El espacio, esa materia
Pablo Capitán, Fernando García, Oier Iruretagoiena, Idoia Montón, Susana Solano
18 enero, 2019 01:00Oier Iruretagoiena: Sin Título, 2017
Asomar la cabeza con cierta frescura es fácil, pero mantener un proyecto sin que este se agote son ya palabras mayores. Alejada de lo comercial e institucional, Halfhouse es una asociación que, en diez años de andadura en Barcelona desarrollando su actividad en la mitad de la vivienda de los artistas Alberto Peral y Sinéad Spelman, ha conseguido establecer un diálogo fructífero y singular entre artistas de varios contextos -local, nacional e internacional- y distintas generaciones.Después de tres mudanzas y ya en su nueva sede en el barrio de La Sagrera, Halfhouse se ha emancipado del entorno doméstico y ocupa ahora parte de una gran nave industrial dividida en estudios de artistas. Y haciendo honor a los usos del nuevo emplazamiento, las exposiciones de esta temporada están ideadas por artistas que invitan, a su vez, a colegas afines a su obra tanto desde el punto de vista discursivo como formal. La fórmula funciona y da frutos experimentales y desinhibidos.
Tras el estreno de Luis Bisbe con dos de sus alumnos de la Facultad de Bellas Artes de Barcelona y obras singulares de Daniel Steegmann y Antoni Llena, el segundo artista invitado a comisariar una exposición es David Bestué (Barcelona, 1980). La propuesta es una cuidada selección de piezas de cinco artistas, muy distintos entre sí, que trabajan en torno a uno de los pilares de la obra del propio Bestué: la materia como memoria de un pasado que, al tiempo que se hace presente, invita a reflexionar sobre nuestra relación con el espacio. La muestra pone el foco en la importancia de los discursos escultóricos que moldean los materiales hasta dar con su forma justa, y tiene como piedra angular la pieza de Susana Solano No lo sé n°1. Se trata de una obra en hierro y plomo realizada en 1987 que parte del interés de esta artista catalana (Barcelona, 1946) por la consideración del espacio escultórico y arquitectónico como morada del alma.
Susana Solano: No lo sé, 1987
Con obras tan bien escogidas e instaladas en el espacio, potenciando el volumen de la sala con la luz que penetra por sus enormes ventanales, no es esta muestra una simple reunión de artistas o amigos sino la obra de un creador que, a través de la de otros, apuesta por la singularidad de los lenguajes artísticos, la coherencia de los discursos bien armados, la capacidad de sorprender y la consideración de la materia como espacio para reflexionar.