Image: Carlos Maciá

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El Cultural

Carlos Maciá

"Siempre he intentado poner barreras a la pintura, cortarle las alas"

27 enero, 2015 01:00

Carlos Maciá

El artista presenta en el MARCO 249 litros, que inaugura el nuevo espacio de proyectos del museo de Vigo

La pintura de Carlos Maciá ocupa, literalmente, el nuevo espacio de proyectos que acaba de estrenar el MARCO de Vigo. Recuperando el espíritu -y casi también el formato- de las intervenciones in situ del antiguo Espacio Anexo, llega ahora este ciclo que, bajo el título Intertextual, inaugura Maciá (Lugo, 1977). El comisario Ángel Calvo Ulloa ofrecerá a lo largo del año otros cuatro proyectos firmados por Mauro Cerqueira, Juan López, June Crespo y Fernando García que mostrarán sus trabajos en el lugar que antes ocupaba la tienda-librería, en el vestíbulo principal. Hoy nos colocamos frente a esta gran mole de pintura que nos atrapa, hipnótica, con toda su potencia. La pieza, 249 litros, nos impide el paso a la sala, pero a cambio, Maciá, nos abre las puertas de su pintura. Sin envoltorios. Natural. Brutal.

Pregunta.- ¿En qué consiste 249 litros? Explíquenos un poco la pieza, por favor.
Respuesta.- Es un proyecto que he desarrollado específicamente para el nuevo espacio del MARCO, en el que trato de enfatizar el elemento arquitectónico más significativo del mismo. A partir del cierre de acero y vidrio que acota la sala respecto al vestíbulo he generado un gran prisma rectangular proyectado sobre el propio espacio, que literalmente lo colapsa impidiéndonos el acceso. El bloque está formado por espuma de poliuretano y está pintado a posteriori por medio de sprays de color rojo flúor mate. Se trata de una idea sencilla con una formalización estética muy contundente.

P.- Desde sus primeras series (Estructuras, Spray) hasta ahora, su pintura se ha desbordado, literalmente, ha crecido como pintor y se ha ido acercando a la escultura y la instalación. ¿Cuándo aparece esta necesidad de superar de algún modo la pintura?
R.- No lo entiendo como una superación de la pintura. Yo sin duda moriré con ella. Sigo entendiendo todo lo que hago como pintura. Pienso, como apuntas, que esta palpitación ha estado siempre presente en mi trabajo, incluso antes de las series que mencionas. Este desbordamiento es pues consecuencia de mi intuición, de la práctica en el estudio, de la formación que he recibido y, cómo no, del estudio de los trabajos de mis colegas de disciplina. Recuerdo, por ejemplo, una mancha verde oscura a modo de humedad en una esquina de la Kunsthalle de Berna de Katharina Grosse en el 98 que me rompió los esquemas: Pero, ¿esto puede hacerse?

P.- ¿Cuál es el límite?
R.- No lo sé. El límite lo pone cada uno donde quiere. No es algo inmóvil, se transforma, lo desplazas, varía con el tiempo.

P.- La sensación de algo inabarcable es manifiesta en estas últimas piezas (15 litros en TheWindow de L21 en Madrid, 5 kgrs en Oleiros o 30 kgrs en Madrid), ¿aluden a la cantidad de material utilizado? ¿A qué obedecen? ¿Por qué estas cantidades?
R.- La idea de inabarcable me acompaña desde hace mucho. En esos casos trato de configurar piezas que se nos escapen de las manos. Que no las podamos agotar por completo. Es una idea un tanto romántica. En mis piezas las cantidades obedecen estrictamente a la cantidad de material empleado, inyectado, derramado, etc. Creo que de alguna forma se define así cierta coordenada temporal que alude al propio proceso de trabajo de la obra. Nos remite a una idea de acción sobre el hecho pictórico.

249 litros, de Maciá, en el nuevo espacio de proyectos del MARCO

P.- El grafiti, el rotulador, el spray, están también muy presentes en algunas de sus pinturas. Da la impresión de que todo vale menos el pincel... ¿Es así?
R.- Jajaja. Hace mucho que no uso pinceles por esta búsqueda sobre "nuevas" forma de hacer en pintura. Me interesan aquellas técnicas que complican mucho el resultado de un producto controlado y perfecto. Desde que empecé a pintar siempre he intentado poner paradójicamente barreras a la pintura, para cortarle las alas, para reducirla, aislar gestos o acciones muy concretas que me permitieran entender cuál es su magia.

P.- La arquitectura es muy importante también en estas piezas de poliuretano que, como en Pavillon Suisse (Fundación Suiza, París), modifican el espacio, ¿con qué objetivo?
R.- Mi propósito frente a la arquitectura es el de generar una nueva forma ver y entender ese espacio. Trato de que mis intervenciones, a pesar de que sean en su mayoría efímeras, transformen nuestra experiencia sobre ese espacio ya conocido y vivido. Una alteración que nos acompañe para siempre.

P.- Intertextual, el título del ciclo de intervenciones, hace referencia a las influencias y relaciones de los distintos creadores entre sí… ¿Cuáles son sus influencias?
R.- Es evidente que tengo unas influencias y relaciones formales más estrechas con alguno de los compañeros de ciclo que con otros. Pero creo que esto se lo dejaremos al público. Esperemos a final de año a ver qué sucede. Para mí, al inaugurar este nuevo espacio será interesante ver si mi intervención modifica, o no, alguna de las propuestas de mis colegas.

P.- 249 litros alude a la primera intervención en el Espacio Anexo del MARCO de Ángela de la Cruz, pero es que también su serie anterior, Markers, tiene también que ver con su pintura. Supongo que se siente cercano a su obra. ¿Qué les une?
R.- Ángela entraría dentro de una nómina muy extensa de artistas a los que me siento cercano y con los que me identifico. Pintores que trabajan en torno a la amplificación de la pintura. En el caso que nos ocupa, me gustaba hacer un guiño específico a su pieza, Largerthanlife que también inauguró el antiguo espacio Anexo en 2004. Mi pieza, como la suya, satura y colapsa el espacio impidiendo el acceso a las sala.

P.- ¿De quién más hay influencias en esta pieza?
R.- No siento que esta pieza tenga unas influencias demasiado nítidas. Diría que todas las que me acompañan desde comencé a trabajar. Se trata de un trabajo que parte de un encuentro fortuito con la espuma de poliuretano, y de la experiencia fruto de dos piezas previas que realice en París y en Madrid.

P.- Además de las exposiciones e intervenciones en distintas instituciones, en los últimos años, ha dedicado gran parte de tu tiempo a las intervenciones en casa privadas para coleccionistas. ¿Cómo se enfrentas a estos espacios privados?
R.- En lo que se refiere al desarrollo del proyecto no existe ninguna diferencia respecto a un espacio institucional. Sí existe previamente o se establece a posteriori una gran complicidad con el coleccionista, ya que convivirá durante muchos años con una pequeña parte de ti. En algunos casos llegamos a establecer una relación casi familiar.

P.- Ha intervenido también unas zapatillas Converse, un pañuelo de Loewe un libro de Le Corbusier. Si no importa el soporte, ¿qué es lo verdaderamente importante en su trabajo?
R.- He realizado colaboraciones con el mundo del diseño o la moda. Es muy enriquecedor ver otras formas de trabajar, que a menudo parten de premisas muy similares. Para mí ya sea una zapatilla, un muro o un libro trato de entender que es lo que yo puedo aportarle. Son al final soportes diferentes que requieren diferentes soluciones.

P.- ¿En qué otros proyectos trabaja ahora?
R.- Tengo por delante una temporada prometedora. Con trabajos para coleccionista privados, un par de proyectos para instituciones, alguna residencia en el extranjero pendiente, y el comienzo de una variación de mi última serie Markers, etc... En fin, mucho trabajo. ¡Y qué no falte!