El poeta de lo visual y el artista de lo escrito
La Casa Encendida expone la obra plástica de José-Miguel Ullán y del diseñador gráfico Diego Lara
26 abril, 2012 02:00Diseño de Diego Lara, realizado en 1986.
La Casa Encendida de Madrid inaugura hoy dos exposiciones que enlazan literatura y artes plásticas a través de la obra de dos creadores españoles, ya desaparecidos, del último tercio del siglo XX: el poeta José-Miguel Ullán (Villarino de los Aires, Salamanca, 1944-Madrid, 2009) y el diseñador gráfico Diego Lara (Madrid, 1946-1990). Hasta el 10 de junio se podrá contemplar la obra plástica de Ullán, que cultivó la poesía experimental y visual con sus llamados "agrafismos" y como periodista cultural mantuvo un estrecho contacto con las artes. Por su parte, Lara ligó siempre su actividad profesional al diseño editorial y periodístico y profesionalizó la producción de catálogos de arte en España.José-Miguel Ullán desarrolló paralelamente a su creación literaria una abundante actividad dentro del periodismo cultural; subdirector de la revista de artes plásticas Guadalimar y codirector de Cuadernos Guadalimar. En Radio Televisión Española, dirigió y presentó la serie Tatuaje. En Radio Nacional, hizo los programas Otra canción y Acércate más. Fue subdirector del periódico Diario 16, donde fundó el suplemento Culturas y columnista del diario El País. Fundó la colección de Poesía de la editorial Cátedra y la editorial Ave del Paraíso.
A lo largo de cuarenta años de escritura, muchas de las obras de este poeta han sido objeto de ediciones de bibliofilia en colaboración con pintores y se han expuesto en diversos museos, como el MoMA de Nueva York, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid o la Biblothèque Nationale de France de París. Dentro de ese apartado, destaca Funeral mal, ilustrada con grabados originales de Eduardo Chillida, Antoni Tàpies y Joan Miró, entre otros. Es autor, asimismo, de numerosos textos sobre arte, publicados en libros, catálogos, diarios y revistas especializadas.
El artista comercial
Bajo el título Be a commercial artist, la muestra sobre la obra de Lara repasa sus trabajos industriales, así como sus creaciones más personales. Desconocido para el público general, fue una figura importante en el ámbito de la cultura madrileña en la década de los 70 y 80. Su trabajo profesional se centró principalmente en el diseño de catálogos de exposiciones y de cubiertas de libros. "Antes de Diego Lara, los catálogos de arte se hacían en blanco y negro y se sujetaban con grapas. Él introdujo en España una forma más internacional de hacerlos, influido por galerías como Beyeler o Marlborough", afirma la comisaria de la exposición, Amaranta Ariño, historiadora del arte y especialista en la obra de Lara.Lara fue el responsable gráfico de las publicaciones de la Fundación Juan March y de Ediciones El Viso y diseñó el periódico de arte de la galería Buades. Fundó dos proyectos editoriales propios: La Fontana Literaria y Nostromo, de cuya línea gráfica fue responsable. De 1979 a 1981 dirige junto a Gonzalo Armero la revista Poesía, que edita el Ministerio de Cultura y que se convierte en un hito en el campo de las publicaciones culturales. Entre 1982 y 1986 realiza la imagen gráfica de las publicaciones de la feria de arte ARCO.
Paralelamente a sus trabajos de encargo, el creador madrileño desarrolló una obra artística personal, centrada en el collage, técnica que empleaba en su labor profesional, pues en aquella época no se usaban aún ordenadores en el campo del diseño gráfico. En estas creaciones mezclaba el expresionismo abstracto con el arte pop. "Ambas corrientes nacieron enfrentadas, pero Lara las unió. Sobre un fondo muy matérico, colorido y abstracto pegaba, por ejemplo, una botella de Ajax, que era su manera de reinterpretar el pop de Warhol a la manera española", explica Ariño, que destaca como principales características de Lara la elegancia, el humor y la inteligencia. El resultado es "una obra visualmente muy divertida".
La actitud de Lara al enfrentarse a una doble página de una revista o un periódico era la misma que tenía al enfrentarse a una obra personal, de ahí el título de la exposición ("sé un artista comercial"). Un trabajo artístico que se resistía a enseñar al público. "Para él, su obra personal era como una biografía privada".