Jacques Léonard, 'el payo Chac': el fotógrafo francés que se enamoró de los gitanos de Barcelona
La 54.ª edición del festival fotográfico de Arlés acoge la primera retrospectiva del fotógrafo que documentó la vida en las barracas de Montjuïc.
6 julio, 2023 02:03“Usted no sabe amigo, lo que tira la querencia”, cantaba Carlos Gardel sobre ese apego irrefrenable que tanto las personas como los animales tenemos de regresar al sitio donde nos hemos criado. Jacques Léonard (1909-1995) nació en París, pero sus raíces crecieron de tal manera en las barracas de Montjuïc, que no volvió a vivir en Francia.
Ahora, el país galo acoge la primera retrospectiva del fotógrafo, Jacques Léonard. El espíritu nómada, como parte de la programación de la 54.ª edición de Les Rencontres de la Photographie d'Arles. Comisariada por María Planas, organizada por la Fundación Photographic Social Vision, que representa el Archivo Léonard y en colaboración con el museo Réattu de Arlés, la exposición recorre la peculiar vida de Léonard a través de 164 imágenes -68 copias de época, 85 actuales y 11 retratos-, la mayoría inéditas.
Asimismo, coincidiendo con la inauguración del festival, la Fundación Photographic organiza una segunda exposición de Jacques Léonard en Arles, en esta ocasión en la Anne Clergue Galerie, titulada Les gitanes, que se podrá visitar del 4 de julio al 26 de agosto.
Hasta hace poco, el payo Chac, denominado así por su querida comunidad gitana, también era una figura poco reivindicada en nuestro país, que vio la luz, como suele ocurrir en estos casos, por casualidad. Fue trabajo de sus hijos, Alex y Santi Léonard, desempolvar los más de 20.000 negativos que documentaban una época pasada y un mundo al que pocos tuvieron acceso.
Léonard comenzó su trayectoria artística en el cine, en 1931, cuando era solo un jovencito curioso de 22 años, y su vida empezó a moverse al ritmo de la creciente industria del cine francés. Participó en la grabación del primer documental sonoro del país, El país de los vascos, y recorrió Marruecos, Libia o Suiza de mano de directores como Touriansky o Abel Gance. Justo una producción de Gance sobre Cristóbal Colón hizo que aterrizara en un Madrid en ruinas y con restos de metralla. Era junio de 1939, y a pesar del ambiente deprimente de la capital española, Léonard consiguió colarse en las tertulias del restaurante L’hardy y codearse con personalidades como el pintor Ignacio Zuloaga, el torero Domingo Ortega o el escritor Antonio Díaz Cañabate.
Había sorteado la Guerra Civil, pero no pudo escapar de la Segunda Guerra Mundial. Léonard decidió no retornar a la Francia de Vichy y quedarse en un Madrid lleno de agentes y espías de todas las nacionalidades. Pero no se quedó con los brazos cruzados, ayudó a cruzar clandestinamente los Pirineos a los aviadores aliados abatidos en Francia, a los políticos buscados por la Gestapo y a los judíos perseguidos. De aquello nació Evadés (1940), el reportaje fotográfico que recoge estas vivencias siendo, según el historiador Josep Calvet, “probablemente el único material gráfico conocido hasta hoy de este episodio histórico que, durante décadas, se había mantenido en el olvido en España”.
En estas fotografías, recogidas en la exposición El espíritu nómada, se ve la llegada y concentración de miles refugiados franceses en la plaza de toros de Málaga en 1943, justo antes de ser embarcados hacia el norte de África. Su toque documental y fotoperiodístico se mezcla con la mirada humanística propia del autor, y sorprenden por haberse realizado cuando todavía Léonard no era considerado un fotógrafo profesional.
En 1952, una vez terminada la contienda y al instalarse definitivamente en Barcelona, se ganó ese título al empezar a trabajar como freelance para cabeceras como La Vanguardia o La Gaceta Ilustrada. Destaca de aquel entonces su colección sobre la División Azul (1954), que muestra la llegada a Barcelona de los hombres reclutados por Franco para ayudar el ejército nazi en la invasión de Rusia, capturando el frenetismo y la emotividad del reencuentro y manifestando el interés de Léonard por las consecuencias de la guerra.
En Barcelona, el artista francés entabló amistad con otros fotógrafos, como Francesc Català-Roca, y se empapó del ambiente cosmopolita y moderno de la ciudad. Aunque sobre todo, quedó prendado por la Bajarí. Así llamaba la comunidad gitana a la ciudad condal y fue en ese ambiente donde conoció a Rosario Amaya, la modelo gitana predilecta de los pintores de la época. Temperamental, bella y tozuda, se negó a posar para Dalí. “A mí ese payo loco no me pinta”, dejó claro. Sí dejó, a pesar de los primeros prejuicios, que Léonard la fotografíase y al poco tiempo, se casaron.
No solo fue su matrimonio con Amaya lo que le abrió las puertas al mundo calé. El carácter camaleónico y el espíritu nómada que corría por sus venas le permitió mimetizarse con la comunidad gitana, mientras que los demás fotógrafos de la época tenían que conformarse con mirar desde el otro lado. Y es que Léonard era hijo de un tratante de caballos de origen gitano y de la propietaria de una casa de costura de París. Por lo que, como cuenta en El payo Chac, documental de Yago Leonard, el escritor de la biografía del artista, Jesús Ulled, más que una querencia por Barcelona, Léonard tenía una querencia por la gitanidad.
La exposición que acoge el Museo Réattu de Arlés se centra sobre todo en esta etapa de su vida, la más prolífica del artista, en la que Léonard documentó el rastro de un pueblo errante que vivía en la periferia de Barcelona, pero cuyas raíces llevaban creciendo en la ciudad durante décadas. Bodas, bautizos y celebraciones en torno al baile y al canto; las fotografías parecen sacadas de un gran álbum familiar, por la cercanía y la comodidad que desprenden los modelos, a los que parece importarles poco que su cotidianidad haya sido robada.
Con esta muestra, que se podrá visitar hasta el 1 de octubre en el Museo Réattu de Arlés, parece quedar saldada una cuenta pendiente con este nómada espiritual, enamorado de la etnia gitana y que dedicó su vida a defender sus orígenes.