Image: El Pritzker cuestionado

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Arte

El Pritzker cuestionado

Polémico premio para la iraquí Zaha Hadid

1 abril, 2004 02:00

Centro de Arte Contemporáneo de Roma

Zaha Hadid ha logrado entrar con 53 años en el olimpo arquitectónico. La concesión del premio Pritzker a la arquitecta iraquí ha levantado ampollas entre los más críticos. Sus pocas obras construidas, su halo mediático y su exuberante personalidad son algunas de las razones.

Sin entrar en fáciles análisis oportunistas, o lecturas ajenas a los méritos arquitectónicos, como su origen iraquí y su expresa condición de primera mujer arquitecto que recibe un honor de tal envergadura como el que supone el premio Pritzker, o incluso la feliz coincidencia de haber tenido en el jurado entre otros a su primer cliente, lo innegable es la alta capacidad que desarrolló Zaha Hadid para proyectar y difundir su trabajo en todo el mundo. Seduciendo por su aplastante personalidad y su brillante expresión gráfica, nos ofrece una visión mas plástica que intelectual de su arquitectura. Con cincuenta y tres años, Zaha ha recorrido todos los foros arquitectónicos del mundo y está comenzando ahora a construir obras de mayor envergadura, ya que las acabadas hasta la fecha han sido experimentos de diversa fortuna, tales como pequeños pabellones, interiorismo, un bloque de viviendas, un pequeño intercambiador de transportes y una torre para saltos de esquí. Sin embargo, su visión ha sido demandada en grandes concursos internacionales y su innegable posición de dura prima donna, alabada y admirada por su exhuberancia arquitectónica y personal atiende al espectáculo en una sociedad que así lo reclama. Diseñadora de su propia imagen, y experta en el montaje escenográfico para exposiciones y espectáculos, ha mantenido firme su origen, principios estéticos y de lenguaje, con un personal código gráfico, generando fieles seguidores en todas las universidades de arquitectura del mundo. Su origen constructivista, y su breve paso por la Office for Metropolitan Architecture, que entonces agitaba activamente Rem Koolhaas, condicionan su trabajo. Fue invitada a participar en la exposición del MoMA de Nueva York de 1998 que agrupó a Peter Eisenmann, Rem Koolhaas, Frank Gehry, Daniel Libeskind, Bernard Tschumi y los más radicales Coop Himelblau, promotores de una muy estimulante visión de la arquitectura de la deconstrucción avalada por la ideología de Jacques Derrida. Pasado el tiempo, todos ellos han desarrollado brillantes carreras internacionales, sin que la deconstrucción sea la nueva sensibilidad que sus profetas promulgaban. Sin embargo había tanto talento condensado en el mencionado grupo, que la obra desarrollada individualmente por casi todos sus miembros está presente en todo el mundo.

Hasta ahora el Pritzker ha destacado brillantes y sólidas carreras sin dar ningún crédito al trabajo futuro. No se está premiando a un joven arquitecto con un buen edificio, a modo de inyección de aliento para que prosiga creciendo. Y no considero que Zaha, que consiguió acuñar todo el crédito internacional con audacia y tesón, lo devuelva con las obras que ha construido. La transparencia, ligereza y propuesta espacial que se destila de su trabajo gráfico, muestra una desoladora respuesta material al construirse. La gran arquitectura aparece con la construcción, y tras la evocación de las maquetas y los dibujos de Zaha Hadid ,se alza el hábil velo que existe entre el papel y el espacio para dejar ver su triste realidad.

El aparcamiento y Terminal de Tranvías Hoenheim-Nord en Estrasburgo es un proyecto notable de escuela, ingenioso y fácil, que fue honrado con el premio europeo Mies Van der Rohe 2003. Mayores niveles de exigencia se tienen en competiciones menores. Y el Centro Rosenthal de Arte Contemporáneo de Cincinnati es una arquitectura tan torpe como ingenua. El proyecto sugería al menos un conglomerado de volúmenes y espacios fracturados en cadenas verticales, transparencia en las secuencias y la constantemente aludida fluidez. En cambio nos transporta a los peores momentos del postmodernismo y sus pasiones formales. El espacio ni fluye ni colisiona, las masas no flotan. Los caprichos del discurso se desdicen en una realidad que lamentablemente no supera la ficción. Una ligera curva que enlaza una pequeña acera con la medianera del edificio colindante se nos brinda como "alfombra urbana" y debiera proyectar el espacio de la ciudad verticalmente, liberando así una forzada grieta que acoge una escalera, última imagen que define el edificio y su espacio. Su tosca construcción convencional y concepción estructural,nada tiene que ver con la exquisita sofisticación y complejidad que las obras de su maestro Koolhaas ha sabido crear, demostrando lo promulgado en una rica y sugerente visión teórica que abarca desde el territorio hasta la última solución constructiva. Pero el unánime reconocimiento de Zaha Hadid premia dos décadas de esfuerzo teórico y plástico, el estilo y la originalidad, incorporando a Zaha Hadid al olimpo arquitectónico, que se está quedando sin dioses.

Zaha Hadid
Zaha Hadid nace en Bagdad en 1950 y estudia en la Architectural Association de Londres. Es miembro honorario de la Academia Americana de Artes y Letras y Comandante del Imperio Británico 2002. Ocupa la Kenzo Tange Chair en Harvard y la Sullivan Chair de la Universidad de Illinois (Chicago). Actualmente imparte clases en Viena y en Yale y tiene proyectos por todo el mundo, destacando el Museo Guggenheim de Taiwán, o el Centro de Arte Contemporáneo de Roma. En España trabaja en el plan director del barrio de Zorrozaure en Bilbao, unos cines en Barcelona y el interiorismo de un hotel en Madrid. En el año 2003 fue Premio Mies Van de Rohe con el intercambiador de Estrasburgo.