¿A qué suena la escultura?
Silbidos, sonidos de bebé y máquinas que ya no están en tres exposiciones llenas de frescura en Madrid
28 septiembre, 2021 09:23Elena Aitzkoa. Terraplén. Galería Rosa Santos. San Cosme y San Damián, 11. Madrid. De 1.400 a 8.000 €. Hasta el 13 de noviembre
Según la RAE, un terraplén es un desnivel con una cierta pendiente, además de un macizo de tierra con el que se rellena un hueco, una definición –la segunda– que explica a la perfección por qué Elena Aitzkoa (Apodaka, 1984) ha titulado así su exposición en el nuevo espacio de la galería Rosa Santos en Madrid. La escultora y poeta crea pequeños ecosistemas con todo tipo de materiales –musgos, líquenes, piedras…– objetos que recopila de manera intuitiva y va embalsamando bajo una capa de escayola y pigmento. Sus primeras piezas tenían algo de hatillos, de paquetes anudados sobre sí mismos que daban pistas de lo que escondían en su interior, algo que no ha abandonado en los trabajos recientes, pero que sí ha depurado. Las formas se retuercen todavía más sobre sí mismas, hacia un interior del que brotan flores secas, troncos, cocos. Sigue siendo una escultura muy vivida que parte del cuerpo para dar espacio a pequeñas concavidades, a esos resquicios que la artista acaricia con su voz y sus silbidos para descubrir las distintas resonancias que caben en los materiales.
Rebecca Glover. To The Edge Of What I Wasn't, I Was. Galería Silvestre. Doctor Fourquet, 21. Madrid. De 600 a 5.000 €. Hasta el 13 de noviembre
Se mueve también entre lo performativo, la escultura y el sonido Rebecca Glover (Londres, 1984) en su primera exposición en la galería Silvestre, una maraña de cables, orgánicas esculturas y dibujos que nos hacen pensar en fluidos y en órganos vitales. En su obra se cruza el medioambiente y el cuerpo, aquí desbordado por su propio embarazo y los sonidos de su bebé, que se activan en ocho altavoces deshilachados cuando visitamos la exposición y paseamos entre las esculturas de líquenes, hongos y otros nutrientes. Algunos de los dibujos están hechos con pigmentos naturales traídos de las Azores y polvo de lava y las formas envolventes de las esculturas –de cerámica y de masilla– tienen algo de vísceras, de orejas retorcidas. Todo aquí gira en torno a la escucha: ¿Cómo hacerlo a través de un cuerpo compartido?, se preguntaba la artista en una performance el fin de semana de Apertura. ¿Cómo resuenan dos cuerpos juntos?
Linarejos Moreno. Ritual y mecanismo. PhotoEspaña Gallery. Alameda, 9. Madrid. De 700 a 11.600 €. Hasta el 24 de octubre
El espacio tiene una fuerte presencia en las fotografías de Linarejos Moreno (Madrid, 1974) que muchas veces salta de las dos dimensiones de las arpilleras tratadas con blanco sobre las que revela, prolongando sus líneas con hilos y materiales industriales. PhotoEspaña Gallery ha reunido una selección de sus trabajos de 2008 en adelante para hablar de la relación de la artista con lo industrial y lo mecánico. Ahí están las fotografías que hizo en la antigua fábrica de su familia, en las que medias figuras humanas, algo fantasmagóricas se fundían con máquinas, o las maquetas de flores creadas para su estudio botánico que presentaba en PhotoEspaña en 2016. Dejaba entonces a la vista los cortes, las articulaciones y hasta sus etiquetas, recordando la condición de artilugios de estas falsas naturalezas.