Wilhelm Sasnal
K21 Dusseldorf. Del 5 de septiembre al 10 de enero de 2010
7 septiembre, 2009 02:00Partisans, de Wilhelm Sasnal (2005).
Wilhelm Sasnal es el protagonista del arranque de temporada en la ciudad alemana de Dusseldorf. 75 cuadros conforman su individual en K21.
Guarda la pintura de Sasnal no pocas analogías formales y conceptuales con la de otros pintores de generaciones anteriores como Luc Tuymans o Peter Doig. Formalmente es más afín al primero, sus pinturas tienen algo vidrioso en su disposición sobre el plano como de algún modo turbia es también la historia que tras él se esconde. Tuymans y Doig -el trabajo del británico guarda a su vez parecidos con el del español Miki Leal- son conocidos por practicar una pintura salpicada de contenido político, algo que sorprende al ver la aparente candidez de sus obras, y esto es algo que comparte Sasnal quien hace constantes alusiones a la historia política de su país vinculándola a la suya propia. Así, el artista se refiere a su juventud y adolescencia como al periodo de formación de su país. Derrocado el comunismo en 1989, tanto Sasnal como Polonia buscan su lugar en el mundo a principios de los noventa. Se una así el artista a la larguísima nómina de artistas procedentes de Europa del Este cuyo material iconográfico más valioso no es otro que la historia reciente de su país en su difícil transitar desde posiciones comunistas a la realidad capitalista del momento.
Hay en su trabajo hay un intento constante de encontrar los límites entre la alta y la baja cultura para moverlos a su antojo. Hay una clara referencia al arte pop, no solo de Warhol pero también de uno de sus adalides pictóricos como Alex Katz, como se desprende de la conocida serie de retratos femeninos del polaco, presente en esta exposición. Buena parte de los motivos utilizados hoy por Wilhelm Sasnal parten de material encontrado siguiendo la más firme tradición duchampiana. Imágenes propagandísticas, familiares, otras procedentes de los medios de comunicación conforman su imaginario estético pero también tiene importancia la memoria de lo vivido. Y todos estos motivos son transformados para situarse en las antípodas de la fuente que los acogía. En ocasiones esta transformación los convierte en entes abstractos, perdida ya toda referencia, formas inasibles que nos privan de toda posibilidad de discernimiento. Pero eso no implica que el artista se introduzca en el terreno de la abstracción. Su pintura es figurativa como lo fue la pintura polaca del primer comunismo o esa posterior vinculada al realismo socialista que se dio en muchas ciudades de Alemania Oriental y de la que han bebido otros pintores a cuyo frente debemos situar a Neo Rauch.
No conviene perderse esta exposición si se está en la ciudad de la cuenca del Ruhr (zona geográfica que ostentará la capitalidad cultural europea en 2010). Su obra es una de las más representativas del panorama pictórico contemporáneo.