Lillian Bassman
La cámara es sólo la primera herramienta
12 junio, 2002 02:00Barbara Mullen. Nueva York, 1950
Lillian Bassman cumple el próximo sábado 85 años. Considerada hoy como una de las más importantes fotógrafas de moda del último medio siglo es, además, uno de los ejemplos más claros de mujeres que, en los años 40 y 50, pudieron compatibilizar su labor artística con el ciudado de una familia. Pionera de novedosos recursos técnicos, Bassman fue también directora artística de "Harper’s Bazaar" y diseñadora de ropa. Con sus fotografías en blanco y negro contribuyó a consolidar el estereotipo de la mujer elegante, discreta y sofisticada. Hoy PHotoEspaña, en una exposición en el Jardín Botánico, recupera sus trabajos más interesantes.
-¿Qué le llevó a abandonar el mundo de la fotografía de moda en 1971?
-Después de 25 años en "Harper’s Bazaar" y de realizar numerosas campañas publicitarias, sentí que había llegado el momento de buscar nuevas formas de enfocar mi historia de amor con la moda, por lo que empecé a diseñar ropa. Diseñé la primera "talla única". El negocio tuvo mucho éxito, hasta que empezó a ser demasiado grande para mí: entonces me di cuenta de que era necesario cambiar drásticamente y trabajar en mis propios proyectos sin tener que satisfacer a los clientes. Así que dejé el estudio y la mayor parte de las fotografías que había realizado, negativos y copias. Por aquel entonces había muy pocas galerías o museos que expusieran fotografías de moda contemporánea.
Desencanto con la moda
-Dicen los que la conocían entonces que fue su desencanto con la industria de la moda lo que le llevó a abandonar. La decepción debió de ser grande para destruir todas sus fotografías. ¿Cómo recuperó las copias que hoy conocemos?
-Fue por casualidad. Parece ser que una bolsa con negativos y pruebas se "escapó" de la basura.
-Y, a raíz de este descubrimiento, el historiador Martin Harrison le convence para revisar su trabajo de los años 50-70. ¿Qué le atrajo de aquellos trabajos?
-Cuando los vi otra vez, al cabo de los años, me di cuenta de que las elecciones que había tomado entonces diferían mucho de lo que me interesaba ahora. Las había hecho en la revista para satisfacer sus necesidades, no las mías. El cuarto oscuro siempre me ha fascinado, y me atrajo la idea de reinterpretar las fotos tomando mis propias decisiones, desarrollando una nueva forma de verlas, reanudando mi interés por la moda y retomando a las mujeres que elegí para hacer esas fotografías.
-¿Qué le animó a realizar la dirección artística del libro Lillian Bassman con sus fotografías recuperadas?
-Puesto que yo había sido directora artística durante tantos años, ¿por qué no encargarme de mi propio libro? Era otro reto al que no me podía resistir.
-Muchas de las fotografías del libro están "reinterpretadas", es decir, manipuladas por usted, ¿por qué?
-Empecé como pintora y, dada la afición que le comentaba por el cuarto oscuro, decidí trasladar esta técnica a aquel cuarto de experimentos, donde trabajando con pinceles y trapos mezclé la pintura y la fotografía. Estoy convencida de que la cámara es sólo la primera herramienta.
La mujer en la historia
-De sus fotografías se desprende una imagen de la mujer glamurosa y sensual, ¿cómo se ha transformado esa imagen de la mujer?
-La historia de la moda (y de la fotografía) ha sido siempre una reflexión acerca de la condición social y cultural de las mujeres, tal y como dicta la familia o la sociedad. El concepto de belleza ha cambiado a la vez que han evolucionado las técnicas artísticas, desde los primeros cuadros hasta las imágenes realizadas mediante ordenador.
-Ha trabajado como modelo en el Art Students League, se ha casado con el fotógrafo Paul Himmel, ha tenido dos hijos y, como dice el historiador Martin Harrison, "ha jugado al póquer, bebido, fumado y bailado el lindy-hop en Harlem", supongo que se siente orgullosa...
-Ya no fumo, pero disfruto mucho de mi familia y estoy empezando a aprender a usar el ordenador.
Antes de dedicarse al mundo de la moda y la fotografía, Lillian Bassman (Nueva York, 1917) trabajó como modelo en el Art Students League. En 1935 se casa con el fotógrafo Paul Himmel. Durante sus años como directora artística de "Harper’s Bazaar" estuvo en contacto con Richard Avedon, Robert Frank o Arnold Newman. Su trabajo, siempre comercial, se reviste de interés artístico por su utilización de recursos técnicos como el flou vaporoso, el tiraje mediante reducción o la exposición selectiva.