qué plomos somos. Esa pandilla de paletos con coche oficial que son el núcleo duro de ERC, envalentonados por sus prebendas y sus grandes palabras (dicen más veces la palabra "nación" que cualquier dictador fascista de la historia) han decidido que ellos van a por Hollywood y se lo comen con patatas. Su ley para obligar al 50% de las producciones a estrenarse al catalán es nefasta, improductiva y absurda. Da un poco de risa y un poco de pena.

Y que nadie se confunda, no soy Jiménez Losantos, siempre he estado a favor de medidas que apoyen el catalán, me parece normal que los pequeños se defiendan de los grandes. Pero un 50% es una locura gigantesca y conseguirá el efecto contrario al deseado. Si son tan chulos que hagan lo que ningún Gobierno se ha atrevido a hacer y realmente hace falta: prohibir el doblaje. En Estados Unidos no se puede y ha sido mil veces más eficaz para defender su producción que todas las "excepciones culturales" francesas, multas catalanas y subvenciones españolas.

¿Cuál será la próxima majadería? ¿Aliarse con Chaves para derrotar al Imperio? Estarían todos muy monos en el Parlament con cappa y espada a lo Jedi.