David Marqués
"La distancia entre los privilegiados y el resto es cada día más difícil de saltar"
10 octubre, 2014 02:00David Marqués. Foto: Jesús Domínguez.
El director estrena Dioses y perros en los cines y Espacio sobre las tablas del Teatro Lara de Madrid.
Pregunta.- Es su primera incursión en el cine social aunque lo haga a su manera. ¿Cómo surge el proyecto?
Respuesta.- Era un proyecto que llevaba dos años en marcha y me llegó cuando faltaba poco para comenzar a rodar. Me dieron el guión de Jesús Martínez Balmaceda y lo reescribí de arriba a abajo para llevarlo a mi terreno. La historia original era muy dramática y ya tuve una experiencia anterior con un guión ajeno en el que no me sentía cómodo y no quería repetir. Le añadí sentido del humor, más sarcasmo, sin apartarme del drama pero no perder ese punto desdramatizador. Yo le decía a Hugo Silva que era como John McClane (protagonista de La jungla de cristal), se le acumulan los problemas pero nunca pierde la capacidad para reírse de ello.
P.- Vemos lo más terrible de la crisis a través de un protagonista vapuleado y un entorno deprimido, pero no ha querido perder cierta esperanza.
R.- Hombre, es que si ya perdemos la esperanza... Es una historia de redención en la que el boxeo es una metáfora. El protagonista, Pasca, comienza la película en lo más bajo, podría haber sido un campeón y su única misión es recibir golpes. Arrastra un sentimiento de culpa brutal con el hermano y el tipo está flagelándose toda la película. El hermano, que en teoría es la parte débil, actúa como contraste porque es quien tiene ganas de vivir. El amor, como sucede muchas veces, es la fuerza transformadora.
P.- La película tiene un toque muy americano, por momentos recuerda a Rocky con esa oda a la vida de barrio.
R.- Debe de ser verdad porque me lo dicen muchas veces, es algo inconsciente. La primera parte yo la veo más Ken Loach, esos barrios británicos de clase obrera de los 80. Esa sensación americana quizá viene por la música y porque no he querido ser sentimentaloide pero sí hay sentimientos y al final todos nos convertimos en Pasca, estamos cansados de recibir hostias y comenzamos a darlas.
P.- ¿Cómo ha valorado la condición de la película como testigo del momento de crisis actual?
R.- Con mucho respeto por que es una época en la que está sufriendo mucha gente. La película se llama Dioses y perros porque la distancia entre los privilegiados y el resto es cada día más difícil de saltar, con tantos perros y tan pocos dioses quizá un día de éstos hay una jauría y se los comen. Se habla de cinco millones de parados, tendemos a redondear, y yo quiero hablar del parado número tres millones doscientos mil veintitrés porque hay personas detrás de esas cifras.
P.- Vallecas como escenario emblemático del cine quinqui, ¿notó su herencia?
R.- Toda la película está llena de imágenes de comercios vacíos con el cartel de se alquila o se vende, no hizo falta poner nada porque es lo que te encontrabas en Vallecas. Es un barrio muy simbólico del devenir de la clase trabajadora de este país. Está el parque de las tetas, cuya historia pocos conocen y es una metáfora (el parque está construido sobre una montaña de escombros) y claro que sentí el peso de ese cine rodado en el barrio. Hay una escena, cuando aparecen los adolescentes macarras, que es un claro homenaje.
P.- Espacio se representará los jueves en el teatro Lara de Madrid, ¿qué nos puede contar de ella?
R.- En principio era el guión de una película pero salió Dioses y perros y se podía trasladar muy bien a las tablas. Espacio es un reflejo de la vida en pareja. Utilizamos el concepto espacio en muchos sentidos, es el lugar físico en el que se desarrolla una relación, es también ese "espacio" vital que reclamamos. Hay un mismo piso en el que vemos a distintas parejas o se van intercambiando. La idea es un poco que los problemas son siempre los mismos.
P.- ¿Quiere decir con eso que cualquier relación de pareja está destinada al fracaso?
R.- Una pareja sólida tiene que aprender a discutir, eso está claro, porque discusiones va a haber siempre.