Image: Luis Alberto de Cuenca

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El Cultural

Luis Alberto de Cuenca

"Escribo lo que me exige mi biografía"

10 febrero, 2010 01:00

Luis Alberto de Cuenca

Huerga & Ferro editores acaban de editar su primer poemario, 'Los retratos', de 1971

Alberto Ojeda
Los retratos es el primer título que figura en el currículo literario de Luis Alberto de Cuenca. ¿Año? 1971. Han pasado pues casi cuatro décadas desde entonces, y su poesía de ahora, respecto a aquella primigenia, se parece lo que la noche al día. Una comparación muy oportuna en este caso, porque aquellos versos -digamos juveniles- estaban oscurecidos deliberadamente por una pátina esteticista y culturalista. Algo que contrasta con el recreo coloquial, irónico y humorístico que son muchos de sus poemas posteriores, sobre todo a partir de la publicación de La caja de plata (Premio de la Crítica en 1985), hito que marca el principio de su vocación por una escritura de línea clara. Esta ruptura en su trayectoria poética tuvo sus efectos colaterales. Uno de ellos fue, precisamente, el olvido de Los retratos, excluido incluso de sus antologías y recopilaciones, hasta el punto de convertirse en un poemario casi extinto. Huerga & Ferro Editores lo recupera ahora, aunque su autor lo sigue mirando con cierta prevención: "En algunos poemas es complicado respirar".

Pregunta.- ¿Qué hay del poeta de Los retratos en el poeta actual?
Respuesta.- Bastante poco. Mi estilo poético ha cambiado mucho. Lo que queda de aquel muchacho es el amor por los libros y la capacidad de deslumbramiento ante los nombres propios.

P.- ¿Y qué se ha quedado en el camino?
R.- La vida es, sobre todo, lo que se ha quedado en el camino. La ilusión de vivirla sin pensar en su caducidad. Aquellas referencias culturales siguen poblándome por dentro, pero no tienen la capacidad vivificadora que tenían entonces.

P.- ¿Al volver la vista atrás constata que una cierta vocación de estilo, esteticista y culturalista, entendida radicalmente, lastra la expresividad?
R.- Sí. La lastra, la sofoca, la ahoga. Hay poemas en Los retratos en los que resulta complicado respirar. Cuando los publiqué, tuve también esa sensación. La muerte de Arit me produjo una apnea espiritual de la que no he logrado recobrarme del todo.

P.- Aunque ud. defiende que el hermetismo no está reñido con la claridad...
R.- Lo que defiendo es que no hay una sola poesía hermética de calidad que no sea susceptible de exégesis. La oscuridad puede aclararse en virtud de una lectura inteligente. Como la que hizo Dámaso Alonso de las Soledades de Góngora.

P.- ¿Tantas prevenciones tiene hacia este poemario como para no incluirlo en sus antologías y recopilaciones?
R.- Demasiadas. Me tomé tan en serio la actitud de rechazo de Juan Ramón hacia Ninfeas y Almas de violeta, sus primeros libros, que intenté imitarlo marginando Los retratos. Cosas de poetas neuróticos.

P.- Ha hecho algunos retoques. ¿Qué aspectos ha considerado oportuno pulir? ¿Considera lícito hacerlo?
R.- Han sido retoques puramente formales. Básicamente, he corregido las numerosas erratas de la editio princeps. El libro está igual que cuando vio la luz en 1971.

P.- La caja de plata marca, por así decirlo, el tránsito hacia luz. ¿Qué sucedió entonces? ¿Fue algo deliberado?
R.- Nada es deliberado en poesía. Seguí viviendo, y fue la vida quien me dictó ese tránsito. En un poeta como yo, que siempre ha rehuido la "profesionalidad", nada de lo que he hecho está marcado por el concepto de "carrera literaria", sino exigido por la biografía.

P.- ¿En qué medida la poesía ayuda a superar una pérdida? En este caso la de Arit Macau.
R.- Las tareas creativas son siempre aconsejables cuando uno se encuentra en el fondo de la fosa. Me vino bien publicar Los retratos y, sobre todo, escribir Elsinore (1972), que es el libro en el que la muerte de Arit Macau cobra un protagonismo absoluto. Démonos cuenta de que la inmensa mayoría de los poemas de que consta Los retratos, si no todos, estaban escritos antes de la muerte de Arit en diciembre de 1970.

P.- ¿Le resta alguna oportunidad a la poesía frente a este mundo desabrido?
R.- El mundo ha sido siempre igual de desabrido. Y la poesía siempre ha tenido sus oportunidades y seguirá teniéndolas. Hoy día como hace cuatro mil quinientos años, cuando empezó a gestarse en Mesopotamia la epopeya de Gilgamesh.

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