Andrés Jaque. Ilustración: Ulises
Entiende la arquitectura como un laboratorio y la feria como un urbanismo con fecha de caducdad. Andrés Jaque (Madrid, 1971) repite como arquitecto de ARCO y anuncia próxima parada: Manifesta 12.
¿Qué libro tiene entre manos?
Estoy terminando
Outlaw Territories, de Felicity Scott. Narra cómo surgieron las políticas del desarraigo y del desplazamiento a partir de los sesenta y el impacto que han tenido en la arquitectura y el urbanismo. Fundamental.
¿Ha abandonado algún libro por imposible?
No. Soy un lector compulsivo. Y no soporto quedarme sin saber a dónde llegan las historias y los argumentos, aunque sean horribles.
¿Con qué personaje le gustaría tomarse un café mañana?
En la película
La chica desconocida, de los hermanos Dardenne, algunos de los pacientes a los que la protagonista visita le agradecen su dedicación tomando con ella un café en la cocina de sus casas. No puedo pensar en una manera más bonita de tomar un café.
¿Recuerda el primer libro que leyó?
De pequeño leía desde
Selecciones del Reader's Digest al
Pequeño Nicolás,
Astérix, los
Cinco o novelas de Agatha Christie. Los dos primeros libros que de verdad me gustaron fueron
La Isla del Tesoro y Cien Años de Soledad.
¿Cómo le gusta leer, cuáles son sus hábitos de lectura?
Leo como puedo en cada momento. No tengo manías. Lo mismo leo poesía y
papers de
Sage en el móvil, que me paso una semana cargando con libros de aeropuerto en aeropuerto. Leo siempre que puedo.
Cuéntenos alguna experiencia cultural que cambió su manera de ver la vida.
Los años del instituto los estudié en un colegio de Maine, en Nueva Inglaterra. Recuerdo que un invierno, con -30°, me fui a ver
Mujeres al borde de un ataque de nervios en un cine de Portland. De pronto me di cuenta de cómo me gustaban las noches de verano en Madrid, tal como las vivían los personajes de
Almodóvar.
¿Cómo se diseña el futuro?
Mirando con atención el presente e intentando prestar atención a los conflictos que contiene.
¿Cuál es el papel de la arquitectura en una feria de arte?
ARCO es un urbanismo de cinco días. Estoy muy contento de haber contribuido con mi trabajo como arquitecto desde hace ya seis años a que los diferentes actores que la componen puedan compartir espacio.
En sus proyectos hay alusiones tanto a Mies van der Rohe como a Ikea, ¿qué le inspira más?
Me interesa trabajar con aquellas cosas que marcan la realidad del mundo, como el cambio climático, la movilidad transnacional, la precarización de las condiciones laborales de la clase media europea... No me interesan las discusiones entre colegas arquitectos sobre rarezas eruditas o sobre detalles disciplinares.
¿De qué artista le gustaría tener una obra en casa?
De
Esther Ferrer, de House of Ladosha, de Mickalene Thomas...
¿Le importa la crítica? ¿Le sirve para algo?
Que gente interesante e informada dedique tiempo a pensar en mi trabajo me parece una suerte y una gran ayuda.
Ejerza de crítico de la última exposición que ha visto.
Trigger. Gender as a tool and a weapon en el New Museum. Así tratado, como una constelación de resistencias atravesadas por una misma forma de violencia normativa, la exposición muestra cómo vivimos en permanente transición.
¿Qué película ha visto más veces?
Belle de Jour,
La Ventana indiscreta,
Los juncos salvajes,
Pajaritos y pajarracos. No me canso de verlas una y otra vez.
¿Qué música escucha en su casa o en su estudio?
Perfume Genous, Abra, Arca, Blood Orange...
¿Qué libro debe leer urgentemente el presidente del Gobierno?
Sin duda,
I want a dyke for president de Zoe Leonard.
¿Le gusta España? Denos sus razones.
Me gusta formar parte de unas redes de afecto en las que se comparte y también se disputa mucho. Estas redes pasan, en una parte importante, por España.