Mel Gibson
"Me horrorizo al compararme con el jovenzuelo de Mad Max"
25 febrero, 2010 01:00Mel Gibson en una imagen del pasado mes de enero. Foto: El Mundo
Este viernes se estrena 'Al límite', la película con la que vuelve a la interpretación tras ocho años
Cuatro líneas surcan la frente de Mel Gibson como cuatro décadas lleva pisando cine. Está mayor, las cosas como son, y esto a pesar del moreno californiano que tatúa toda la piel que deja mostrar en el invierno de Madrid. El cuello de la camisa entreabierto y debajo una cadenita dorada. Poco glamour, pero no le hace falta, porque es miembro ilustre de Hollywood por derecho desde hace muchos años. También esa condición le permite no mirar a los que le entrevistan. Prefiere dibujar una cabeza de jíbaro y contestar a las preguntas arqueando las cejas y meneando el torso en un gesto casi amanerado, moviendo el bolígrafo compulsivamente, pero siempre mirando al folio donde ha plasmado un mel gibson que empezó, suponemos, en la primera de tantas entrevistas hechas en España. Sufre este bucle de preguntas una y otra vez porque está promocionando Al límite, un thriller dramático basado en una prestigiosa serie televisiva inglesa de mediados de los 80 y que ha supuesto su vuelta a la interpretación después de ocho años tras las cámaras. Dirigida por Martin Campbell, en ella interpreta a un padre coraje que trata de encontrar al asesino de su única hija.
PREGUNTA.- Cuando se ve en Al límite, su última película, y se compara con el jovencito de Mad Max, ¿qué se le pasa por la cabeza? ¿Qué Mel Gibson le gusta más?
RESPUESTA.- ¿Quieres saber lo que pienso? Sólo puedo exclamar esto: ¡qué cojones ha pasado aquí! El paso del tiempo es horrible. Trato de no verme, no me centro en esas cosas, sólo las veo si me hace falta por algún asunto artístico o relacionado con el cine.
P.- ¿Por qué volvió con esta película y no con otra?
R.- No fue la película, fui yo. Coincidió con un momento en el que me apetecía ejercitar el músculo interpretativo y ésta era una buena oportunidad. Tomé la decisión, y ahí se me cruzó la historia de Campbell, que es una tragedia de venganza al puro estilo jacobino.
P.- ¿Y se encontró suelto?
R.- Actuar no se olvida, es como lo de montar en bicicleta, tal cual.
P.- Además de dirigir y producir películas, ¿qué ha hecho durante estos ocho años sin actuar?
R.- He escrito mucho. Guiones, cuentos para niños... me he convertido en un mejor productor y director, algo que creo ha ayudado a mi capacidad de interpretación.
P.- ¿En qué sentido?
R.- He aprendido a ser más indulgente, a no ser tan cuidadoso y perfeccionista sino más eficaz. Ahora trato de ejecutar, simplemente.
P.- Para preparar este papel de policía se entrenó con verdaderos agentes de Boston ¿Cómo fue trabajar con ellos?
R.- Fue fantástico, es increíble el trabajo tan difícil que desempeñan, sufren mucho estrés, lo puedes leer en sus rostros. Y ese estrés es también una carga para sus familias. Pero es un trabajo que alguien tiene que hacer, así que me impresiona que sea gente normal, que pisa tierra. Me sorprendió lo bien que llevan esa tensión, cómo utilizan cierto humor negro entre ellos para quitarle hierro al asunto. Son personas muy fuertes, y yo les admiro mucho, porque para ellos despertarse es un buen desafío.
P.- ¿Le cae bien el agente Craven al que da vida en Al límite? ¿Comparte su actitud vengativa?
R.- Mi personaje atraviesa una crisis horrible, está de los nervios durante toda la historia, pero tiene que seguir adelante a pesar de ello, y eso es admirable. La venganza es un tema recurrente en el teatro y en el cine, pero no debe serlo en la vida real.
P.- Si pudiera volver atrás, ¿le gustaría cambiar las cosas? ¿Tal vez ejercer un oficio como el de esos policías, un trabajo de los de, como usted ha dicho, "pisar tierra"?
R.- Si pudiera viajar al pasado lo cambiaría todo, ¿y quién no? No he reflexionado mucho sobre mi carrera como director, no sé qué cambiaría, pero si el viaje atrás pudiese ser radical, quién sabe, tal vez habría sido cocinero. Cuando veo mis películas me arrepiento de algunas cosas, otras las cuestiono, pero eso depende en general del momento en que te encuentres.
P.- Ahora tiene entre manos The beavier, un proyecto con Jodie Foster. ¿Puede adelantarnos algo?
R.- Jodie es una mujer muy inteligente y una directora decisiva, además de una buena amiga mía. Sabe perfectamente lo que quiere y admiro de ella que siempre elige el camino que otros no tomarían. Interpretaré a un depresivo tan perdedor que no tiene el valor de suicidarse y que se salva gracias a una marioneta con forma de castor. Es patético, ahí el valor de Jodie.
P.- ¿Y de su película sobre los vikingos, se le puede preguntar ya?
R.- Será en inglés antiguo, será muy realista y los vikingos darán miedo. Mucho. Eso, y que Leonardo Dicaprio lo hará muy bien.
P.- ¿Ha visto Avatar?
R.- No, nunca he conseguido encontrar dos butacas libres que estuvieran juntas para poder ir con mi pareja.
P.- Debe ser de los pocos que aún no han ido... pero habrá notado el seísmo, ¿no?
R.- Sí, supongo que tendré que llamar a Cameron, que por cierto es mi vecino, para que haga algo. Sí he notado, incluso sin haberla visto, el eco y el impacto de la película, que ha provocado un cambio de paradigma que los directores tendremos que considerar en lo venidero.