Image: Utrecht: Juego de imperios en el XVIII

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Arte

Utrecht: Juego de imperios en el XVIII

La Fundación Carlos de Amberes acoge la exposición 300 años de la paz de Utrecht con la colaboración de Acción Cultural Española

24 diciembre, 2013 01:00

La batalla de Oudenaarde, por Joseph van Bredael (1716).

Quién no sabe o recuerda, aunque solo sea vagamente, la canción Mambrú se fue a la guerra. Forma parte de ese imaginario que todos tenemos en mente pero realmente no todos saben de dónde proviene su letra. Pues bien, se remonta a la Guerra de Sucesión Española (1701-1715) que enfrentó a las tropas de Francia y Gran Bretaña y desembocó en el Tratado de Utrecht (1713), poniendo fin a los conflictos y creando el mapa político de la actual Europa. Ahora se cumplen 300 años de dicho hito histórico y la Fundación Carlos de Amberes junto con Acción Cultural Española ha elaborado una exposición con 74 objetos que recorren el cambio que supuso para Europa la concesión de la paz.

La muestra propone fijar la vista en el conflicto remontándose a sus antecedentes, es decir, al vacío que dejó a su muerte Carlos II por no tener heredero. Esto desencadenó una serie de enfrentamientos durante una década que traspasó las barreras nacionales por la lucha del poder liderada por la Casa de Austria y la de los Borbones. En España se ha enseñado que la Guerra de Sucesión fue un conflicto interno, una especie de guerra civil olvidando que es "un conflicto en el que está en juego quién es el soberano, es una cuestión de lealtades", explica Bernardo J. García García, comisario de la exposición. Finalmente Felipe V se hizo con el poder pero Carlos VI reclamó su legitimidad para el reinado, lo cual supuso nuevos enfrentamientos y alianzas. "Fue un periodo de diplomacia, como un juego de imperios, estrategias y concesiones. Había muchas alternativas sobre quién podía suceder y esto afectaba a todos los contendientes: en Inglaterra se van los Estuardo y llegan los Hannover, en Francia Felipe V no puede ser el rey" (debido a que había optado al trono español, había renunciado al reinado en Francia), amplía.

Este suceso va mucho más allá del cambio dinástico de los Austrias a los Borbones, la supresión de las constituciones y fueros tradicionales de la Corona de Aragón al crearse el Reino de España, la pérdida de Gibraltar y Menorca que pasaron a manos británicas o el exilio de los partidarios del archiduque Carlos III. "Es la base de la Europa en la que vivimos y de la actual diplomacia. Este tratado ha cambiado muchas cosas; España, al perder ciertos países y al ver menguada su monarquía se alejó de Europa y miró hacia América Latina en cuanto al comercio", explica Catherine Geens, directora de la Fundación Carlos de Amberes.


Alegoría de las paces de Utrecht según Paolo de Mattei.

Ahora que se cumplen 300 años de aquel momento, las ciudades que más contiendas albergaron y para conmemorar sus tratados (Utrecht, Rastatt, Baden y Madrid) han elaborado diversas exposiciones con 15 objetos en común pero adaptadas a sus correspondientes experiencias. "Hace ya tres años que se empezó con los preparativos porque la ciudad de Utrecht quería rememorarlo", cuenta García a El Cultural. La exposición de Madrid "contiene grabados que no se han visto, no se pueden ver en los museos porque no pueden estar más de seis meses. Son políticos, propaganda, hojas informativas sobre cómo se fue desarrollando la guerra y los acuerdos y negociaciones", añade Geens.

Estas piezas provienen de diferentes lugares como la Biblioteca Nacional de Francia, Museo Thyssen-Bornemisza y El Prado, entre otros muchos. "Hay grabados alegóricos que cuentan las batallas, planos de guerra y planos de Simancas (son los mejores planos militares de los siglos XVI-XVII-XVIII) de gran importancia", continúa el comisario. En concreto el de Madrid se centraba en Gibraltar y Menorca que habían pasado a manos inglesas y el de Viena presenta el último acuerdo entre Carlos VI y Felipe V. Además se pueden ver retratos de Felipe V y de Luis XIV, "son cuadros que no están expuestos".

La muestra está dividida en tres partes y salas. La primera parte narra las vísperas de la sucesión, la conservación de la monarquía de Carlos II frente a las ambiciones del Rey Sol. Entre las obras que destacan aquí encontramos un retrato de Carlos II cuando era niño, El asedio de Douai, previo a la Guerra de la Sucesión y varios grabados sobre sobre la tiranía francesa y diversas alegorías de la paz. La segunda sala alberga la Guerra de la Sucesión, una herencia de intereses globales en disputa donde destacan una escultura de Felipe V de Lorenzo Vaccaro, óleos de las grandes batallas de la Guerra y grabados de los dos bandos: los almanaques franceses con la aceptación por Luis XIV del testamento de Carlos II en favor de Felipe de Anjou como heredero y retratos alegóricos de Carlos III como general romano o rey de España. La tercera parte de la muestra es la balanza de las potencias y la búsqueda del equilibrio con su reparto final de la herencia española en el tablero del mundo. Son remarcables el óleo de Felipe V de Miguel Jacinto Meléndez, grabados de las últimas batallas, planos de la disposición de los ejércitos y las medallas conmemorativas de las paces de Utrecht.

Como dato curioso de la exposición se puede decir que la Fundación Carlos de Amberes recibió la llamada del Ministro de Defensa, Pedro Morenés Eulate, quien pidió participar en el acto de inauguración. ¿Se está gestando un cambio entre las paredes de la política actual de España?

Mambrú se fue a la guerra

Mambrú se fue a la guerra,
¡qué dolor, qué dolor, qué pena!,
Mambrú se fue a la guerra,
no sé cuándo vendrá.
ah ah ah ah ah ah,
no sé cuándo vendrá.

Vendrá para la Pascua,
¡qué dolor, qué dolor, qué pena!,
vendrá para la Pascua,
o por la Trinidad.
ah ah ah ah ah ah,
o por la Trinidad.

La Trinidad se pasa,
¡qué dolor, qué dolor, qué pena!,
la Trinidad se pasa
Mambrú no vuelve más.

Por allí viene un paje,
¡qué dolor, qué dolor, qué traje!,
por allí viene un paje,
¿qué noticias traerá?
que do-re-mi, que do-re-fa,
¿qué noticias traerá?

Las noticias que traigo,
¡del dolor, del dolor me caigo!
las noticias que traigo
son tristes de contar,
que do-re-mi, que do-re-fa,
son tristes de contar.
Que Mambrú ya se ha muerto,
¡qué dolor, qué dolor, qué entuerto!,
que Mambrú ya se ha muerto,
lo llevan a enterrar.
que do-re-mi, que do-re-fa,
lo llevan a enterrar.

En caja de terciopelo,
¡qué dolor, qué dolor, qué duelo!,
en caja de terciopelo,
y tapa de cristal.
que do-re-mi, que do-re-fa,
y tapa de cristal.

Y detrás de la tumba,
¡qué dolor, qué dolor, qué turba!,
y detrás de la tumba,
tres pajaritos van.
que do-re-mi, que do-re-fa,
tres pajaritos van.

Cantando el pío-pío,
¡qué dolor, qué dolor, qué trío!,
cantando el pío-pío,
cantando el pío-pa.
que do-re-mi, que do-re-fa,
cantando el pío-pa.