Antonio Colinas
"La poesía puede ser sencilla, no simplista"
3 junio, 2016 02:00Ilustración: Luis Parejo
Lejos de las estridencias del mercado y lo mediático, Antonio Colinas (La Bañeza, León, 1946), último premio Reina Sofía de poesía, lamenta vivir "en un tiempo sin maestros" en el que abundan "productos" insinceros.
La biografía de Rilke, de Mauricio Wiesenthal.
¿Ha abandonado algún libro por imposible?
Sí, no es raro que a veces, cuando vamos por la página 30 de un libro, tengamos que dejarlo.
¿Con qué personaje le gustaría tomarse un café mañana?
Quizás con alguno de los personajes femeninos de las novelas de Stendhal.
Cuéntenos alguna experiencia cultural que cambió su manera de ver la vida.
Quizás la lectura en mi adolescencia de los libros de Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez. O, más tarde, la de los poetas y pensadores de Extremo Oriente.
¿Entiende, le emociona el arte contemporáneo?
Lo entiendo cuando es sincero, cuando no es un "producto", el resultado de la filosofía del "todo vale". Rara vez me emociona.
¿De qué artista le gustaría tener una obra en casa?
Quizás un pequeño cuadro de Nicolas Poussin.
¿Qué aporta el premio Reina Sofía a su trayectoria?
La reconfirmación de una vocación, de una vida, por encima del trabajo de muchos años, no sólo en el campo de la poesía, sino de otros géneros literarios y de sus "anexos": la traducción, la crítica literaria, el periodismo.
En Memorias del estanque no hay ajuste de cuentas ni chismorreo: ¿no sintió la tentación de retratar a los demás?
No. El libro nació de lo más profundo del subconsciente y, paradójicamente, ahí no había enemigos, sino -insisto- una vida tenaz, vocacional, sin máscaras; un libro plenamente traspasado por la libertad, universalista, heterodoxo, alejado de cualquier dogmatismo.
No le gusta la polémica, pero no ganará amigos explicando que escribir poesía no es romper la prosa...
Todavía hay que explicar que ser poeta no es poner unas palabras debajo de otras, cortar engañosamente la prosa en trozos. La poesía puede ser extremadamente sencilla (ahí están los poemas de Pessoa-Caeiro), pero no simplista, "desvitaminada", como decía Valverde.
¿Qué le falta y qué le sobra a nuestra poesía?
Me preocupa que sea -estoy generalizando, claro- un tiempo sin maestros y sin lecturas más variadas. Pero estamos en un buen momento en el sentido de que los jóvenes poetas han recuperado la libertad de crear: han vuelto a la cultura, lo metafísico, la emoción, el rigor formal, o lo testimonial justificado.
¿Qué puede la poesía en la era de internet?
Depende del uso que hagamos. Creo que medios como internet, bien utilizados, son preciosos para propagar los poemas. Entonces la poesía adquiere su sentido de universalidad. Otras cosa es cuando estos medios se utilizan anónimamente. Entonces son vomitorios de cobardía y mala leche. Entre las muchas funciones del poeta se halla la de transmitir su obra a cara descubierta.
¿Le importa la crítica?
La crítica fundamentada es muy positiva, revela al autor aspectos de su obra que él incluso puede desconocer. No es crítica cuando es el resultado del resentimiento o el sectarismo. Yo he hecho crítica durante cuarenta años, pero siempre seguí el criterio de informar e iluminar al lector. De los libros que nunca me interesaban no escribía. La crítica constructiva siempre es provechosa.
¿Es usted de los que recelan del cine español?
Depende de la calidad de la obra. Insisto, en que no se nos engañe dándonos por arte lo que sólo es un "producto" que malcopia la realidad. Siempre me interesó mucho todo el cine italiano.
¿Le gusta España? Denos sus razones.
Me gusta mucho España, precisamente por ser una y diversa. He viajado mucho, pero coincido con los extranjeros en que España es un país con grandes valores y es un gran honor que sobre todo se nos reconozca por nuestra cultura. Esta debe ser nuestra referencia primera -la cultura- y no ese periódico afán de autodestruirnos y no lograrlo, como dijo alguien.
Regálenos una idea para mejorar la situación cultural de nuestro país.
Insistir en la educación: en la enseñanza primaria y secundaria. De ahí nace todo: el respeto, los futuros lectores, la sensibilidad y no el cainismo, la envidia, el "y tú más", nuestro peores enemigos.