Image: El Brujo

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El Cultural

El Brujo

“En Cádiz no hay graciosos, sino gente con ángel”

26 febrero, 2010 01:00

El Brujo, por Gusi Bejer

No se esperaba Rafael Álvarez "El Brujo"el éxito que le iba a deparar El Testigo, la obra que representa en el Alcázar de Madrid hasta el 14 de marzo. Un lujo verle en las carnes de un flamenco que narra las andanzas de otro, Miguel Pantalón; invención genial y divertida del poeta Fernando Quiñones, que nos trae un Cádiz que ya no existe.

Pregunta: Entra mucha nostalgia de Cádiz después de verle en el teatro ¿es aquella tierra de este mundo?
Respuesta: Pues no lo parece, pero le diré más: ésta es una función nostálgica, reflexiona sobre la impermanencia de las cosas, del tiempo que lo devora todo y, en este caso, de ese Cádiz que ya no existe. La escribió Quiñones en la década de los 70 y ya decía que "Cádiz ya no es Cádiz", "el flamenco se termina, se acabó su ambiente".

P: Su personaje, Juan, es amigo de correrías del cantaor Miguel Pantalón ¿Ha conocido muchos como él?
R: Sí, he conocido algunos como mi personaje, y no tantos como Miguel Pantalón, que es una figura más excéntrica, pero más arquetípica, una mezcla de rasgos de algunos cantaores existentes: de Rancapino y sus brotes de humor extraños, de Agujetas, de Camarón, que también era muy caótico pero de carácter más bondadoso.

P: O sea, el personaje es una invención de Quiñones.
R: Existió un tal Salvador Pantalón, pero que no se corresponde con el personaje. Él ha mezclado la excentricidad con ese carácter autodestructivo pero genial del flamenco y con la arrogancia anárquica hacia el mundo del dinero y de los señoritos que pagan el cante.

P: ¿Qué fue lo que más trabajo le costó de su personaje?
R: Aprenderme el texto con fidelidad, porque si dices el texto tal y como está escrito, con los puntos y las comas, sale la música. Está escrito como se habla en Cádiz y hay que aprendérselo así, como la poesía. Quiñones es un gran poeta, por el oído te mete las imágenes.

P: A Pantalón no le gustan los nuevos flamencos.
R: Bueno, dice que lo hacen bien, que hay gente que canta estupendamente, pero que como no les duele...

P: ...porque "como están con cien duros en el bolsillo" ¿Hay que pasar hambre para ser artista?
R: Este flamenco del que se habla en esta obra es un mundo ritual, es sobre todo lo que hay alrededor del cante. Y ese cante nace allí de una situación de necesidad y de miseria. Esa forma de entender las cosas es muy distinta a la de ahora, y por eso el flamenco hoy es más de diseño, pero con sus cosas buenas también.

P: ¿Y no ocurre lo mismo en otras artes?
R: Pues no, ¿dónde se encuentra hoy la pureza que todavía puede darse en el flamenco? Hoy encontramos cantaores disparatados como Capullo de Jerez, que está como una regadera. Cantaores que viven en un mundo out, y que a diferencia del de Pantalón, está hoy pervertido por otras cosas, como la droga. La marginación del mundo de Pantalón era una marginación de almas inocentes. Esto se fue con el tiempo, lo mismo que la revista musical con Lina Morgan.

P: Quiñones desliza muy finamente a "Garsías Lorcas".
R: Quiñones era un socarrón, un cabronazo, era un Pantalón de la literatura. Lo que hace es meter el mito, el tópico de Lorca, y reírse de él. Porque mucho duende, Nueva York... pero no tenía ni idea de flamenco. Y hace una broma con su homosexualidad.

P: Introduce una coda de su cosecha y dice que los madrileños saben más de flamenco que nadie. ¿A que no lo repite en otras plazas?
R: Mujer, eso es un truquillo de cómico viejo, para ganarse al público.

P: Supongo que el estreno en Chiclana fue muy emotivo.
R: Fue muy especial porque Chiclana es el pueblo de Quiñones, y es un pueblo muy flamenco, con mucho sabor. Es que Cádiz, dentro de Andalucía, es algo diferente.

P: ¿Por qué es tan especial la gracia de los de Cádiz?
R: La inocencia de Cádiz en el arte y en la gracia es lo que la hace diferente. Inocencia en el sentido de que un gracioso de Sevilla o de otro sitio, se sabe gracioso y se muestra como tal, y eso empalaga. Pero en Cádiz no hay graciosos, hay gente con ángel, y ellos ni saben que son graciosos ni lo pretenden. En Chiclana, en el epílogo de la función, hablé del alma rítmica y musical de Cádiz y la gente lloraba. Cádiz es un alma colectiva con música y alas. Así salen de allí esos artistas.