Image: Mauro Fariñas, ganador del VII Premio de Fotografía de El Cultural

Image: Mauro Fariñas, ganador del VII Premio de Fotografía de El Cultural

Arte

Mauro Fariñas, ganador del VII Premio de Fotografía de El Cultural

19 julio, 2007 02:00

Own, 2006

El VII Premio de Fotografía El Cultural ha tenido el ya habitual eco entre artistas jóvenes, con cerca de un centenar de proyectos recibidos. Mauro Fariñas ha sido el elegido, con una propuesta de enorme atractivo visual y una elevada capacidad de sintetizar referencias pictóricas, fotográficas y cinematográficas en escenarios domésticos construidos. Destacamos, además, la calidad de otros tres trabajos que presentamos como finalistas.

José Marín-Medina, Mariano Navarro, Rocío de la Villa, Elena Vozmediano y Javier Hontoria formaron parte del jurado que, presidido por Blanca Berasátegui y organizado por Paula Achiaga, concedió el VII Premio de Fotografía de El Cultural a Mauro Fariñas, un muy joven artista que, no obstante, ha corrido ya mundo. El premio conlleva la organización de una individual en la galería Marlborough (se inaugurará a mediados de octubre) y por primera vez este año, gracias a la colaboración de ámbito Cultural de El Corte Inglés, una dotación de 5.000 euros para la producción de las obras que serán expuestas.

Los años que Mauro Fariñas ha pasado en Helsinki, junto a estudiantes de otros países y en contacto constante con profesores muy presentes en la escena artística internacional, le han situado en un marco estético y conceptual cosmopolita. Pero si alguna consecuencia ha tenido esta etapa formativa que acaba de concluir ha sido la solidez de su preparación técnica. Desde que comenzó sus estudios en Cuenca, Mauro Fariñas sabía que quería aprenderlo todo sobre la fotografía, y en estos años ha experimentado a conciencia lentes, luces, efectos y trabajo de laboratorio, de manera que ha podido desarrollar una manera de hacer personal, caracterizada por la planificación y la riqueza visual.

La serie que presentó al premio, All Tonight’s Woes (Todas las aflicciones de esta noche), continúa un proyecto anterior, Through the Peeping Hole (A través de la mirilla). Ambos escenifican esos momentos de intimidad que no llegan a ser obscenos, ni siquiera indiscretos, porque nada pasa. O casi nada. Sólo una suspensión, una ausencia de pensamiento que se produce mientras la presencia del cuerpo es revelada por un espía inadvertido. Los personajes, solitarios, inmóviles en habitaciones domésticas parecen tener la sola función plástica de emerger apenas de las sombras. Sin embargo, la presencia implícita de un observador, de un intruso, y algunos discretos apuntes de una acción que ya se ha producido, o se avecina, introducen un sutil componente narrativo. Más bien teatral. Porque lo que parece interesar al artista es la construcción de una situación dramática, sustentada en tres pilares fundamentales: el escenario, el personaje y la iluminación. Aunque aprovecha arquitecturas reales, a menudo su propia casa, como estructura básica, cada uno de los muebles, objetos, telas, vestidos o papeles pintados en las paredes están cuidadosamente escogidos para generar la atmósfera buscada. Esa construcción de escenarios, que guardan entre sí una coherencia estética a la que contribuye el uso dominante de rojos y azules eléctricos, está determinada casi siempre por un título, muy breve: una espoleta para la imaginación visual, que se desarrolla primero en dibujos a partir de los cuales se localizan espacios y modelos. Paradójicamente, esa cuidadosa puesta en escena queda después en gran parte oculta o distorsionada por un elaborado juego de luces coloreadas y oscuridades. En este sentido, la fotografía de Mauro Fariñas es muy pictórica, y hasta muy escultórica. Y no sólo por sus valores formales, puesto que algunas de sus obras hacen referencias directas a pintores o fotógrafos que le han precedido en el uso de determinados recursos: David Hockney (en series anteriores en las que fragmentaba las composiciones), Edward Hopper en determinadas composiciones, Cindy Sherman en la saturación cromática de algunos de sus trabajos y la narratividad ambigua o, más atrás, Caravaggio en el efectismo de la iluminación. Incluso alguna cita aislada al conceptualismo performativo de Bruce Nauman. También el cine es una referencia clave, y en especial el de crímenes o suspense, aunque con a un leve giro hacia lo surreal o lo alucinatorio. Jugando con focos dirigidos, con filtros de color y con el contraste, Mauro impone dificultades para la lectura de la imagen, acosada por luces extrañas, penumbras y fogonazos. Por otra parte, en varias de las fotografías de All Tonight’s Woes aparecen espejos, utilizados con intenciones barroquizantes. Una estrategia que se explica por el deseo de provocar no sólo una saturación cromática sino también una saturación de información visual... siempre relevante, pues ningún componente de la imagen ha caído por azar dentro del encuadre.