Image: Luis Mateo Díez

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El Cultural

Luis Mateo Díez

"Son mayoritarios los lectores que no leen. Hay que pillarles al menos una vez"

13 noviembre, 2015 01:00

Ilustración: Luis Parejo

A vueltas con la realidad y la imaginación, Luis Mateo Díez (León, 1942) acaba de publicar Los desayunos del cafe Borenes, dos opúsculos sobre el arte de vivir creando y las sombras de la ficción.

¿Qué libro tiene entre manos?
La Familia Karnowsky de Israel Singer , una obra maestra.

¿Ha abandonado algún libro por imposible?
El hombre sin atributos, sintiéndolo mucho. Robert Musil tildaba de cuartelero a Joseph Roth y no podía soportarlo.

¿Con qué escritor o artista le gustaría tomarse un café mañana?
Con mis desayunadores habituales: Manuel Longares, Javier Goñi, Jesús Marchamalo, Tomás Val...

Cuéntenos alguna experiencia cultural que cambió su manera de ver la vida.
Una representación de Los Nibelungos en el teatro municipal de mi pueblo que trastornó mi percepción de la realidad hasta el límite de la confusión.

¿Hubo un libro o un autor esencial en su decisión de dedicarse a la escritura?
El Lazarillo.

¿Y algún lector, como el Lezama de Los desayunos del café Borenes que le haya influido como autor?
Mi hermano Antón.

¿Entiende, le emociona, el arte contemporáneo?
Me suele dejar frío, y muchas veces con sensación de tomadura de pelo, lo que me deprime un poco. Es contradictorio el reto entre las ocurrencias y las buenas ideas.

¿De qué artista le gustaría tener una obra en casa?
De Jorge Diezma, que siempre resulta estimulante y misterioso.

El escritor del opúsculo dice que no tiene demasiadas convicciones pero sí muy estrictas. ¿Cuáles son las suyas?
La gran novela cuenta vida y lo mejor de la vida novelada es la buena historia y los personajes inolvidables. No conozco novelista que no dé lo que tiene por una historia maravillosa. Lo decía Buñuel, déme una buena historia que ya sabré yo lo que hacer con ella.

¿Cómo combate el desaliento como narrador?
Escribir es vivir, vivir es escribir. Los desalientos en mi caso nunca son narrativos.

¿Acabar una novela es acabar con la obsesión que la creó, o sólo darle una tregua?
Darle una tregua, comenzar a iluminar y fortalecer la obsesión siguiente.

¿Cuándo le resultan más confusos los límites entre ficción y realidad, vida y novela?
En la duermevela, que es un instante de disolución premonitoria. También, cuando escribiendo cultivo el sonambulismo.

¿Por qué hemos permitido que se olvide al lector exigente sustituyéndolo, como escribe, por ese otro "que no es lector, y carece de libertad y gusto"?
Para vender más. Son mayoritarios los lectores que no leen. Todo consiste en pillarles al menos una vez y el negocio está hecho.

¿Le importa la crítica? ¿Le sirve para algo?
Me interesa según quién sea el crítico.

¿Qué puede adelantarnos de Vicisitudes, su nuevo proyecto narrativo?
Que es un reto, una novela escrita en 85 novelas.

¿Cuándo volverá a Celama, su territorio mítico?
No me he ido nunca, pero no volveré jamás, aunque ilumina toda mi obra.

¿Qué música escucha en casa? ¿Es de Ipod o de vinilo?
No distingo el sistema, escucho clásica y soy devoto de Leonard Cohen.

¿Es usted de los que recelan del cine español?
Como cinéfilo empedernido no recelo de nada, otra cosa es que me lleve muchos chascos.

¿Qué libro debe leer urgentemente el presidente del Gobierno?
Siempre los Ensayos de Montaigne.

¿Se le ocurre una fórmula contra tanto recorte?
Reponer lo recortado.

¿Le gusta España? Denos sus razones.
España es mi barrio y no hay nada que me indisponga, quitando algún que otro español de mala uva.

Regálenos una idea para mejorar la situación cultural de nuestro país.
Un pacto duradero en educación, no hay cultura sin sistema educativo avalado por todos.