Adiós al filósofo Paul Virilio
El urbanista era conocido por sus reflexiones sobre la tecnología y la velocidad y por crear, junto a Claude Parent, el concepto de arquitectura oblicua
18 septiembre, 2018 02:00Paul Virilio. Foto: Fundación Cartier
Conocido por sus textos acerca de la tecnología y la velocidad, el filósofo cultural y urbanista, Paul Virilio ha fallecido a la edad de 86 años, según han informado hoy su familia y la Fundación Cartier. Definido por la Fundación como "un filósofo progresista, un escritor visionario" y "una mente intuitiva", que se mostraba siempre "cercano" a sus compañeros de profesión y como "un amigo generoso y fiel", Virilio, que sufrió un paro cardíaco el pasado 10 de septiembre, recibió sepultura ayer en la más absoluta intimidad, tal y como había manifestado que era su deseo.El filósofo francés, que consideraba que el tiempo estaba estrechamente relacionado con el poder, consagró desde los años 70 gran parte de sus estudios al análisis del impacto social de la tecnología y al concepto de velocidad y del espacio.
"Pero a Virilio -escribió Eugenio Trías en junio de 2007 en El Cultural a raíz de su obra Ciudad pánico. El afuera comienza aquí- le motiva más el tiempo que el espacio. La ciudad no es un lugar. Es la expulsión de todos los lugares a la cuarta dimensión. Y ésta, en nuestro mundo, se agota y desgasta en la instantaneidad de la información. El pasado es arrasado y el futuro anulado. Sólo subsisten accidentes (nunca sustancias ni sujetos). Lo real es una sucesión de instantáneas que gravitan en el agujero negro del horror".
Nacido en París en 1932, pronto los trágicos acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial lo marcaron tanto que hasta llegó a afirmar que el conflicto había sido su verdadera universidad. Durante su juventud se formó en la École des Métiers d'Art y trabajó junto a Matisse y Braque haciendo vidrieras. En la década de los 60, junto a Claude Parent, introdujo el término de arquitectura oblicua, como fruto de una visita a los búnkeres alemanes construidos durante la IIGM en el Muro Atlántico. Además de ser director de la Escuela Especial de Arquitectura de París entre 1968 y 1988, recibió el premio nacional francés Crítica de la Arquitectura en 1987. Entre sus numerosas obras se encuentran La inseguridad del territorio, Estética de la desaparición, La máquina de visión y El arte del motor.