Fernándo Méndez-Leite: "En 2010 soy tan pesimista como Galdós en el XIX"
Presenta en Madrid la obra Galdosiana
8 octubre, 2010 02:00Fernándo Méndez-Leite, por Gusi Bejer
Con Galdosiana el escritor y director de escena Fernando Méndez-Leite ha querido ofrecer "una visión impresionista del mundo de Galdós". Para ello se ha inspirado en tres de sus mejores novelas -Realidad, Doña Perfecta y Tormento-, de las que ha rescatado a algunas de las mujeres imaginadas por Don Benito. Un montaje de inspiración pirandelliana que llega al Fernán Gómez de Madrid el día 13.
RESPUESTA: Porque me gustan más sus novelas que sus piezas teatrales. No iba buscando una obra en concreto, sino más bien unos personajes que me resultaran atractivos, divertidos y ejemplarizantes, para luego jugar con la narración, con las estructuras, con el ritmo...
P: ¿Qué tiene que ver nuestra sociedad con la de Galdós?
R: La sociedad de 2010 poco tiene que ver con la del reinado de Isabel II. Pero los grandes temas, los sentimientos de los personajes, sus ambiciones, sus mezquindades... son prácticamente los mismos. La ansiedad de Augusta, el sentimiento de culpa de Amparo en Tormento, la intransigencia de Doña Perfecta son los mismos que hoy podemos observar en nuestro entorno. Cuando una novela es buena lo es para siempre.
P: ¿Por qué se centra más en las mujeres de Galdós que en sus personajes masculinos?
R: Siempre me ha gustado más trabajar sobre personajes femeninos del mismo modo que en la vida real prefiero estar con mujeres que con hombres. Los hombres, por lo general, me aburren. Hay alguna excepción. La segunda razón es que trabajo para Cristina Higueras y Fiorella Faltoyano, que son mis empresarias. Así que hay que buscar personajes para ellas.
P: ¿Qué representó Galdós en el mundillo cultural de la España de su tiempo?
R: Galdós fue a la vez un cronista de su época, un historiador de los tiempos anteriores y un crítico de las costumbres de sus contemporáneos. Eran tiempos cambiantes, pero creo que en la mirada de Galdós prima el pesimismo. Los problemas políticos actuales no están tan alejados a los de entonces, aunque en algunos campos son incomparablemente mejores: igualdad social, reconocimiento del papel activo de la mujer... y algún otro. Dicho lo cual, yo en 2010 soy tan pesimista como Galdós en el XIX.
P: ¿Ha abandonado el frente televisivo y cinematográfico para centrarse en el teatro?
R: Mi dedicación profesional preferente es dirigir la Escuela de Cinematografía y del Audiovisual de Madrid (ECAM). Mientras esté ahí no puedo dirigir una película. Es una cuestión de tiempo. La escritura y el montaje de un texto teatral lleva menos tiempo. Suelo escribir en vacaciones y en-sayamos dos me-ses en jornadas de tarde. Cuando deje la Escuela, lo más probable es que ruede una película, o al menos la escriba.
P: Las subvenciones al cine no han producido un cine mejor, ¿por qué mantenerlas?
R: De todos los trabajos que he hecho en mi vida hay dos de los que me siento orgulloso: los tres años como director general del Instituto de Cine y Artes Audiovisuales (ICAA) y la creación y consolidación de la ECAM. Sigo creyendo que el cine europeo requiere de un sistema de ayudas públicas que equilibre la inexistencia de un auténtico libre mercado. Creo que hay que meterle mano al doblaje y no creo que la calidad de las películas españolas sea mejor o peor que las de otras cinematografías, ni que ello tenga que ver con que haya subvenciones. Está en relación con el talento de guionistas, directores, actores, técnicos y con el sentido común de los productores.
P: ¿Es partidario de que las películas dirigidas por mujeres tengan ventajas sobre las dirigidas por hombres?
R: Estoy en contra de las cuotas. Las directoras buenas tienen que tener ventajas sobre los directores tontos.
P: ¿Cómo es una escuela pública de cine para una minoría?
R: La ECAM es una escuela privada de financiación mixta. El alumnado no puede superar las doce inscripciones por curso y especialidad, porque su formación sería impracticable. Las escuelas de cine nunca pueden ser centros masificados, no tendría sentido.