Image: Picasso con acento suizo

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Arte

Picasso con acento suizo

Kunstmuseum Basel en el Museo del Prado y el Reina Sofía

13 marzo, 2015 01:00

Picasso: Muchachas a la orilla del Sena, según Courbet , 1950 (detalle)

Madrid celebra estos días una de las citas más esperadas de su agenda artística. Picasso se cuela el próximo lunes en el Museo del Prado con diez de sus mejores pinturas, ocho de ellas nunca vistas en España, y que a juicio de Eugenio Carmona, uno de los mejores especialistas en el pintor malagueño, son fundamentales en su trayectoria. Lo hace al tiempo que muchos de sus coetáneos, de Chagall a Juan Gris pasando por Modigliani o Fernand Léger, entran en avalancha en el Museo Reina Sofía con dos exposiciones que reúnen hasta 170 obras en un fascinante viaje por el siglo XX. Todas estas piezas son una pequeña parte de los fondos del Kunstmuseum Basel, una de las pinacotecas más importantes del mundo, que hasta septiembre se instala en la capital. La responsable del museo suizo, Nina Zimmer, nos cuenta su historia.

Sí, Picasso en el Museo del Prado. Llevábamos casi diez años sin ver una exposición del pintor malagueño en su museo. De él fue nombrado director en 1936, con el primer pistoletazo de la Guerra Civil, un cargo que él lidiaba a distancia, recién instalado en su nuevo estudio en París, en el palacete de Savoie, con la mente puesta en otro impacto: el Pabellón Español de la Exposición Internacional de1937, para la que pintó el Guernica.

Pero no, no se trata del Guernica, que sigue inmóvil en la sala 206.06 del Museo Reina Sofía y en el corazón ideológico y emocional de su colección. Se trata de 10 Picassos del Kunstmuseum Basel, así han titulado la exposición, una pequeña parte de la colección de picassos que tiene el Kunstmuseum de Basilea, más de 200 entre pinturas y dibujos. La selección viene firmada por los responsables de esta importante pinacoteca suiza y por "un extraordinario acto de generosidad, sin contrapartidas económicas", explica Miguel Zugaza, director del Prado. "Picasso es un pintor del siglo XX que no es ajeno a los maestros del pasado, por lo que el Museo del Prado es un enclave perfecto para ese diálogo", argumenta Zugaza.

"Picasso es un pintor del siglo XX que no es ajeno a los maestros del pasado", Miguel Zugaza

"Las obras que vemos en esta exposición son fundamentales y explican todos los picassos. Componen una especie de pequeña retrospectiva y está montada como un juego de espejos en la Galería Central del museo, inmersa en la lectura de las obras de Rubens, Tintoretto y Velázquez". Diez cápsulas del tiempo que reúnen lo mejor de su trayectoria, añade Zugaza: "su paso por las etapas azul y rosa, por el cubismo, su retorno al ‘neoclasicismo', su experiencia durante la guerra hasta llegar a ese rabioso expresionismo último donde reelabora temas de carácter mitológico".

Entre esos diez picassos hay ocho que no se han visto nunca en España, y dos de ellos que salen por primera vez de Basilea. Son Los dos hermanos (1906) y Arlequín sentado (1923), dos pinturas que encierran una de las historias más peculiares en torno al pintor malagueño. Ambas fueron depositadas en el Kunstmuseum en 1947 por su propietario, el coleccionista Rudolf Stachelin, y se pusieron a la venta 20 años después por su hijo Peter. El museo suizo se resistió a perderlas y, a través de un referéndum popular, se quedaron en Basilea gracias al importe de las instituciones públicas y aportaciones particulares. Un afecto que Picasso premió donando algunas de sus pinturas. Tres de ellas las vemos en esta exposición: Hombre, mujer y niño (1906, en nuestra portada), Venus y amor (1967) y La pareja (1967).

También encontramos las primeras obras que llegaron al Kunstmuseum de la mano de Georg Schmidt, su director entre 1939 y 1961: Panes y frutero con frutas sobre la mesa (1908-9), obra clave de su fase precubista y que ya vimos en la exposición Picasso. Tradición y Vanguardia, que el Museo del Prado le dedicó en 2006. También allí estaba El aficionado (1912), que llegó al Kunstmuseum en 1952 gracias a la donación de Raoul Albert La Roche, uno de los coleccionistas míticos del siglo XX desde que se enamorara, en los años veinte, del cubismo de Picasso, Braque, Léger y Juan Gris. Tantas obras adquirió que le pidió a uno de sus mejores amigos, el entonces treintañero Le Corbusier, que le construyera la hoy conocida como La Villa La Roche, una de las viviendas más importantes de la arquitectura moderna.

Detalle de La pareja, 1967 (Museo del Prado)

Otro Picasso donado por La Roche es Mujer con guitarra (1911-14), un óleo pintado entre París y Ceret. En 1955 llegó a Basilea la Muchacha a la orilla del Sena, según Courbet que el artista hizo en 1950 versionando uno de los cuadros del pintor que tanto le había fascinado. Un estilo similar al de la Mujer con sombrero sentada en un sillón (1941-42), una de las primeras obras en las que Picasso se volcó con la imagen de Dora Maar.

Y más en el reina sofía

Todas estas pinturas llegan a Madrid gracias al depósito facilitado por el museo de Basilea, que acumula siglos de historia y la filantropía de muchos legados y colecciones privadas, y que a día de hoy está cerrado por reformas. Los actuales 7.610 m2 se convertirán en 9.840 en manos del joven equipo Chris & Gantenbein Architects de Basilea, que trabajan en la creación de un nuevo edificio conectado con el actual por un pasillo subterráneo, con el que el Kunstmuseum ganará un 30% de espacio para sus más de 300.000 obras.

"Es la primera de las colaboraciones que llegarán más adelante" explica Manuel Borja-Villel
Otra partida, de 170 obras, la encontramos en la cuarta planta del edificio Sabatini del Museo Reina Sofía, en forma de dos exposiciones. Fuego blanco. La colección moderna del Kunstmuseum Basel reúne 106 de las mejores obras maestras de los siglos XIX y XX. De las cien, hay 97 obras inéditas en España. Hay piezas de Kandinsky, Cézanne, Van Gogh, Rothko, Munch, Chagal, Richter, Warhol, Steve McQueen... Entre las preferencias del director del Reina, Manuel Borja-Villel: "Donald Judd, Bruce Nauman, toda la parte del llamado "arte degenerado", Paul Klee...". El título remite a las obras de Barnett Newman, aunque también esconde un mensaje simbólico: "la idea de escritura, de lo que no se puede explicar, una realidad compleja y profunda que escapa a las definiciones", añade Borja-Villel.

Doble filantropía

La otra exposición es Coleccionismo y Modernidad. Dos casos estudio: Colecciones Im Objersteg y Rudolf Staechelin, una completa lectura de la pintura figurativa moderna a partir de 60 obras de finales del XIX a 1940. También aquí encontramos varios picassos, entre ellos Arlequin au loup (1918), que por sí solo merece ya una visita, así como una buena selección de obras de Ferdinand Hodler y Alexej von Jawlensky, Emil Nolde y Van Gogh. Entre las más especiales, está la más cara de la historia, Nafea Faa Ipoipo (1892) de Gauguin, que acaba de comprar la Autoridad de Museos de Qatar por 265 millones de euros. Llegará a Madrid en julio, en cuanto acabe la exposición que le dedica al pintor postimpresionista la Fundación Beyeler. A cambio de la espera, la Beyeler le ha cedido al Reina un Miró que pone sobre la mesa la extraordinaria colaboración entre las instituciones suizas y españolas.

"Y habrá futuras", vaticina Miguel Zugaza. "Tanto el Reina Sofía como el Museo del Prado estamos en deuda con Suiza y el Kunstmuseum de Basilea". Asiente Borja-Villel: "Esta es la primera de otras muchas colaboraciones que están por llegar, y que el Reina Sofía entabla con otras colecciones, como la del MoMA y el Pompidou". Todo empezó hace varios años, con una llamada de teléfono: la del nieto de Oskar Schlemmer a Borja-Villel. Fue quien le dio el chivatazo de que el Kunstmuseum Basel cerraba por obras. Ese mismo día le marcó al director, Bernhard Mendes, y le habló de la posibilidad de este préstamo. La idea no tardó en cuajar, porque, además, el Kunstmuseum mantenía una conversación abierta con otro museo español, el Prado.

No es la primera vez que ambos museos españoles colaboran juntos. Recordemos el intercambio que hicieron en 2006: Los fusilamientos del tres de mayo de Goya acompañaban al Guernica en el Reina para celebrar los 25 años de su regreso a España, y dos de los picassos del Reina se sumaban a la fiesta que le hizo el Prado en sus 125 años del nacimiento.