Colección Rockefeller, una subasta de récord
Jussi Pylkkänen subastando Fillette à la corbeille fleurie, de Picasso
Un desnudo de Picasso alcanza 96,7 millones de euros y varias obras de Monet, Matisse y Corot baten las marcas de sus autores en la primera de las tres subastas benéficas del legado del magnate en Christie's.
La obra más valiosa de las más de dos mil que integran la colección de David y Peggy Rockefeller es un desnudo de Picasso, Fillette à la corbeille fleurie (Joven con una cesta de flores), que fue vendida en la primera de las tres subastas por 115 millones de dólares (96,7 millones de euros). Pintado por Picasso a los 23 años, Rockefeller lo compró a la escritora Gertrude Stein.
Joven con una cesta de flores, de Picasso |
"Los dos objetivos de la educación y la filantropía han guiado este proyecto y hemos sido gratificados con el compromiso de audiencias globales desde el momento en que lanzamos la venta en Hong Kong el pasado noviembre", señaló Marc Porter, presidente de Christie's en América. "El legado Rockefeller ha resonado con fuerza y estamos emocionados con los resultados conseguidos por la primera noche en esta serie de ventas, ya por encima de nuestras expectativas. Con los nuevos niveles de precios para Monet, Matisse, Corot y otros, las pujas han sido testimonio del gusto, el conocimiento y el estatus de la familia Rockefeller combinados con una meta compartida de lograr un gran resultado para los destinatarios benéficos de la venta".
David Rockefeller y su esposa Peggy empezaron a construir su colección en la década de 1950 y, con pocas fortunas en el mundo comparables a la suya por aquel entonces, el magnate pudo armar una de las colecciones privadas de arte más valiosas. Además, fue presidente durante muchos años del consejo del MoMA de Nueva York, en cuya fundación había participado su madre, Abby Aldrich. Su posición en el museo terminó de pulir su olfato de coleccionista y le permitió estar al tanto de las obras de arte importantes que salían a la venta. En su testamento, David Rockefeller determinó que su colección fuera subastada para dedicar el dinero a obras de caridad.