El Cultural

La agonía de las filmotecas (2)

26 julio, 2016 10:47

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Concentración de protesta por el despido de un proyeccionista. CGAI, 13/07/2016[/caption]

Me ocupé en el post anterior del estado actual de Filmoteca Española, y lo haré en este de la Filmoteca de Galicia, el CGAI (Centro Galego de Artes da Imaxe), que atraviesa probablemente su mayor crisis desde su inauguración, hace 25 años. El CGAI, sito en la Casa da Cultura Salvador de Madariaga de A Coruña, lo gestiona el organismo autónomo AGADIC (Axencia Galega das Industrias Culturais), a su vez dependiente de la Xunta de Galicia. Entre sus responsabilidades, como anuncia en su propia página web, se encuentran la “recuperación, catalogación, custodia y difusión de las producciones y el patrimonio audiovisual y fotográfico gallego”, así como la “programación de proyecciones, exposiciones, conferencias, publicaciones…”, entre otras tareas. Son precisamente varias de estas funciones de servicio público, según trabajadores y sindicatos del CGAI, las que están sufriendo los efectos de un brutal recorte, especialmente en el área de proyección y programación, así como en la biblioteca y préstamos. Estos dos últimos servicios, aseguran, llevan cerrados más de un año.

El trabajador más antiguo del centro, que se incorporó en 1992, el programador Jaime Pena, explica que de los quince trabajadores con los que contaba la institución filmográfica en 2010, hoy quedan nueve. “De todo el personal que se ha ido perdiendo, desde entonces no se han convocado plazas para cubrir sus puestos, lo que ha generado una manifiesta degradación de los servicios”, sostiene. Si en 2010, el presupuesto era de 450.000 euros, hoy es de 160.000, es decir, una pérdida del 65% en apenas cinco años. A principios de este mes, se despidió a uno de los dos proyeccionistas con los que cuenta el centro (uno de mañana y otro de tarde), lo que provocó un aluvión de concentraciones en la sede del CGAI y de denuncias contra la dirección, a la que sindicatos y trabajadores acusan de “desmantelar el centro”. “El despido del proyeccionista Antonio Ramos ha sido la gota que colma el vaso de un largo proceso de dejadez y erosión de la institución”, afirma Pena.

Ramos señala que, de hecho, su plaza en el CGAI se creó después de ganar una batalla judicial que llegó al Tribunal Superior de Justicia gallego, resolviendo en contra del “intento del gobierno autonómico de cubrirla a través de una empresa personal”. Es una práctica conocida en estos tiempos de crisis: la externalización y/o precarización laboral de puestos estructurales, contratando a autónomos para ocupar cargos con plaza fija. Algo similar a lo que viene ocurriendo en Filmoteca Española. De hecho, desde el año 2005 los juzgados gallegos han resuelto más de mil casos similares en Galicia, dando razón a los trabajadores contratados por la Administración como “falsos autónomos”. Lo que ha ocurrido en el caso del proyeccionista del CGAI es que, después de la resolución judicial, el AGADIC ha eliminado la plaza alegando que ya no es necesaria, pues ya no hacen falta dos proyeccionistas. Se da la circunstancia de que en caso de baja por enfermedad del único proyeccionista, tendrían que cancelarse todas las sesiones, pues nadie estaría capacitado para cubrir su puesto. Ramos ha anunciado que volverá a llevar a los juzgados esta decisión.

“Es constatable que, al igual que la mayoría de los departamentos y centros culturales de todas las administraciones, también el CGAI ha tenido que reducir su dotación de manera proporcional a los presupuestos generales de cada ejercicio –explica Jacobo Sutil, presidente de AGADIC–, si bien esto se ha hecho salvaguardando siempre su funcionamiento normal y su nivel de actividad”. Mientras, los trabajadores del CGAI contemplan esta circunstancia como la puntilla a una degeneración del centro que se atreven a calificar como “proceso de desmantelamiento”. Sutil es contundente al respecto: “No hay ninguna pretensión ni, mucho menos, ningún plan al respecto. A principios de este año el CGAI contaba con nueve trabajadores en plantilla, el mismo número que se mantendrá una vez se resuelva el proceso de provisión de un puesto de experto en audiovisuales, actualmente ya convocado y que esperamos contratar después del verano”. Los sindicatos puntualizan que el nuevo puesto no cubre la plaza ahora eliminada, sino una que está vacante desde hace poco más de un año, cuando el especialista José Manuel Sande obtuvo el acta como concejal del Ayuntamiento de A Coruña y tuvo que dejar su puesto en el CGAI.

Sutil quiere aclarar que la estructura laboral de hoy en día no solo cubre los servicios básicos, “sino que mucho más, lo cual hay que agradecer a la total dedicación y profesionalidad de los trabajadores del centro. Además de su actividad habitual con proyecciones prácticamente diarias, archivo fílmico y fotográfico, y recuperación y restauración de materiales audiovisuales, el CGAI lleva a cabo una importante labor de alfabetización audiovisual a través de los programas internacionales 'Cine en curso' y 'Fotografía en curso', programas que, por cierto, se verán reforzados con mayor presupuesto para el próximo año”. Asegura el director de AGADIC, por tanto, que “el CGAI está cumpliendo con todas las garantías de sus funciones como archivo fílmico de Galicia”, en el que se depositan todas las obras gallegas, “algo que, por cierto, dejó de hacerse durante el gobierno autonómico 2006-2009, poniendo entonces realmente en peligro la conservación del patrimonio”.

 Si se constrasta el volumen de actividades desde que empezó el proceso de precarización, lo cierto es que a día de hoy las publicaciones, las exposiciones y la organización de cursos y seminarios prácticamente han desaparecido de la actividad del centro filmográfico. Los empleados que han sobrevivido de momento a los recortes están haciendo un trabajo que sobrepasa sus competencias. El único proyectista, de turno de mañana, debe hacerse cargo de las proyecciones para centros de enseñanza o pases privados para productoras, además de la gestión del archivo filmográfico. Esto provoca, según los propios trabajadores, que el archivo (catalogación, préstamos, investigación, etc.), que se compone de 3.000 copias en celuloide y 7.000 en vídeo, esté prácticamente desatendido. La realidad de los datos es irrebatible: el presupuesto actual del CGAI es el mismo que el de principios de los años 90, si bien la inflación ha sido de prácticamente el 100%, mientras que los recortes para el desarrollo de actividades de los últimos diez años han sido del 65% [En costes de personal, la cifra se sitúa en 283.000, y en gastos corrientes, en 60.000, según AGADIC]. Pero la actitud más cómoda es la ignorancia o la indiferencia al respecto, como el propio AGADIC manifiesta en un alarde de amnesia (o ausencia de perspectiva) histórica: En 2008 había otro gobierno y el CGAI se situaba orgánicamente de modo diferente, por lo que no disponemos de las cifras concretas de presupuesto que se manejaban”. Quizá convendría empezar por conocer de dónde se viene para saber adónde se va. 

Los discursos enfrentados e irreconciliables se explican por la sistemática negación institucional de que la filmoteca tuvo un pasado antes de que la gestionara la agencia gallega. A la pobreza de recursos se suma en esta ocasión la ineficacia burocrática, la inoperancia en la gestión y la ignorancia admnistrativa sobre los verdaderos problemas que atraviesa el centro. “Sufrimos un verdadero abandono por parte de las instituciones políticas –se lamenta uno de los nueve trabajadores del centro–, que ni son ni quieren ser conscientes de la degradación por la que pasa el CGAI, y que solo está interesada en cuadrar sus cuentas”. A ello se ha sumado en los últimos meses el discurso electoralista, que, según los sindicatos, ha llevado “al engaño de los empleados y de la ciudadanía”. Antes de las elecciones, el portavoz del PP César Fernández Gil prometió en el Parlamento gallego que no habría más recortes de personal, pero la liquidación de la plaza de proyeccionista (contraviniendo una decisión judicial) ha hecho saltar las alarmas. Jacobo Sutil, desde AGADIC, niega la mayor: “Desde el primer momento hemos tenido una actitud de información de cara a los trabajadores, tanto a través de sus representantes sindicales como directa e incluso personal. En esta comunicación reiterada siempre hemos trasladado la realidad de la situación. Quiero pensar que, si ha habido algún malentendido, se ha debido a otras fuentes”.

Sutil añade que, de cara al futuro, lo único que cabe hacer es “transmitir tranquilidad”, pues el funcionamiento del CGAI está absolutamente asegurado. “A cualquiera le puede parecer cuanto menos exagerado hablar de desmantelamiento”, sostiene. Y bien es cierto que no parece existir una voluntad programática de desmantelar el centro –si así fuera, se estaría atentando contra la propia Constitución, que ordena “la protección del patrimonio histórico, cultural y artístico como principio rector de la política social y económica”–, pero sí un progresivo abandono y precarización en la protección de sus funciones. Mientras se conceden ayudas a la producción del cine gallego por valor superior a los dos millones de euros, la preservación del patrimonio fílmico gallego ronda el 5% de esa cantidad. “Evidentemente los recortes son sistémicos, en toda la Administración, y si se están recortando servicios esenciales como educación y sanidad, la filmoteca no entra dentro de las prioridades, y es perfectamente comprensible  –sostiene Pena–. Pero da la impresión de que las filmotecas son el patito feo de toda la política audiovisual, tanto a nivel estatal como autonómico: se invierte en políticas de fomento mientras se desatienden las infraestructuras, precisamente las que deberían sostener todo el andamiaje. Y las filmotecas deberían estar en la base de ese andamiaje. Simplemente, se trata de buscar un equilibrio”.