Recoger el plano, llenarlo de cruces, entrar en el pabellón 9, esperar a los coleccionistas, los nervios de las 10 menos cinco del primer día. Hay rituales que se repiten año tras año entre galeristas, coleccionistas, responsables de museos y, también, entre los propios codirectores de ARCO. La feria es una fiesta que a veces queda marcada en nuestra memoria por lo que vemos y hacemos en esos primeros minutos. Hablamos con algunos de sus protagonistas, fieles desde hace años a la cita, de lo que supone para ellos.
Que respiren las piezas y no falte el jamón
Aunque hace tiempo que participo en las ferias más importantes, sigue ilusionándome preparar un stand. Con mucha antelación ya tengo el plano del espacio ampliado y voy colocando todas las obras que pienso llevar, hago dibujos...
Lo cuido muchísimo y le dedico muchas horas, y pienso que si algo no se vende, ellos se lo pierden. Normalmente, no puedo visitar otros stands porque el mío está muy concurrido y no puedo moverme ni para comer. No quiero perderme nada. Nos llevamos el calienta-agua, algún dulce y nunca nos falta un magnífico jamón que nos mandan directamente desde Jabugo. La gente ya lo conoce. Cuando llega el día de la inauguración, repaso todo con detalle, obra por obra. Las piezas, cuando están en su sitio, respiran y se ennoblecen, sin embargo en el lugar inadecuado están malhumoradas. Este año con Perú va a estar muy animado. No había visto nunca tanta expectación con un país latinoamericano.
Diario de un encuentro
El primer día de cada edición de ARCO es muy gratificante. Llego muy pronto, para ver la feria montada sin gente y supervisar los detalles del desayuno de coleccionistas. A las 10 me gusta estar en la puerta del pabellón 9 saludando a los invitados, en especial a los extranjeros que se han desplazado a Madrid con motivo de la feria. Es agradable saludar a aquellos con los que llevas cruzando mails durante meses. Esa mañana también disfruto de la reunión con los comisarios de la Fundación ARCO, quienes comparten con Maribel y conmigo sus ideas sobre las nuevas piezas para la colección. Hacia las 12, el encuentro con la prensa, un gran aliado. A la 1 empieza el Foro con una charla magistral que este año realizará el nobel peruano
Vargas Llosa. A partir de entonces,
sin dejar de supervisar, dejo que artistas, galeristas, coleccionistas, críticos y visitantes se encuentren en el marco de ARCOmadrid.
Con acento latinoamericano
ROSARIO PEIRÓ. Responsable de Colecciones del Museo Reina Sofía
Además de feria, ARCO es lugar de encuentro e intercambio, una oportunidad para descubrir, no solo obras de arte, sino lo mucho que hay detrás de ellas, para poner en un contexto internacional la producción artística de nuestro país. Un lugar que, además de mercado, genera esfuerzo, ilusión, y también disfrute y celebración, donde
los profesionales del sector, una vez al año, compartimos proyecto y enseñamos la mejor versión de nuestra industria. Una de las cosas que me más gusta y que la hacen sin duda especial es el acento latinoamericano que se ha conseguido dar a la feria. Galerías, artistas y especialistas de todos los países de Latinoamérica tienen cada vez más presencia en la vida cultural de la ciudad y eso se traslada a ARCO. He sido testigo del crecimiento de esta interrelación y desde el Reina Sofía nos sentimos satisfechos de haber contribuido a ella.
Un ritual pasillo a pasillo
MARÍA DE CORRAL. Comisaria
ARCO ha conseguido tener una personalidad propia y sus dimensiones te permiten verla bien y hablar con los galeristas. Cada año estudio el programa, veo qué galerías vienen, tanto españolas como extranjeras, los artistas que traen y las posibles sorpresas. El primer día, nada más llegar a la feria me hago con un plano para saber cómo se han organizado las galerías en el espacio y también para pensar cómo me organizo yo.
Mi ritual es recorrer la feria pasillo a pasillo, muy sistemáticamente, e intentar ver todas las galerías, casi siempre empezando por el pabellón 9. Suelo pararme a hablar con galerías de fuera de Madrid o extranjeras que no veo tan a menudo y busco obras de artistas que me interesan. Pero lo que más me gusta es encontrar obras que me sorprendan. Este año participo en un premio para artistas jóvenes y espero encontrarme con muchos interesantes, así que elegir uno solo será difícil.
Adicción al arte
Soy fiel a mi cita con ARCO desde la primera edición del 82 y he sido testigo de su brillante evolución y de cómo se ha convertido en un escaparate privilegiado para los coleccionistas. Durante estos 37 años la feria ha creado un tejido artístico y social imprescindible. Y compro siempre.
El coleccionismo es una pequeña droga difícil de evitar y aunque algún año mi intención haya sido limitar las compras o ir con precaución, siempre hay algo que me encanta y caigo en la tentación. Es todo un baño de arte. Me preparo la visita, sí. Lo primero que hago el día de la inauguración es hacerme con el plano e ir marcando, sin un itinerario claro puede resultar algo confuso. Son muchas las que no me gusta perderme, con especial atención a las latinoamericanas que, gracias a las distintas ediciones de países invitados, cada vez son más. Admiro profundamente a todas las galerías, ellas son las que nos descubren a los artistas con su trabajo, su dinero y su esfuerzo.
Nervios, emoción y cierto vértigo
MARIBEL LÓPEZ. Codirectora de arco
La noche anterior no duermo mucho por el cansancio acumulado, los nervios, la emoción, las expectativas y cierto vértigo. Pero cuando llega el miércoles, empiezo a respirar. Todo el equipo nos encontramos primero en la oficina, nos admiramos unas a otras -es el día de sacar nuestras mejores galas- y bajamos a la feria. Todo el trabajo del año, de los años, ya está hecho, y
confiamos en haber hecho lo posible para que las galerías tengan éxito, los coleccionistas encuentren buenas obras y los profesionales descubran contenidos interesantes. Tras los últimos preparativos del desayuno, y los saludos a los galeristas que van llegando a sus stands, me acerco a la puerta del pabellón con Carlos, esperamos unos minutos, que pasan con algunas risas nerviosas, y a las 10 recibimos a los primeros coleccionistas. Sus expresiones hacen que todo el trabajo del año haya valido la pena.
El ‘complejo ferial' como forma de vida
Mi visita a ARCO ha ido cambiando a lo largo de los años: a comienzos del 2000 venía desde Galicia a investigar, sin conocer a nadie. Luego comencé a entender líneas y generaciones, apegándome a los cercanos, entendiendo la feria también como un terreno laboral de intercambio y proyecto. Cuando trabajaba en el CGAC, comenzó la labor de analizar futuras adquisiciones. Después, comisariando la sección joven de Opening, trataba de construir un espacio entre afectivo y profesional donde las galerías pudiesen desarrollar su trabajo. Actualmente mi visita está condicionada por mi labor de asesor de la Colección Fundación ARCO y el jurado del Premio ARCO de la Comunidad de Madrid, y por el fomento del intercambio continuo entre los agentes extranjeros con los locales dentro y fuera de la feria. Es decir:
una semana donde el "complejo ferial" se convierte en mi forma de vida.
Ideas de futuro
ROCÍO DE LA SERNA. Galerista
Cuando vamos a ARCO lo primero que hacemos es localizar cada uno de los apartados del programa. Siempre visitamos las secciones o stands comisariados, que establecen relaciones entre las piezas expuestas. Inevitablemente nos fijamos mucho en los montajes, en la presentación de las piezas -sobre todo en instalaciones-, y siempre sacamos ideas para el futuro. Visitamos la zona de galerías jóvenes para conocer qué están haciendo las galerías de nuestra generación, que a menudo son propuestas arriesgadas. También tratamos de descubrir trabajos de artistas internacionales que normalmente no vemos en España y siempre es fantástico ver qué novedades presentan los artistas españoles a los que seguimos.
Este año, en el que participamos por primera vez en la feria, esperamos lograr mayor visibilidad internacional como galería y, especialmente, dar a conocer el trabajo de Manuel Franquelo-Giner y de Marla Jacarilla a un público más amplio.
Viejos conocidos, nuevas propuestas
ARCO es una feria que se vive con gran intensidad. Participan muchas galerías conocidas, artistas que seguimos con proyectos muy interesantes, nuevas propuestas...
Suelo recorrer primero, y más a conciencia, el pabellón dedicado al arte más actual y acercarme a ver obras de artistas jóvenes que presentan determinados espacios. Pero paseo por toda la feria, a pesar de los encuentros por los pasillos y las distintas actividades. Me gusta tener un panorama completo de sus distintos apartados y una visión detallada de las propuestas que más me interesan, también de secciones como Solo/Dúo, de las mejores en los últimos años. También asistimos a performances, charlas y presentaciones de libros. En esta edición, con Perú como país invitado, anima tanto ver las obras de varios artistas peruanos cuyo trabajo ya conozco, como dejarme sorprender por nuevas propuestas.
Plano, café y cambio de ruta
SERGIO RUBIRA. Subdirector de Colección y Exposiciones del IVAM
Lo primero que haremos cuando atravesemos la puerta de entrada a ARCO es recoger un plano en el mostrador e ir a tomar un café para repasar el recorrido que queremos hacer. No suele ser fácil establecerlo. Hay muchas obras que ver y muchas personas con las que encontrarse. Como muchas galerías nos envían información unas semanas antes, y nosotros también hemos marcado unas líneas de búsqueda previas relacionadas con la programación de los próximos años y las adquisiciones que estamos haciendo para la colección, lo solemos llevar organizado desde Valencia. Sin embargo, ya
sé que siempre ocurrirá algo a última hora que nos obligará a alterar los planes: una cita que cambia de día, una reunión que se adelanta o atrasa... Así que ese recorrido ideal que repasamos el primer día tomando un café, no será igual al que finalmente haremos.