Image: Pablo Genovés, inundación en la catedral

Image: Pablo Genovés, inundación en la catedral

Arte

Pablo Genovés, inundación en la catedral

El artista es el primer español contratado por la catedral londinense de San Pablo, en el marco de una campaña de concienciación sobre el uso del agua y el cambio climático

1 marzo, 2017 01:00

Pablo Genovés delante de una de sus obras creadas para la catedral de San Pablo de Londres

Pablo Genovés (Madrid, 1959) se ha convertido en heraldo artístico de la inminente venganza de la naturaleza por la arrogancia del ser humano. En las series que lleva trabajando desde 2008, los palacios y las bibliotecas barrocas son devorados por inundaciones, desfigurados por la niebla o arrasados por la vegetación. El último escenario de esta devastación es la catedral de San Pablo de Londres. Lo es por partida doble: sus imponentes columnas y su famosa cúpula son los elementos que Genovés ha inundado en cuatro obras expuestas en la propia catedral que en el plano real se libra de la destrucción -por ahora-.

Si la humanidad no lo para a tiempo, las imágenes apocalípticas de Genovés podrían hacerse realidad en un futuro no muy lejano, como apuntan numerosos estudios científicos. Pero hay evidencias más tangibles que los números: "El cauce del Támesis se controla desde los años 80 con unas barreras que al principio solo era necesario activar una vez al año. En los últimos tiempos han tenido que hacerlo hasta tres veces al mes", explica el artista a El Cultural desde el templo, que se encuentra a 300 metros de la margen norte del río londinense.

La catedral de San Pablo fue proyectada por el arquitecto sir Christopher Wren y construida entre 1676 y 1710 como parte de un programa de reconstrucción de la ciudad de Londres tras el gran incendio de 1666. Hasta los años sesenta del siglo XX fue, con sus 111 metros de altura, el edificio más alto de la ciudad.

La colaboración de Genovés con esta catedral (en la que ha actuado como intermediario su galerista en la capital inglesa, Paul Stolper) se debe a una iniciativa de la iglesia anglicana llamada Just Water que pretende concienciar sobre el cambio climático y, en particular, sobre los problemas relacionados con el agua: su escasez para el consumo humano en determinadas zonas del planeta, la subida del nivel de los océanos y las inundaciones provocadas por los trastornos climáticos derivados de la acción humana. En San Pablo y en otros tres templos (la catedral de San Jorge en Ciudad del Cabo, la de San Pablo en Melbourne y la Iglesia de la Trinidad de Nueva York) se discutirá sobre el tema, mediante sermones y otras actividades, desde el inicio de la Cuaresma, este jueves, 1 de marzo, y durante las próximas semanas, y aprovechando la inminencia del Día Mundial del Agua, el 22 de marzo. Catedrales e inundaciones: es como si todo el proyecto hubiera sido concebido pensando precisamente en las obras de Genovés.

Pablo Genovés: Altar

Pablo Genovés es el primer artista español seleccionado por el comité artístico de la catedral de San Pablo, que en ocasiones anteriores ha encargado trabajos a artistas contemporáneos de la talla de Bill Viola y Yoko Ono. "Los anglicanos son muy abiertos en ese sentido. Ahora mismo estoy viendo al fondo una obra inmensa de Viola que dialoga estupendamente con el resto del espacio", explica Genovés al otro lado del teléfono mientras ultima el montaje de las obras, de entre 2 y 2,40 m de alto por 1,80 de ancho, en cuatro columnas de la nave central.

En Altar, tres ángeles de mármol encaramados al domo del altar parecen aguardar, como verdaderos náufragos, a una patrulla de salvamento, mientras las aguas embravecidas inundan la catedral. En Nave y Balcony vemos escenas similares, pero sin figuras humanas. Dome es la única de las cuatro imágenes en las que no hay agua. Se trata de una vista en contrapicado del interior de la famosa cúpula de la catedral, parcialmente cubierta por unas nubes que presagian la tormenta que ha de causar el diluvio.

El agua es el símbolo más universal de la vida y, al mismo tiempo, puede ser terrible. Genovés juega con esta ambivalencia en sus obras. "Me interesa que mis obras tengan un significado abierto. Hablan de lo bello y de lo terrible, del pasado y del futuro. El agua tiene un significado ritual similar en todas las religiones. Es un elemento de vida, pero también de muerte".

Pablo Genovés: Dome

El procedimiento empleado por Genovés en todas sus obras basadas en el montaje fotográfico parte casi siempre de postales antiguas que digitaliza y que combina en Photoshop con imágenes de fuerzas naturales tomadas también de terceros o realizadas por él mismo. En este caso, al no encontrar lo que buscaba entre las fotografías de archivo, ha tenido que combinarlas con otras tomas de la catedral hechas con su propia cámara. De hecho, mientras hablamos, Genovés describe a dos sacerdotes, hombre y mujer -la iglesia anglicana ordena a mujeres desde 1994-, parados frente a una de las obras, sorprendidos por el hecho de que en las paredes de la catedral aparezcan las lámparas actuales pero no el púlpito, construido en los años cincuenta.

Genovés sigue trabajando en nuevas piezas que continúan en la misma senda iniciada hace diez años. Próximamente mostrará algunas de ellas en la galería Max Weber Six Friedrich de Múnich y en septiembre en la exposición que le dedicará el Museo de Arte de Coruña, titulada Las mutaciones polifónicas.

"En realidad el arte tiene una forma de ver el mundo muy parecida a la de las religiones", opina el artista. No en vano la Iglesia fue durante siglos la gran mecenas del arte. "La Iglesia católica debería tomar ejemplo de la anglicana y reanudar ese diálogo con el arte de su tiempo", señala Genovés. Sentado en una silla en medio de la catedral, el artista dice entender el poder de atracción que generan estos grandes espacios, aunque no se considera creyente o, al menos, no de un dios concreto. "Creo que Dios no deja de ser un reflejo de nuestro propio yo".

Con respecto al principal tema de su carrera artística, el cambio climático, Genovés se muestra pesimista: "Estamos demasiado centrados en los asuntos del hombre -el Brexit, Trump...- y no vemos que los grandes problemas del mundo sobrepasan la duración de nuestras vidas individuales. Dentro de nada seremos 10.000 millones de personas en el mundo, en poco tiempo habremos exterminado a todos los mamíferos salvajes, estamos dejando el poder en manos de las máquinas... Estamos viviendo un momento histórico de vital importancia para el planeta pero no nos damos cuenta".

@FDQuijano