Marina Núñez
Sin título (ciencia ficción), 2002
Marina Núñez sigue instalada en el campo marcado por la nueva inspiración que proporcionan a sus obras el universo de la ciencia ficción (campo literario y cinematográfico al que, no obstante, siempre ha sido aficionada) y las nuevas técnicas de impresión y diseño de la imagen facilitadas por la informática. Tal es así que esta exposición titulada ícaros prosigue camino por la senda de la que tuviera lugar hace casi tres años en este mismo espacio y mantiene en cercana estela ese nuevo universo poblado por cíborgs, espacio cósmico e inestabilidades espaciales, explorado por su obra inmediatamente anterior. Sin embargo, estas piezas (todas impresiones infográficas sobre cajas de luz, aluminio o suelo de pvc excepto una instalación de pinturas y luz) resultan menos contemplativas y descriptivas que las anteriores. La artista palentina retoma el método (que ya utilizara en los años noventa para hablar de la mujer o el loco) de confrontar lo que llamamos normalidad con sujetos de la exclusión, lo que se considera monstruoso, el alien: lo que nos da miedo. En este caso, en un conjunto de obras en el que acaso confluyen demasiados elementos plásticos dispersos, Núñez nos sitúa frente al desarrollo de la técnica en un mundo en camino sin retorno hacia su dominio, tanto en materia de transmisión de información (blandos cuerpos son atravesados y deformados por frases extraídas de medios de comunicación), como desde el punto de vista de la ingeniería de lo biológico o de la exploración del espacio exterior. Estos ícaros que saltan desde satélites (confundiéndose con ellos) podrían no ser otra cosa que el ser humano cuando, pudiendo construir algo que mejore su presente mediante determinados empleos justos de su sabiduría, trata de tocar un agujero negro y es quemado por el propio reactor que le propulsa.