Martín-Caparrós

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El Cultural

Martín Caparrós: "Nuestra sociedad cree que todo lo que viene de fuera es una amenaza"

2 octubre, 2013 02:00

Comida, cuerpo y medicina. ¿Qué papel juegan estos tres factores en la vida de cada uno de nosotros? Lo que comemos afecta a nuestro cuerpo, que formado por miles de células que trabajan sin parar hacen que sigamos funcionando. A su vez, los médicos juegan un papel extraño en nuestra salud: la misma persona que se conforma como el ángel exterminador va a ser quien nos salve. ¿Irónico? Cierto, a la par objetivo. Esta es la reflexión a la que somete Martín Caparrós (Buenos Aires, 1957) al protagonista de su último trabajo, Comí, donde disecciona las diversas formas de comer. El personaje, una vez le han dicho que va a ser sometido a una intervención estomacal, comienza a pensar sobre lo que ha supuesto la comida a lo largo de su vida. A su vez, se reflexiona sobre esa facilidad de relegar nuestro cuerpo en un médico que poco o nada sabe del mismo, sin reparar en los errores que ellos mismos pueden cometer.

Pregunta.- Comparte la identidad con el protagonista de la historia ¿Cuánto hay de autobiografía?
Respuesta.- Siempre hay algo de autobiografía en lo que uno escribe y en este caso ese parentesco está aumentado porque el protagonista se llama, también, Caparrós. Pero no me dejaría llevar mucho por lo que pueda parecer demasiado obvio.

P.- Se hace un análisis entre comida y medicina, medicina y cuerpo. ¿Qué papel representan el médico y el dentista de esta historia?
R.- Son los lugares del poder. Los médicos tienen el saber de lo más íntimo de uno mismo. Me sorprende la facilidad con la que delegamos el poder sobre nuestro cuerpo en alguien que no conoce del todo, o nada, y entregamos la potestad de hacer lo que ellos quieren. Me sorprende la idea de que los médicos se constituyan como el ángel exterminador que anuncia el mal y el ángel salvador que nos va a curar. Es extraño. Supongo que no hay más remedio que entregar el manejo del cuerpo a alguien porque es insoportable lo que sucede dentro del cuerpo. Millones de células que trabajan para hacer lo que hacen y para hacernos capaces de, por ejemplo, mantener esta conversación. Si uno no tuviera piel y viera lo que hace el cuerpo por dentro no haríamos nada más.

P.- ¿Nada más que mirar el funcionamiento interno de nuestro cuerpo?
R.- Sí, porque es aterrador lo que ocurre ahí dentro.

P.- Además, la comida se constituye como un claro diferenciador social. Ha ido evolucionando a la par que la sociedad lo ha hecho. ¿Se conforma la comida ahora como cultura?
R.- Siempre fue una parte decisiva de la cultura. Pero en los últimos años, sobre todo en Argentina donde transcurre la historia y, también en España, se ha convertido en algo aspiracional. Es fácil demostrar mediante la comida que se pertenece a una clase social. En cambio, es más difícil saber de arte o de cultura finlandesa y hacérselo ver a los demás. La comida te pone en un lugar particular en el que te puedes jactar de cosas, de demostrar que uno sabe aunque al final no tenga tanto conocimiento sobre ello.

P.- En una rueda de prensa dijo que la comida se ha convertido en una amenaza. ¿A qué tipo de amenaza se refiere, a qué nos enfrentamos?
R.- Nuestra sociedad está convencida de que todo lo que viene de fuera es una amenaza. Cada vez nos hablan más de prevenciones sobre grasas, colesteroles, hidratos, ingredientes químicos que tiene la comida. Y luego hablan de otro tipo de prevenciones sobre el resto de cosas como pueden ser amenazas externas como el tabaco, las drogas o el sexo de otra persona. El cuerpo social que concibe a los inmigrantes como extraculturales. Todo lo de fuera parece que es una amenaza.

P.- ¿Diría, entonces, que en el libro la comida es una metáfora de algo que tenemos que deshacernos?
R.- No, hay que mirar el conjunto. Al sujeto protagonista el doctor le dice que tiene que ser sometido a una prueba y a partir de ahí, él reflexiona sobre todo lo que ha comido y el papel que ha tenido en el transcurso de su vida. No me había dado cuenta, hasta que me puse a escribir la obra, que una persona de 50 años ha comido unas 60.000 veces y deberíamos tener conocimientos más profundos sobre ello.

P.- Pero realmente no los tenemos.
R.- No porque delegamos el saber en otros especialistas. Hay guías y críticos gastronómicos que nos dicen dónde tenemos que ir y dónde no, lo que es bueno y lo que es malo. Y solo porque no confiamos en nuestra propia sabiduría.

P.- Su próximo libro se titula El hambre. ¿Tienen ambos libros algún tipo de conexión? ¿Nos puede adelantar un poco sobre la nueva obra?
R.- Bueno, como se dice en castellano 'Se juntaron el hambre y las ganas de comer'. En parte El hambre es radicalmente distinto pero hay algo en común. Es una historia que ha salido después de viajar durante muchos años y ver cómo hay millones de personas que mueren de hambre. Es una reflexión sobre la pobreza.

P.- ¿Qué plato sería este libro?
R.- Sería eso que se cita en la contraportada, que es parte del libro del Apocalipsis: "Y tomé el librito de la mano del ángel y lo comí y fue dulce en mi boca; después, ya comido, fue amargo en mi vientre". Tengo que decir eso porque, sino, tendría que citar tantos platos que sería una mezcla.

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