Image: Francisco Villar

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Arte

Francisco Villar

“Los escenarios de mis fotos nunca son casuales”

21 julio, 2005 02:00

Francisco Villar. Foto: Mercedes Rodríguez

Francisco Villar es, casi sin querer, uno de nuestros premiados más famosos: él es uno de los artífices de ese aspa de molino que arropa la palabra "Quixote" en el famoso logo del cuarto centenario cervantino. Ahora ha dado un salto cualitativo en su carrera que le acerca al arte, a la fotografía. Con una breve serie de diez misteriosas imágenes en blanco y negro, Villar ha cautivado al jurado de El Cultural y demostrado su talento. Hoy confirma también sus ganas de exponer y de seguir investigando.

-Hábleme de este trabajo: escenificaciones y retratos de personas cercanas. ¿Cómo elige a sus protagonistas y escenarios?
-Los protagonistas son amigos y casi siempre es el sitio el que me llama la atención, aunque otras veces es la persona la que despierta un interés especial y para la que busco expresamente un escenario. Pero nunca es casual. Eso sí, como no tengo dinero para trabajar con modelos profesionales, dependo de la disponibilidad de mis amigos, por lo que muchas veces vamos a los lugares elegidos por la noche, cuando no hay nadie. También aprovecho los viajes de trabajo para hacer las fotos en lugares diferentes.

-¿Por qué el uso sistemático del blanco y negro?
-Tengo muy poco en color. De momento estoy más cómodo trabajando en blanco y negro. Creo que en el color hay demasiadas variables como para poder controlarlas todas.

-Técnicamente sus fotos son clásicas, ¿no le atrae el digital?
-Mis fotografías son naturales 100 por 100, no hay ningún retoque y la mayoría están hechas con luz natural. Pero porque hasta ahora no he necesitado más. Cuando crea que una imagen puede mejorar gracias al tratamiento digital no tendré ningún problema en empezar a utilizarlo.

-Ha estudiado diseño, así que proviene del mundo de los gráficos... ¿Cómo llegó a la fotografía artística?
-Empecé hace cinco años, aunque ha sido en los dos últimos cuando le he dedicado más tiempo. Estudié Empresa y luego diseño gráfico. Empecé a trabajar en un estudio en Pontevedra y aprendí casi todo lo que sé de fotografía de mi jefe de esos veranos de prácticas. He hecho algún curso y un taller con Duane Michals...

-¿No cree necesario estudiar para ser artista?
-Le confieso que no creo en un conocimiento académico o institucional, aunque es obvio que para cualquier cosa necesitas una formación y, sobre todo, tener interés, inquietudes: leerlo todo, verlo todo (películas, obras de teatro), viajar... Cuantas más cosas, mejor. Aunque hay genios que sin haber visto nada lo hacen todo, son los menos.

-Este año está en racha: ha ganado también (junto con dos compañeros) el concurso para el logo del año Quijote, así que llevamos viendo su trabajo todo el año...
-Sí, pero entonces no me cogió tan de sorpresa la noticia, fue más paulatino... Era un concurso para estudiantes: primero hubo un concurso interno en el Instituto de Diseño donde nos preseleccionaron y pasamos ya al concurso internacional, que ganamos. La verdad es que ese premio nos ha facilitado la vida, gracias a él hemos podido montar el estudio en el que trabajamos los tres, Tres tipos gráficos, en el centro de Madrid, y nos va bastante bien.

-¿Hay alguna relación entre su trabajo de diseño y el fotográfico?
-Muy poca: el diseño es la parte pública y menos personal, allí estás en manos del cliente. Con las fotos es otra cosa, no son obras pensadas para el mercado (hasta ahora, claro) y el planteamiento no tiene nada que ver. Las fotos son mi trabajo más íntimo, más personal.

-La de Marlborough, el próximo otoño, será su primera exposición ¿cómo afronta el reto?
-Yo no era muy amigo de enseñar las fotos. Ahora todo va a ser distinto. Soy consciente de la responsabilidad... Pero tengo bastante claro cómo quiero que el público vea las obras.