Ilustración: Ulises

Lector antes que escritor, Manguel dirige la Biblioteca de Buenos Aires, como Borges en su día. Hoy recibe el premio Formentor y lanza una breve autobiografía intelectual, Mientras embalo mi biblioteca (Alianza).

¿Qué libro tiene entre manos?
Estoy releyendo la extraordinaria novela Plaza Irlanda, de Eduardo Muslip, republicada recientemente.

¿Ha abandonado algún libro por imposible?
2666, de Roberto Bolaño.

¿Con qué personaje le gustaría tomarse un café mañana?
Con el Capitán Nemo, para contarle qué libros fueron publicados después de que se sumergió con el Nautilus y su biblioteca.

¿Recuerda el primer libro que leyó?
Los cuentos de los hermanos Grimm, y recuerdo aún el terror seductor que me provocó "La novia del bandolero", con la descripción del atroz descuartizamiento de la joven raptada y las tres copas de vino rojo, amarillo y azul.

Cuéntenos alguna experiencia cultural que le cambió su manera de ver la vida.
Cuando vi La Trilogía de los Dragones de Robert Lepage y me di cuenta hasta qué punto el arte podía narrar la vida. Lo había sospechado antes, pero esta pieza extraordinaria confirmó mis primeras intuiciones.

¿Cómo le gusta leer, cuáles son sus hábitos de lectura: es de ipad, de papel, lee por la mañana, por la noche...?
Sólo leo en papel y leo todo el día: durante el desayuno, el almuerzo y la cena, en el tren y el avión, en la cama y en el baño. Como Cervantes que confesó que leía "aunque sea los papeles rotos de las calles", siempre estoy leyendo.

¿Qué descubre uno al embalar su biblioteca?
Los fragmentos de una vida imaginaria.

¿Cuál es el libro más raro de su biblioteca? ¿Y la adquisición de la que está más orgulloso?
El libro más raro es quizás la edición de Stalky & Co. de Kipling que me regaló Borges cuando me fui de la Argentina en 1969. La adquisición de la que estoy más orgulloso es la primera edición (1941) de El jardín de senderos que se bifurcan.

Juan Ramón Jiménez decía que cuantos menos libros se comprara, más se leía. ¿Está de acuerdo?
Juan Ramón Jiménez era un tonto.

¿Cuál es, en su opinión, el mejor libro que se ha escrito?
La Divina Comedia. Es un libro perfecto.

¿Y el libro más sobrevalorado?
La obra completa de Michel Houellebecq.

¿En qué lengua se siente más cómodo, en inglés o en español?
En ambas, igualmente. Son dos formas de pensar el mundo.

¿Qué le parece la moda de los audiolibros?
Que no es una moda, sino la extensión natural de nuestro deseo de escuchar contar cuentos.

¿Existe un verdadero flujo cultural entre Latinoamérica y España?
Hasta un cierto punto: un flujo determinado por las represas editoriales, los canales de publicaciones alternativas, y las islas de festivales y congresos literarios.

¿Entiende, le emociona, el arte contemporáneo?
Depende de cuál. Me emociona profundamente el arte de Miquel Barceló, me parece una estafa grosera el de Sophie Calle.

¿De qué artista le gustaría tener una obra en casa?
De Carpaccio.

Ejerza de crítico de la última exposición que ha visitado.
Vi "Sublevaciones" comisariada por Georges Didi-Huberman en el MUNTREF de Buenos Aires. Me impresionó la coherencia de su relato a pesar (o tal vez a causa) del eclecticismo y la diversidad de los fragmentos elegidos. Y me brindó lo que exijo de toda muestra: una epifanía.

¿Le importa la crítica? ¿Le sirve para algo?
Si es inteligente, sí, por supuesto.

¿Qué música escucha en casa?
Brahms, música medieval, canciones pop de los años sesenta, Arvo Pärt...

¿Recuerda la película que más veces ha visto?
Bringing Up Baby, de Howard Hawks.