La grafía apretada de José Vera Matos
A través de la escritura el artista habla en la galería Casado Santapau de la conquista española y el subsiguiente choque de culturas
19 octubre, 2020 09:21Tempestad en los Andes, publicada en 1937, fue uno de los primeros y más importantes libros de Luis Valcárcel (1891-1987), figura clave del indigenismo peruano. El texto, con tono profético, exaltado y amenazante, auguraba una sociedad transformada por el “nuevo indio”, ideal en el que confluían la visión sublimada del Tawantinsuyo con la utopía marxista. José Vera Matos (Lima, 1981) reproduce en las piezas axiales de esta exposición en la galería Casado Santapau fragmentos de esa obra tormentosa que forma parte de la bibliografía esencial del “nuevo indigenista”, calificativo aplicable a no pocos artistas que conforman una de las tendencias allí más potentes. Fue subrayada, como recordarán, en la selección institucional para ARCO 2019, cuando Perú fue país invitado, pero también en la extra-institucional, destacando el comisariado que aquí mismo firmaron este artista y Ximena Garrido-Lecca: Lengua madre / lengua bárbara oponía, desde el pasado al futuro, la cacofonía y la capacidad parlante de las formas al español como instrumento de dominación.
La escritura es la herramienta artística de Vera Matos para hablar de la conquista española y el choque de culturas
La escritura es la principal herramienta artística de Vera Matos, que reproduce con grafía apretada textos literarios o historiográficos que interpretan la conquista española y el subsiguiente choque de culturas. El papel de amanuense que adopta es del todo anacrónico y absurdo, máxime cuando los textos que copia resultan en sus dibujos ilegibles. Pero es que el objetivo no es que leamos las palabras. Es que entendamos que las narraciones históricas construyen y entretejen el devenir cultural; y, así, las líneas que forman letras y frases son, en sus composiciones, material edilicio cuando evocan las monumentales piedras a hueso de la arquitectura inca o finísimos hilos cuando recrean los patrones de los asombrosos textiles de los pueblos antiguos. La Historia y la identidad nacional, pero también la historia del arte o las propuestas artísticas del presente, se cimbrean en torno a esas narraciones que mienten, exhuman, imaginan, aplastan o glorifican.
Otra de las referencias fundamentales para el indigenismo que revisa aquí Vera Matos es la crónica de Guamán Poma, que en el siglo XVI trabajó para la administración colonial como traductor del quechua y que escribió para Felipe III una historia del mundo andino que defendía los derechos de los indios, en particular el de propiedad. Las transcripciones que hace el artista de un reciente artículo de Jean-Philippe Husson sobre ella comparten la sencilla composición con las del libro de Valcárcel: un recuadro central rojo sobre un fondo en negro, en el que se perciben zonas con tinta más tenue por efecto del cansancio de la mano al final de una sesión de dibujo. Los juegos geométricos quedan reservados al rectángulo central y el conjunto hace pensar en la elegancia caligráfica y compositiva de los coranes manuscritos, pero también en la gráfica inmediata del panfleto y la bandera.
En el centro de la sala, una guitarra rota y dos enormes cirios. La presencia de otro dibujo-escrito que cita El sistema de los objetos de Baudrillard invita a entenderlos como “objetos marginales”, que encuentran su significación en el tiempo: como el idioma, serían instrumentos de tiranía española. Una llamada al debate que deberíamos extender a la capacidad del arte, en el contexto del mercado, para contribuir a la resolución de esos conflictos o para reforzar las tensiones ideológicas y sociales.