Borja Quiza
"No creo en las críticas, sino en las crónicas"
27 enero, 2010 01:00Borja Quiza
Benjamín G. RosadoNo hay quizases ni talveces en la trayectoria profesional de Borja Quiza (La Coruña, 1982); sólo trabajo y empeño. Campeón de España junior de florete, a sus 27 años le ha hecho touché a la lírica. Chicago, Venecia, Bolonia, Milán o Roma, donde ha protagonizado el Io, Don Giovanni de Carlos Saura, dan cuenta de la precocidad de su talento. Hoy le toca el turno a Bilbao, adonde vuelve con sus tajos, mandobles y floretes -todos vocales- para dar vida al "James Dean" protagonista de El barberillo de Lavapiés en una nueva producción del Teatro Arriaga.
PREGUNTA.- Ladrido, el pueblo donde nació, es un comienzo poco prometedor para un cantante, ¿no cree?
RESPUESTA.- La historia tiene su gracia, lo reconozco. Pero no puedo sino sentirme orgulloso de mi tierra, de Ladrido, donde nací, y de Galicia. De alguna forma, he demostrado que da igual donde nazcas si te lo curras como es debido.
P.- Claro que a veces las cartas vienen bien dadas.
R.- Sin duda. Creo que en el destino porque el destino me ha hecho creer en él. Con el tiempo he aprendido que la gente nace para algo, que tiene una especie de función en la vida, y que hay que frecuentar los lugares oportunos, siempre trabajando. Es algo que ha costado asumir, porque siempre he tenido por una persona de mente científica y matemática.
P.- Un título lo acredita.
R.- Es cierto. Soy licenciado en informática, lo llevo por bandera. Tengo la habitación del hotel llena de cables y aparatos de todo tipo. Iphone, iPod, disco duro y, por supuesto, mi portátil. Lo llevo a todas partes. Es mi agenda, mi teléfono, mi cine...
P.- Para sus colegas informáticos, usted es doblemente disidente. ¿Le perdonarán haberse comprado un Mac?
R.- (Risas) Espero que sí. Todo empezó con un iPhone. Entonces, me pasé al lado oscuro. O, mejor dicho, al lado claro de la tecnología...
P.- A sus 27 años tiene mujer y roles.
R.- Déjeme que añada que, a mis 27 años, también voy a ser padre. Mi mujer está embarazada. Sólo puedo decir que las cosas van como tienen que ir. De vez en cuando, piso un poco el freno. Pero no creo que las cosas se deban hacer antes ni después, sino en su justo momento.
P.- Y la crítica ¿qué tal le trata?
R.- No me puedo quejar. Sigo las cosas que se escriben, pero no me obsesiono. Nunca he creído en la crítica por la crítica, sino en la crónica.