Javier Arce
El arte español se muestra fuera de forma muy conservadora
27 septiembre, 2010 02:00Javier Arce
El artista inaugura en Burgos la 'Primera exposición prestada'
Pregunta.- ¿Es un giro radical?
Respuesta.- En la exposición hay dos tipos de trabajos. Los Estrujados son esta vez esculturas que reproducen el tiburón de Damien Hirst, el Citroën DS cortado por la mitad de Gabriel Orozco y la fotografía de Thomas Struth del Louvre, pero colocada a modo de escultura, que es el primer dibujo que hice y sirve ahora para cerrar el ciclo. La nueva serie se llama Imágenes bastardas y para ella utilizo imágenes "no oficiales" de obras de arte, performances o instalaciones, sacadas de internet, tomadas por el público, muchas veces por turistas: dos señoras esperando a entrar en el pabellón veneciano de Santiago Sierra; Maurizio Catellan ataviado con la cabeza gigante de Picasso o el sol de Olafur Eliasson en la Tate. Son grabados sobre plexiglás y la imagen que queda es negra, casi quemada, parece un negativo fotográfico de 2 metros y medio.
P.- ¿Cómo explica su trabajo?
R.- Tomar como referencia el año 29 y el Museo de Arte Moderno de Nueva York no es nada gratuito, es el centro que sienta las bases de lo que luego ha acontecido. Con mi trabajo pretendo que nos preguntemos dónde hemos llegado en el arte, ver qué pasa, si esto es lo que debería de ser o no...
P.- ¿Por qué ese interés por la apropiación?
R.- En realidad no es tan distinto de lo que hace mucha gente cada día, como descargarse música o películas de internet. Eso es lo que me atrae de la apropiación. En esta exposición reflexiono también sobre la idea de museo. Del museo franquicia como el Guggenheim y del tipo de cultura que se ofrece, tratando de uniformarlo todo y de hacerlo a la vez más democrático. No quiero juzgarlo, pero sí hacer que nos lo cuestionemos.
P.- ¿Cómo elige las obras que decide reproducir?
R.- No hay un interés personal a nivel estético, las elijo más por lo que han trascendido a nivel de medios o de público y, claro, que encajen en el proyecto. Aquí me he centrado en los años 90, que coincide con el momento en el que yo me formo en la facultad. Las obras anteriores eran iconos que el gran público podía identificar inmediatamente. Ahora, el hecho de que un espectador no conozca el tiburón de Hirst, por ejemplo, le va a provocar otras lecturas.
P.- ¿Se siente parte de una generación?
R.- Sí, y creo que no somos sólo un grupo de artistas, sino también de críticos, comisarios y galeristas de una misma generación. Estamos unidos por la educación recibida y las posibilidades que hemos tenido. Estamos más preparados. Lo preocupante es que todavía cuesta sacar el trabajo fuera. España es un territorio muy pequeño y la forma de mostrar el arte español en el extranjero es demasiado conservadora, con propuestas poco arriesgadas. No quiero arte subvencionado pero sí debería haber más apoyo, mayor equilibrio. Aquí mi trabajo es bien acogido, ahora mi objetivo es sacarlo fuera.