'Ventiladores Clyde': postales desde el interior
La obra maestra de Seth nos introduce en un microcosmos tejido alrededor del desencanto de sus dos protagonistas
5 agosto, 2019 10:00Desde la distancia, un género como el cómic parece encaminado a entregar obras de simple divertimento y risas facilonas. Al fin y al cabo, qué se puede esperar de propuestas construidas sobre viñetas y bocadillos cuyo atributo más reconocible son las líneas cinéticas que acompañan al "¡Bang!" de turno. Por otro lado, no hace falta mucho interés en el llamado noveno arte para entender que esta visión, aunque abunde, resulta miope y reduccionista por no decir inculta. Para evitarnos opiniones de salón, tomen como ejemplo Ventiladores Clyde, del autor canadiense Seth, y dedíquenle unos minutos sobre la mesa de cualquier librería antes de emitir un juicio. Háganlo con la curiosidad del científico que busca falsear una prueba dudosa. Ahora les diré lo que ocurrirá.
Entrarán por la puerta de atrás en las vidas de Abe y Simon Matchcard, herederos de un negocio en declive, obsoleto, pero con encanto, dedicado a la comercialización de ventiladores. La puesta en escena esconde las aristas de la convivencia filial y desdibuja las aspiraciones truncadas por un destino escurridizo. Son los silencios, los primeros planos, las caminatas sin destino, monólogos para no escucharse capaces de alumbrar emociones encontradas, preguntas hechas mirando al pasado desde un presente donde el futuro nunca acaba de llegar. La intensidad creciente del relato abruma al lector y se siente incapaz de dejar de explorar el microcosmos tejido alrededor del desencanto de nuestros dos protagonistas.
No se trata de que desmenuce el breve argumento ni diseccione la exquisita propuesta visual. Más bien consiste en que se desprenda de clichés y se abalance sobre uno de los comics más destacados de los últimos años para formar su propia opinión. Con unas páginas bastará.