El Cultural

Franzen no pasa el corte de la HBO

4 junio, 2012 02:00
Comienzo rescatando un fragmento de la entrevista que realicé a Jonathan Franzen el pasado mes de septiembre en París. Por entonces, el escritor norteamericano estaba enfrascado en el guión de la serie Las correcciones, basada en su exitosa novela:

"Scott Rudin [productor de 'La red social'] compró los derechos de adaptación de 'Las correcciones' y me llamó para que me implicara en el proyecto de una serie para la HBO. La idea es que va a tener cuatro temporadadas y que al menos la mitad será material completamente nuevo, pues la novela no da para tanto. Estoy muy involucrado en el proyecto, creando la historia y escribiendo guiones, y en este momento estamos haciendo con el casting. El episodio piloto se rueda en enero".

Sobre el fenómeno de las series televisivas, ya al final de la entrevista, y prácticamente despidiéndonos, me comentó lo siguiente:

"Sigo las series sobre todo en BOX-DVD, así que estoy más o menos al tanto de todo que se hace. Hay algo que me inquieta mucho este último año y es la parte de mí que está esperando la 4ª temporada de 'Breaking Bad'. Yo soy un gran fan de 'The Wire' pero creo que 'Breaking Bad' es incluso mejor. Considero que es más disciplinada, está más concentrada, no deja de ser un drama familiar, y si van a hacer en la cuarta temporada lo que creo, va a ser increíble. No me diga nada porque ya sé que se está emitiendo, pero estoy esperando a que termine. 'The Wire' era muy ambiciosa pero al mismo tiempo tan centrífuga, con tantos personajes, que la serie no podía cumplir todas las promesas que iba haciendo. Y se puede ver cómo iban inventando a medida que avanzaba. 'Breaking Bad' ha tenido la suerte o el buen sentido de comenzar en un nivel menos pretencioso, en un microcosmos más limitado, y encontrar a partir de él su salida hacia otros lugares".

Sin duda, la perspectiva de que la extraordinaria novela Las correcciones encontrara finalmente su equivalente audiovisual -que sólo era concebible, al igual que su última novela, La libertad, en formato de serie televisiva-, y que además llevara el sello de la HBO, era una gran notica. Máxime cuando al frente del episodio piloto estaba Noah Baumbach, el cineasta indie responsable de magníficos dramas familiares como Una historia de Brooklyn (The Squid and the Whale, 2005) y Margot y la boda (Margot at the Wedding, 2007). La idea era extraordinaria. El novelista que le ha tomado el pulso a la sociedad norteamericana de las últimas décadas mediante intrigas familiares de extraordinaria penetración psicológica y uno de los cineastas de la esclerótica industria indie más dotados, corrosivos y críticos con la institución familiar americana. Dos universos afines, igual de inmisericordes y fríos con sus criaturas, capaces en apariencia de diluirse en uno solo y evitar colisiones. Dos autores de raza, pues Baumbach también escribe todas sus películas. De hecho, la adaptación de la historia y el guión del piloto lo habían escrito ellos dos juntos.

Pero nuestro gozo en un pozo. Hace unas semanas, la HBO anunciaba la cancelación de la serie, de la que ni siquiera podremos ver el piloto (supuestamente rodado). El reparto que habían conseguido reunir era sin duda uno de los más impresionantes que se recuerdan en una serie televisiva: Chris Cooper, Greta Gerwig, Ewan McGregor y Maggie Gyllenhaal como los padres de la familia Lampert, el centro dramático de la novela. Las razones esgrimidas por la cadena para la cancelación han sido básicamente dos: su alto presupuesto y las dificultades de la adaptación. Aparentemente, la narración multigeneracional, con profusos saltos temporales y geográficos -una parte de la novela transcurría en Lituania-, y sobre todo un ambiente tóxico y asfixiante no tanto lleno de tramas como de exhaustivas descripciones de ambiente y monólogos interiores, ha planteado un desafío demasiado grande a la productora.

Pero puede haber otros motivos en juego. Por ejemplo, la dificultad de que la serie encuentre su mercado. No hay más que fijarse en qué clase de series triunfan ahora en la HBO: Juego de tronos y True Blood. La sutileza dramática y el realismo con el que Franzen glosa los terrores y las crisis de la clase media americana entran en fuerte contraste con los mundos de fantasía y las retuercas de guión de las series exitosas. El televidente prefiere historias de puro escapismo, que le trasladen a otros universos gobernados por otras lógicas, antes que permitir que las dificultades del mundo real también entren en sus televisores. Se prefieren historias que aviven la imaginación y propongan identificaciones heroicas a dramas familiares que nos ofrezcan el reverso miserable de lo que somos. Eso es lo que hicieron en gran medida teleficiones como A dos metros bajo tierra, Los Soprano o The Wire, pero en aquellos tiempos aún se podía ser pesimista. Hoy cualquier atisbo de fatalidad se aparta de un manotazo. O se habla de nuestra realidad inmediata desde el candor y el optimismo -ese tono tan irritantemente festivo de How to Make it in America, por ejemplo-, o mejor callar. Esa parece ser la consigna.

El compromiso de la HBO con los novelistas americanos contemporáneos es en todo caso muy ambiguo. Por un lado, tienen contratados a varios escritores que ahora mismo están o bien adaptando sus propias novelas o bien escribiendo pilotos originles -Gary Shteyngart, Jonathan Safran Foer, Sam Lipsyte, Jennifer Egan, Mary Karr, Tom Perotta, etc.-, pero el volumen de derechos de adaptación comprados por la HBO es tan grande, que en verdad un porcentaje muy pequeño de los guiones acaban siendo filmados. De hecho, es muy extraño que la adaptación de una novela tan compleja como Las correcciones haya llegado tan lejos.

Quizá, lo que ha provocado finalmente la cancelación de Las correcciones es que Franzen y Baumbach no se han puesto de acuerdo, que sus personalidades creativas han chocado de forma catastrófica. Algo así ocurrió con Michael Mann y David Milch en el piloto de Luck, que puso entonces en serio peligro la continuidad de la serie, pero finalmente ésta se canceló, al término de la primera temporada, por otros motivos de carácter equino. En todo caso, será difícil saber a ciencia cierta las verdaderas razones de que una serie tan promocionada y con una audiencia objetiva expectante (la novela, que ha reeditado en España Salamandra, ha tenido millones de lectores en todo el mundo), no haya finalmente pasado el corte. Lo que parece más que probable es que, después de esta experiencia, a Franzen se le hayan quitado las ganas de volver a intentarlo con Libertad. Los derechos también los tiene Scott Rudin.