Todavía son minoría pero ya están creando escuela. Las mujeres al frente de los museos de arte contemporáneo en España tratan de dar un giro a las colecciones de los centros que dirigen. Se rebelan contra lo establecido a golpe de exposición y realizan una labor callada que va calando.
En el Día Internacional de los Museos, reunimos a las directoras de cinco de centros de arte contemporáneo españoles. Elvira Dyangani Ose (MACBA), Nuria Enguita (IVAM), Beatriz Herráez (Artium), Imma Prieto (Es Baluard) y Bárbara Rodríguez Muñoz (Centro Botín) nos hablan de sus colecciones, sus museos y los retos que tienen por delante.
Espacio para la desobediencia
Elvira Dyangani Ose, directora del MACBA, Barcelona
Cada director o directora tiene su propia posición de partida. La mía es el contexto inmediato. La programación y la colección responden a una serie de diálogos con numerosas autoras. Algunas llevan tiempo demandando que el hecho no está solo en rescatar historias no contadas, sino en desvirtuar la plataforma que las silenció en primer lugar.
La historia del arte también es generadora de muchas ausencias. Hace años que los museos han producido muestras de artistas olvidadas, pero esa reformulación era programática y nada de eso, o poco, ha cambiado el museo.
La nueva comisión asesora contribuirá a que la adquisición de obra no se quede en una transacción, haciendo de ese gesto una acción política. Como la reciente compra de obra de Teresa Lanceta en el contexto de su exposición o la de Vitrina (1989) de María Teresa Hincapié, ahora en el Museo de Medellín y que vendrá en otoño.
Ese MACBA de los afectos del que me gusta hablar es el que se abre a un ecosistema que siente que en ocasiones el museo le ha dado la espalda
El museo debería ser un espacio de diálogo. Es fundamental dotar a los agentes que conforman el aspecto más humano de la institución –equipo, artistas, público– de un espacio para la apropiación, para el acuerdo, pero también para la reflexión crítica y la desobediencia.
Ese MACBA de los afectos del que me gusta hablar es el que se abre a un ecosistema que siente que en ocasiones el museo le ha dado la espalda. Todo esto requiere tiempo y escucha. El museo no es autónomo, no existe separado de la vida.
Tiene que asumir su rol de servicio público y su noción de preservación patrimonial tiene que alcanzar a sus comunidades. Tiene que ser capaz de renovarse, llevarse al límite. Si no estamos en contacto con esa realidad correremos el riesgo de ser irrelevantes.
En crisis permanente
Nuria Enguita, directora del IVAM, Valencia
Nuestra estrategia, crítica por definición, es pensar la colección desde una perspectiva postfeminista para ir retejiendo relatos y prácticas diversas, disidentes y alejadas del canon y de la norma histórica. Las mujeres son sujetos activos y su experiencia es necesaria. Pero atender al número no es suficiente. Lo importante es transformar los discursos hegemónicos para entender de otra manera el conocimiento heredado, con la esperanza de transformar el presente.
En el IVAM hacemos visible la obra de mujeres artistas con las exposiciones, adquisiciones, presentaciones, etc. Un ejemplo es la programación expositiva de este año: Annie Albers, Anna Boghiguian, Zanele Muholi, Carmen Calvo, Teresa Lanceta, Mar Arza, un proyecto de Ana Penyas y Alba Herrero…
Trabajamos sesgos como la invisibilidad de ciertos grupos; los estereotipos, que asignan roles tradicionales y rígidos
Trabajamos sesgos como la invisibilidad de ciertos grupos; los estereotipos, que asignan roles tradicionales y rígidos; el desequilibrio que resulta de la inclusión de un único punto de vista; el aislamiento debido a la separación de temas relacionados con mujeres y minorías y los sesgos lingüísticos. Hay que transformarlo todo para desvelar nuevos significados.
Si aceptamos que la normalidad es la crisis, los museos están en crisis permanente. La pandemia nos ha hecho conscientes del entorno próximo. La globalización es un hecho y los museos han de trabajar en el intercambio de ideas, pero siempre desde la consciencia del lugar en el que nos encontramos.
El mundo del arte es un sector muy precarizado y a menudo sus instituciones carecen de financiación para llevar a cabo proyectos transformadores. Habría que fomentar medidas administrativas encaminadas a reducir la burocratización y nuevas medidas laborales y fiscales para los artistas.
En cuanto al museo, el gran reto es volver a convertirse en espacios de encuentro. Queremos hacer que el IVAM sea la casa de todos, de todas.
Un lugar para conspirar
Beatriz Herráez, directora de ARTIUM, Vitoria
La redistribución de los recursos en términos paritarios es fundamental para hacer frente a la representación desigual de las artistas en las instituciones públicas y es fundamental para dar respuesta a un desajuste estructural. En Artium Museoa es una cuestión trasversal.
Acabamos de inaugurar tres exposiciones con Anna Daucíková, Erlea Maneros Zabala y Ainara Elgoibar. En 2021 el museo programó 15 muestras individuales, 9 con artistas mujeres; y se abrió el Centro de Investigación y Documentación de Artistas Vascas. Desde 2019 el 70% de las adquisiciones y donaciones han sido de artistas mujeres, entre otras, Katinka Bock, June Crespo, Maneros Zabala o Malús Arbide.
Y aunque las mujeres somos minoría en los puestos directivos, no es así en la gestión de los programas y en otros ámbitos de trabajo de los museos. Lo fundamental es la aplicación de una perspectiva feminista que transforme las instituciones en espacios democráticos, reflejo de una sociedad capaz de mirarse críticamente.
Entender el museo como ese 'lugar para pensar', donde encontrase y compartir, ese espacio para 'conspirar' reclamado por los artistas
La capacidad de trabajar en crisis es inherente a cualquier proceso artístico y ha de serlo también a las instituciones. El espacio del museo no es neutro, sino el artífice de narrativas que tienen efectos concretos en un marco de producción de sentido. Esas narrativas deben contribuir al conocimiento y a proporcionar herramientas para trabajar con la situación que atravesamos, reconociendo siempre su complejidad.
Es importante entender el museo como ese “lugar para pensar”, donde encontrase y compartir, ese espacio para “conspirar” reclamado por los artistas, en el que públicos y agentes sociales habrán de ser cómplices necesarios.
Los retos de Artium pasan por consolidarse como referente del sistema del arte contemporáneo, continuar el desarrollo de redes de colaboración nacionales e internacionales, asegurar la transversalidad de la cuestión de género, hacer crecer la colección y reforzar la conexión con público y con el entorno.
Generadores de nuevos patrones
Imma Prieto, directora de Es Baluard, Palma de Mallorca
Tener en cuenta a las mujeres a la hora de programar en un museo es un gesto que responde con honestidad a las manifestaciones artísticas de nuestra historiografía y de nuestra contemporaneidad. Cualquier otro criterio sería censurar la realidad: no incluir a las mujeres es amputarle una parte a la historia pasada y presente.
Bajo mi firma, abrimos temporada con Ana Vieira, Martha Rosler y Marina Planas. Ahí hemos seguido, desde Teresa Margolles, Elena del Rivero, María Ruido o Lara Fluxà, entre otras. En el futuro tendremos a Dora García o Otobong Nkanga o, a nivel de recuperación histórica, estamos trabajando con el legado de Katja Meirowsky.
Además, cabe señalar que las mujeres ocupan un lugar importante no solo en las exposiciones sino en los textos que encargamos y en los programas públicos donde hemos colaborado con Hito Steyerl y Judith Butler, entre otras muchas.
Desde los museos generamos nuevos modelos pedagógicos que permiten trabajar y transformar la sociedad
Los museos tienen un papel primordial en el momento actual de crisis ecológica, social, económica... Desde los museos generamos nuevos modelos pedagógicos que permiten trabajar y transformar la sociedad. Mediante distintos dispositivos (exposiciones, talleres, conferencias) llevamos a cabo una labor que genera conocimiento y nuevos modelos y patrones de conducta, desde la crítica y los saberes múltiples y compartidos.
A los artistas se les apoya con exposiciones en las que se incluyan nuevas producciones, por ejemplo. Pagándoles sus honorarios y separándolos de la producción. Y, por supuesto, mediante una buena estructura en la política de adquisiciones de cada institución.
Los retos son seguir trabajando al servicio de la ciudadanía, seguir luchando por ampliar nuestros presupuestos, lo que facilita llevar a cabo todo esto. Y sin dejar de atender lo que es más visible: la programación.
Una oportunidad para mostrar nuestra relevancia
Bárbara Rodríguez Muñoz, directora artística del Centro Botín, Santander
Los grupos minorizados y menos representados en la cultura son, en realidad, una mayoría. Este año estamos disfrutando de una Bienal de Venecia en la que las mujeres y artistas de género no conforme han dominado las exposiciones principales, lo cual es una respuesta curatorial a un contexto social y cultural donde aún no hemos resuelto muchos problemas relacionados con el género.
Apostar por la colaboración, nutrir equipos y distintos ritmos de trabajo, entender la vulnerabilidad también como fortaleza, cuidar la accesibilidad y la inclusión, el compromiso ecológico…
Con todo esto trabajamos para el desarrollo del programa artístico en el Centro Botín, siempre en complicidad con la directora ejecutiva, Fátima Sánchez, y la directora de Artes Plásticas, Begoña Guerrica-Echevarría.
Involucrar a públicos diversos mediante la creación de espacios y programas más accesibles es uno de nuestro retos
En el contexto actual de crisis el papel del museo es imprescindible. De hecho, creo que es nuestra oportunidad para demostrar (¡y encarnar!) nuestra relevancia y construir públicos más jóvenes y diversos. La misión del Centro Botín es el desarrollo social y económico a través del arte y la creatividad.
Acabamos de inaugurar la primera muestra en España de Ellen Gallagher, una artista que desde el feminismo negro propone una reflexión sobre la emergencia climática, especialmente enfocada en los ecosistemas oceánicos, lo que representa un tipo de posición y metodología desde la interseccionalidad (entrelazando la justicia social con la medioambiental) que me parece vital para los centros de arte y cultura en la actualidad.
Involucrar a públicos diversos mediante la creación de espacios expositivos y programas más accesibles, porosos y polifónicos, así como intentar situar las exposiciones más internacionales en el contexto social, cultural y geográfico del Centro son nuestros principales retos.